PDeCAT

El PDeCat demanda al partido de Puigdemont por las siglas de JxCat

Un juez dictaminará esta semana si prohíbe de forma cautelar el uso de la marca

Carles Puigdemont y el presidente del PDeCAT, David Bonvehí, junto al exconseller Lluís Puig, y la vicepresidenta del PDeCAT, Míriam Nogueras, durante su reunión en Waterloo/Efe
Carles Puigdemont y el presidente del PDeCAT, David Bonvehí, junto al exconseller Lluís Puig, y la vicepresidenta del PDeCAT, Míriam Nogueras, durante su reunión en Waterloo/Efelarazon

Tras meses de negociaciones, el divorcio entre el PDeCat y Carles Puigdemont parece más cerca que nunca. El partido heredero de Convergència ha demandado a la nueva formación del expresidente de la Generalitat por apropiarse de forma «fraudulenta» de las siglas de JxCat, según ha avanzado hoy el «Ara» y confirmó este diario, y, de esta manera, se rompe también cualquier posibilidad de acuerdo entre ambas organizaciones de cara a las elecciones catalanas. Un juez ha convocado una vista para la semana que viene y podría dictar como medida cautelar la prohibición provisional del uso de las siglas en un momento sensible, porque JxCat está en pleno proceso de constitución –el Congreso fundacional empezó el 25 de julio y está previsto que finalice el 3 de octubre– y Cataluña está a las puertas de las elecciones.

El PDeCat registró las siglas de JxCat en 2017. Sin embargo, afines a Puigdemont han maniobrado para cambiar a los representantes legales de la marca y adueñarse de JxCat. De esta manera, los tribunales dirimirán quién se queda con unas siglas que han dado mucho éxito al espacio neoconvergente en las últimas citas electorales y que se han convertido en un activo importante.

Esta circunstancia pone más dificultades al partido de Puigdemont, que no está teniendo un nacimiento fácil. Al partido le está costando despegar: ya de entrada, aspiraba a engullir al PDeCat, pero la formación liderada por David Bonvehí se ha plantado y ha resistido hasta el punto de estar lista para concurrir en solitario a las elecciones. También preveía arrastrar masivamente a las bases del PDeCat hacia su nuevo proyecto político, pero, de momento, no lo está consiguiendo: más de un mes después de abrir el registro de inscripción de asociados –18 de julio–, ha reclutado más de 4.000 militantes, una cifra alta pero lejos de los números del PDeCat (13.000 militantes), que sostiene que solo se han dado de baja un 5% de sus bases.

El origen de las diferencias está en el proyecto, según defienden en el PDeCat, pese a que desde JxCat se ha intentado acusar al PDeCat de exigir cuotas de poder para integrarse en JxCat. El nuevo contexto surgido de la crisis del coronavirus, que puede dificultar el despegue de la formación de Puigdemont porque siempre se ha encontrado mucho más fuerte cuando el «procés» y la confrontación con el Estado estaban en el centro de la política catalana, se ha encargado de acentuar esas divergencias. Ahora, a raíz de la emergencia sanitaria, han cobrado protagonismo otras cuestiones de ámbito económico y social, aspectos que JxCat ha descuidado estos últimos años o ha adoptado posiciones alejadas del ideario político del PDeCat. De hecho, voces destacadas del nuevo partido lo sitúan en el centroizquierda.

El PDeCat, en cambio, aspira a consolidarse también como un proyecto independentista, pero de centroderecha, que sitúe la gestión en el centro y que reivindique el legado de Convergència, que ha gobernado Cataluña durante 28 de los últimos 40 años.

Esta tarde, a raíz de la demanda del PDeCat ante los tribunales, los cinco senadores de JxCat se han dado de baja del PDeCat como protesta. Lo cierto es que el PDeCat ha perdido activos muy importantes, como el propio Puigdemont o los presos –Joaquim Forn, Josep Rull y Jordi Turull–, pero también es cierto que mantiene una fuerte estructura territorial –más de un centenar de alcaldes en toda Cataluña y militantes (13.000)–.

Además, el expresidente de la Generalitat también ha intentado incorporar a JxCat a líderes destacados del PDeCat -como la consellera Àngels Chacón o el alcalde de Igualada Marc Castells-, pero, de momento, se ha llevado una respuesta negativa. El PDeCat también ha conseguido retener a Artur Mas, aunque por ahora está guardando un perfil bajo. El presidente de la Generalitat, Quim Torra, ha rechazado militar en JxCat para mantener la neutralidad, pese a que también es cierto que siempre ha mostrado mucho rechazo a las dinámicas partidistas.