Cine

Fiascos musicales en Hollywood (II): Scarlett Johansson se atreve a ponerse la piel de Tom Waits

Uno de los mayores sex symbols del cine de este siglo se quedó a medio camino en su disco de debut

Scarlett Johansson, en los premios Bafta Film, en Londres. Joel C Ryan/Invision/AP
Scarlett Johansson, en los premios Bafta Film, en Londres. Joel C Ryan/Invision/APJoel C RyanAgencia AP

Scarlett Johansson podría considerarse el mayor sex symbol femenino en este siglo, y también la más famosa entre las actrices. Y hay más méritos, como el de haber participado en películas brillantes, como “Lost in Translation”, “Ghost World”, “El Hombre que Nunca Estuvo Allí” y “Match Point” y algunas obras de las sagas de Marvel, como “Iron Man”, entre otros. Sin embargo, ni Scarlett es perfecta, y tuvo un involuntario desliz cuando grabó el disco “Anywhere I Lay My Head”.

Tras protagonizar de adolescente algunas películas, como la anteriormente citada “Ghost World”, además de estudiar en institutos de teatro, su fama fue creciendo gracias a “La Joven de la Perla” y, sobre todo, “Lost in Translation”, junto a Bill Murray y dirigida por una joven Sofia Coppola. No solo se dio a conocer entre el gran público, sino que fue alabada por la crítica. ¿Su truco? Seguramente la combinación entre películas independientes, el “mainstream” de Marvel y el prestigio de rodar a las órdenes de Woody Allen, además de su talento natural como actriz.

Su interés por el mundo de la música, a nivel profesional, empezó en 2005, cuando fue seleccionada para ostentar el papel principal en una producción de nada menos que Andrew Lloyd Webber, “The Sound of Music”. No fue escogida, pero se acrecentó su melomanía.

En 2006, apareció en el álbum benéfico “Unexpected Dreams: Songs from the Stars” cantando el estándar de George Gershwin “Summertime”. Un año después, actuó en vivo con uno de los grupos estandarte del “indie”,Jesus and Mary Chain, durante el show de reunión de la banda en el Festival de Música de Coachella, la meca del estilo en Estados Unidos. Con ellos también hizo un dueto en el tema “Sometimes Always”, e incluso estuvo a punto de hacer con ellos un dueto en el Primavera Sound de Barcelona, pero no sucedió.

Posteriormente, Johansson comenzó a trabajar en un álbum de estudio propio con TV en Dave Sitek de Radio .productor. Lanzado en Rhino en 2008, su álbum debut, Anywhere I Lay My Head , contó con canciones de Tom Waits , así como dos cortes con David Bowie .

Más tarde, Scarlett se asoció con el músico norteamericano de raíces Pete Yorn en 2009 para el álbum de duetos “Break Up” ., y ha ido realizando pequeñas apariciones en bandas sonoras, y colaborando con otros artistas, pero con resultados discretos, y sin llegar nunca, ni mucho menos, al gran público.

Teniendo en cuenta su filmografía y colaboraciones musicales, uno se esperaba de su disco de debut quizá otro tipo de sonido, más “indie”, quizá más sofisticado de lo que es “Anywhere I Lay My Head”. El título ya deja claras las cosas, tratándose de un tema de Tom Waits.

Cuenta con la producción de Dave Sitek, que es miembro del grupo de art rock TV on the Radio, tan pretencioso como su nombre, y que también trabajó con Yeah Yeah Yeahs y The Foals.

La influencia de Sitek en el disco desde luego se nota, y también el toque de la discográfica 4AD, el sello indie por excelencia. Pero el resultado es decepcionante para todo el que lo escucha. A medio camino de todo, sin concretar nada. No es ni convencional ni muy indie, es abrupto e intenso a ratos, pero queda muy lejos del tótem independiente que podría haber sido.

Todas las canciones son versiones de Tom Waits, y nueve de ellas posteriores a 1983, el año que marcó un antes y un después en la trayectoria del genio californiano. Fue cuando grabó “Swordfishtrombones”, y se alejó del jazz humeante para adentrarse en terrenos desconocidos, iconoclastas e inclasificables, muy difíciles de explicar para el profano.

El vanguardismo indiscutible de Waits en su obra de los últimos casi 40 años aquí no aparece, pese a los ritmos de “Green Grass”. Alguien definió el disco como una “fantasía subterránea” de los años 80 para una banda sonora de una película de Sofia Coppola. Una frase tan pretenciosa como el álbum, semiolvidado hoy en día.

En el dico, Scarlett demuestra realmente que no es mala cantante, pero su voz no acaba de pegar con la música que propone Sitek, con sus arreglos. El resultado es de falta de calidez, teniendo en cuenta además las canciones originales, hecho que se nota sobre todo en la bella (en voz de Waits) “Anywhere I Lay my Head”.