Covid-19

Un estudio liderado por IrsiCaixa confirma que los anticuerpos contra la COVID se mantienen seis meses

Julià Blanco: “Saber cómo se activa el sistema inmunitario nos está facilitando mucho el proceso de desarrollar una nueva vacuna”

El investigador de IrsiCaixa Julià Blanco en su laboratorio
El investigador de IrsiCaixa Julià Blanco en su laboratorioIrsiCaixa

Muchas son las incertidumbres que existen aún acerca de la inmunidad frente a la COVID-19. ¿Cuánto tiempo protegen los anticuerpos a quienes han superado el coronavirus? ¿Por qué no todos los pacientes generan anticuerpos? Aún quedan muchas incógnitas por resolver, pero un estudio liberado por IrsiCaixa arroja algo más de luz al respecto.

Tras hacer un seguimiento a 210 personas infectadas por SARS-CoV-2, se ha podido confirmar que los niveles de anticuerpos neutralizantes, aquellos que son capaces de bloquear al virus y evitar que éste entre en las células, protegiendo así al individuo, se mantienen al menos durante seis meses, tiempo que duró el estudio. Estos anticuerpos son parte destacada de la respuesta inmunitaria que se produce de manera específica para hacer frente a un patógeno, como puede ser un virus, y solo los anticuerpos neutralizantes tienen la capacidad de bloquearlo. En este sentido, Julià Blanco, investigador principal en IrsiCaixa y el Instituto Germans Trias i Pujol, explica al respecto que “se ha visto que la gran mayoría de estos anticuerpos bloquean la proteína S del virus y esto es lo que les confiere la capacidad neutralizante”, una información que Blanco pone de relieve puesto que “saber cómo se activa el sistema inmunitario nos está facilitando mucho el proceso de desarrollar una nueva vacuna”.

El estudio también ha permitido poner de evidencia que los niveles máximos de anticuerpos tienen lugar a los 17 días de presentar los primeros síntomas y, que tras ese período y hasta el tercer mes, se produce una decaída pronunciada de la respuesta inmunitaria, algo que entraba dentro de lo esperado, puesto que, tal y como indica Edwards Pradenas, investigador pre-doctoral en IrsiCaixa y primer autor del artículo, “mantener una respuesta inmunitaria tan potente durante demasiado tiempo podría ser perjudicial”

Para llevar a cabo dicho estudio, se dividió a los pacientes en dos grupos: los que pasaron la enfermedad de forma más grave y aquellos que la superaron de forma asintomática o leve. En este sentido, se ha podido comprobar como en este último subgrupo, que representa el 80% del total, la producción de anticuerpos también es sostenida en el tiempo, aunque más baja y no evidencia un pico inicial ni el descenso observado en los pacientes más graves. Así pues, esos niveles más bajos de anticuerpos en los pacientes leves o asintomáticos ponen de relieve la importancia de otros mecanismos de defensa de nuestro organismo frente a la COVID-19, al margen de los anticuerpos, como serían las células T. Éstas forman parte de la inmunidad innata y son la primera línea de defensa de nuestro cuerpo, de manera que podrían desempeñar un papel clave ante la ausencia de anticuerpos. Y para explicar lo que sucede con los pacientes asintomáticos o con síntomas leves, los investigadores barajan dos hipótesis: en estos casos, los bajos niveles de anticuerpos son suficientes para combatir la enfermedad en los primeros días de infección o éstos disponen de células T preexistentes activadas por infecciones anteriores por otros coronavirus como el del resfriado común, que también reaccionen frente al SARS-CoV-2.

En cualquier caso y pese a que aún no ha sido posible definir el nivel mínimo de anticuerpos necesario para tener capacidad para protegernos de una infección, los resultados invitan al optimismo de cara a pensar que la inmunidad podría ser protectora a largo plazo.