Elecciones Catalanas

Encuesta

Illa coge impulso y se acerca a la cabeza

Los socialistas crecen en el arranque de campaña de las elecciones catalanas, mientras la pugna entre JxCat y ERC se iguala. Vox se aleja un poco más del PP y Cs pierde fuerza

El arranque de campaña ha impulsado al PSC hacia la cabeza y ha situado a Esquerra y JxCat en empate a escaños, aunque el bloque no independentista continúa estando lejos de la mayoría parlamentaria. Así se desprende de la nueva encuesta de NC Report para este diario, en la que los socialistas catalanes, con Salvador Illa ya al frente de la candidatura y Pedro Sánchez de escudero (ha intervenido ya en dos actos electorales), conseguirían 29 escaños y se quedarían a tan solo tres de la victoria.

El sondeo, elaborado entre el 25 y el 30 de enero, estima una participación importante pese a la pandemia (68,7%), aunque lejos del excepcional 79,1% de 2017, y recoge ya el impacto –a medias– de tres circunstancias relevantes sucedidas en la última semana: la confirmación definitiva de la fecha de las elecciones para el 14 de febrero (29-E); la polémica por la abstención de Vox en la votación del decreto del Gobierno para el reparto de los fondos europeos (28-E); y, la salida de los presos independentistas de la cárcel gracias al tercer grado (28-E).

Esta encuesta, comparada con la publicada el lunes pasado por este diario y elaborada entre el 18 y el 22 de enero, permite constatar la subida del PSC de 25 a 29 diputados a costa de la pérdida de un escaño de Esquerra, Ciudadanos, CUP y Vox. El partido de Illa, que ha conseguido el cartel de rival a batir y concentra la mayoría de ataques y la atención de los adversarios, tiene todavía dos semanas de margen de campaña para consolidar su crecimiento y tratar de superar a los dos principales partidos independentistas.

En paralelo al crecimiento del PSC, que atraería un 15% de los votos de Cs y un 9,5% de los de Podemos en 2017, se sitúa la batalla entre Esquerra y JxCat. El partido de Oriol Junqueras y Pere Aragonès mantiene todavía la delantera en votos (815.140, un 21,2% del total) sobre la formación de Laura Borràs y Carles Puigdemont (753.620, un 19,6% del total), pero ya están igualados a escaños en 32. Es decir, como en 2017, la disputa por el liderazgo independentista se va a decidir por un puñado de votos y la incertidumbre va a permanecer hasta el final.

En este sentido, la salida de Junqueras de prisión puede favorecer a los republicanos, muy castigados en el tramo final de la campaña de las elecciones 2017 por la ausencia del líder. En aquella ocasión, el líder de ERC quedó encerrado en prisión sin ninguna visibilidad, mientras que la proyección de Puigdemont y la promesa de que volvería si vencía catapultó a JxCat. Ahora, también es cierto que el contexto es distinto, es de mucha menor tensión política, y la apelación a las emociones de los votantes independentistas tampoco tendrá el mismo efecto.

En cualquier caso, no parece que el independentismo vaya a pagar en las urnas el desgaste sufrido por la caótica e impopular gestión de la crisis del coronavirus ni la decepción y frustración causada en su electorado por el estancamiento en el «procés». El bloque separatista parece tener de nuevo la mayoría parlamentaria garantizada: en la encuesta de la semana pasada obtenía 73 diputados y en esta se queda en 71, tres por encima de los 68 que marcan la mayoría absoluta. Si bien, también se abre la puerta a «mayorías híbridas», como el tripartito entre ERC (32), PSC (29) y Podemos (8), que sumarían 69 escaños, según el sondeo.

En la pugna por la hegemonía del centroderecha español, Ciudadanos y Vox perderían un escaño con respecto a la encuesta de la semana pasada, mientras que el PP se mantendría igual. Los populares, que lograrían doblar la actual representación parlamentaria, aguantarían el empuje de la formación de Santiago Abascal, que se quedaría en 6 diputados y le permitiría también para tener grupo parlamentario propio -a partir de cinco parlamentarios-.

El partido de Abascal se puede beneficiar de aquí al 14-F de una campaña en la que vaya copando más espacio el debate del «procés» a raíz de la salida de los presos porque tiene un mensaje mucho más duro frente al independentismo y libre de cargas del pasado (a diferencia del PP), aunque también cuenta con la dificultad de enfrentarse a un candidato del PP muy respetado en el electorado constitucionalista, como Alejandro Fernández, que ha logrado disparar su popularidad gracias a un discurso renovado y elaborado y a sus buenas intervenciones parlamentarias. El candidato popular ha conjugado la autocrítica por la gestión de los populares en Cataluña en el pasado con iniciativas y proactividad para revitarlizar al PP y convertirlo en la casa común del constitucionalismo. También Vox puede acusar el desliz cometido al abstenerse en la votación del decreto del Gobierno para el reparto de los fondos europeos, que tanto bullicio ha generado.

Ciudadanos lograría evitar el «sorpasso» del PP, pero no un batacazo monumental y pasaría de los 36 diputados que obtuvo en 2017 a solo 13. El partido naranja ha situado a Carlos Carrizosa como candidato y está tratando de explotar la presencia de Inés Arrimadas, pero tampoco consigue, a tenor de las encuestas, remontar el vuelo. Según la encuesta, solo conseguiría mantener el 34,3% del total de votantes del 2017, mientras que un 12,1% se marcharía al PP, un 14,7% a Vox y un 23,2% a la abstención (el PSC se quedaría un 15%).

Lo cierto es que la campaña electoral se va a desarrollar de forma atípica por las restricciones de la pandemia y todo apunta a que los debates en televisión podrían tener una influencia determinante en los votantes. También decantará mucho el desenlace electoral el camino que tome la campaña: si la pandemia y la gestión económica y social pueden mantener un importante protagonismo, las formaciones más beligerantes (JxCat o Vox) perderán posiciones y ganarán terreno opciones políticas que están optando por la moderación y por poner el acento en propuestas de gobierno (PSC, ERC o PP).

En cualquier caso, todo apunta a que el Parlament tendrá la próxima legislatura ocho formaciones políticas.