Carrera postelectoral

Illa vs Aragonès: ERC inicia la carrera para negociar un Govern soberanista y frenar al PSC

Los republicanos buscan un frente amplio con Junts, comunes y la CUP repleto de vetos, y designan ya un equipo negociador. La derecha se resitúa después del 14-F

Esquerra ha tardado apenas unas horas en digerir los resultados electorales y en tomar la iniciativa para frenar el paso a Salvador Illa (PSC) y su anuncio de presentarse a la investidura. A diferencia de 2017, cuando los republicanos tuvieron que recular y claudicar ante Puigdemont y JxCat, ahora Pere Aragonès y ERC han arrebatado el mando al expresidentbuscan liderar la carrera y tratarán «de inmediato» la confección de un Govern soberanista.

Hoy mismo han anunciado a su equipo negociador –la portavoz Marta Vilalta, el presidente del Consell Nacional, Josep Maria Jové, el presidente del grupo parlamentario, Sergi Sabrià, y la «número dos» de la lista, Laura Vilagrà– y empezarán los contactos con la CUP, «un actor indispensable y uno de los partidos que ha salido más reforzado», en sus palabras, y no con Junts. Luego seguirán con los postconvergentes y los comunes, aunque el propio Aragonès «ya ha establecido los primeros contactos» con Laura Borràs (JxCat), Jéssica Albiach (comunes) y Dolors Sabater (CUP). Y es que los republicanos quieren una «vía ancha» que incluya a los postconvergentes, a los antisistema y al partido morado, una alianza repleta de vetos cruzados que se antoja complicada.

Después de superar a Junts, los republicanos se sienten legitimados para imponer su estrategia y emprender un giro hacia la izquierda que no rehúya la autodeterminación ni la amnistía, sus dos grandes reclamaciones. Por ello, su apuesta pasa por sumar 82 escaños con Junts, comunes y la CUP. «No hay tiempo que perder», señalan con la previsión de cerrar los primeros encuentros de forma inminente, «los próximos días».

Y es que el calendario aprieta y el anuncio de investidura de Salvador Illa, ganador de los comicios en votos y empatado a 33 escaños con ERC, ha inaugurado una carrera por liderar la alternativa y marcar la agenda. El socialista se pasó toda la campaña prometiendo que se presentaría a la investidura si se imponía en escaños y votos –a diferencia de Inés Arrimadas (Cs) en 2017– y ahora, tras el 14-F, no sólo mantiene su compromiso sino que ha tomado la iniciativa y ya prepara un plan de Gobierno. Asimismo, ha desvelado dos nombres que conformarían su equipo: Maurici Lucena (Economía) y Olga Pané (gerente del Hospital del Mar, para Sanidad).

Por su parte, Esquerra quiere lograr un acuerdo soberanista e independentista amplio incluso antes del 12 de marzo, fecha límite para la constitución del Parlament y la elección del presidente, un factor a tener en cuenta de cara a los siguientes pasos a seguir. Entonces, será el presidente de la cámara quien deberá iniciar una ronda de contactos con los grupos y convocar un primer pleno de investidura 10 días después, el 26 de marzo como límite.

Hoy, los republicanos han vuelto a dar un nuevo portazo a un hipotético tripartito con los socialistas –«No pactaremos con el PSC. Hay una mayoría independentista que hace que el PSC no sea determinante»– e insisten en su frente amplio. Sin embargo, la apuesta de ERC por aglutinar a Junts, CUP y comunes parece una quimera a día de hoy por los vetos cruzados entre formaciones: Junts y Borràs exigen un Govern «nítidamente independentista» y excluyen a los comunes, mientras la formación morada tampoco acepta cohabitar con los postconvergentes.

Junts y comunes, dos formaciones antagónicas a nivel social, parecen encarnar el agua y el aceite en política. De hecho, la líder del partido morado en Cataluña, Jéssica Albiach, apuesta claramente por un tripartito de izquierdas y ya ha pedido formalmente a ERC que levante el veto al PSC. «No podemos ir a ninguna parte con Junts. Aragonès insiste en una fórmula que sabe que no prosperará», advierten.

La CUP, la otra pata de este hipotético frente amplio que buscan los republicanos, también impone sus condiciones: giro a la izquierda, rescate social e independencia. Los antisistema vuelven a tener la llave de un hipotético Ejecutivo de corte independentista y exigen pasos hacia la autodeterminación y la amnistía -las tres formaciones tienen previsto registrar una propuesta de ley en el Congreso el mes que viene- y un plan social -reformar el IPRF a un tipo único del 49%, la expropiación de viviendas vacías o la suspensión del pago de la deuda- para comprometerse y decir su apoyo.

PDeCAT abre un “periodo de reflexión”

Otra de las sorpresas relativas de la noche fue el PDeCAT: la formación heredera de Convergència y el partido de Artur Mas se han quedado fuera del Parlament por primera vez. La formación ha abierto este lunes un “periodo de reflexión” y convocará en los próximos días a su Consell Nacional, máximo órgano entre congresos, para que tome las decisiones “que se tengan que tomar como partido”. Así lo ha explicado en rueda de prensa el presidente de la formación, David Bonvehí, después de que el PDeCAT obtuviese en las elecciones de ayer alrededor de 77.000 votos en Cataluña que no fueron suficientes para conseguir ningún escaño.

La oposición de Vox

En el otro lado del tablero, Vox ha sacado pecho de su irrupción en el Parlament con 11 escaños, recoge el testigo de Ciudadanos y se convierte en cuarta fuerza. Esta mañana, en su análisis, tanto el candidato, Ignacio Garriga, como el líder de la formación, Santiago Abascal, destacaron su voluntad de dar voz a todos aquellos catalanes que llevan décadas silenciados. Y han prometido una oposición dura y fuerte ante el independentismo, aunque sin dar más concreciones.

El PP catalán, por su parte, no ha realizado declaraciones después de perder un escaño por Tarragona y quedarse en los tres de Barcelona, mientras Carlos Carrizosa (Cs) ha descartado dimitir tras el histórico desplome del partido naranja y ha apelado a la “unidad” y el “trabajo” para reflotar este espacio político.