Esquerra y la CUP apuestan por imprimir un “giro a la izquierda” a la política catalana y al “procés”

Las negociaciones entre Esquerra y la CUP para la investidura de Pere Aragonès han arrancado hoy. Y, aunque todavía está todo en una fase muy preliminar, sí que han constatado el “giro a la izquierda” que ha mostrado la sociedad catalana con su voto en las elecciones del domingo y consideran que esta circunstancia se debe traducir en un cambio en las políticas del Govern y en el “procés”.

Ambas formaciones se han emplazado a una segunda reunión la próxima semana tras la de hoy, en la que han intercambiado puntos de vista sobre los resultados electorales y los “posibles escenarios a corto, medio y largo plazo”. ERC ha indicado que en la reunión han “coincidido en destacar tanto la victoria del independentismo como el hecho de que el movimiento político crece por la izquierda”. “Los resultados del pasado 14-F evidencian una voluntad clara de la población de un giro a la izquierda en las políticas en Cataluña y de un avance hacia la República catalana”, subraya la CUP.

Por parte de Esquerra, han participado en la reunión Sergi Sabrià, Josep Maria Jové, Marta Vilalta y Laura Vilagrà. Los cuatro dirigentes de Esquerra forman parte del equipo negociador de Esquerra, que ha dado prioridad a la CUP para negociar la investidura. Después de este encuentro, los republicanos tienen previsto reunirse con JxCat y los Comunes.

Por parte de la CUP han participado Carles Riera, Eulàlia Reguant, Pau Juvillà y Xavier Pellicer. Los cuperos tienen previsto reunirse durante los próximos días con diversas organizaciones sociales para abordar cuestiones sustanciales para el “nuevo ciclo”. Asimismo, también aspira a mantener encuentros con JxCat y los Comunes.

Lo cierto es que para que lleguen a buen puerto las negociaciones, deberán salvar múltiples obstáculos. Por un lado, están los vetos mutuos que mantienen JxCat y los Comunes: ninguna de las dos formaciones está dispuesta a ceder y aceptar un acuerdo con la otra.

Por otro lado, están las condiciones que impone la CUP y las propias desavenencias internas sobre cómo afrontar la próximas legislatura -si entrar o no en el Govern-.