Escenario postelectoral
Esquerra exhibe sintonía con la CUP, ¿pacto de izquierdas con Podemos a la vista?
Los republicanos han conseguido más avances con los anticapitalistas que con JxCat
Las negociaciones para la investidura de Pere Aragonès en Cataluña cogen por momentos tono de culebrón. Esquerra tomó la iniciativa y quiso apretar el acelerador desde el 14 de febrero para atar un acuerdo a cuatro (con JxCat, CUP y Comunes), pero, poco a poco, se ha ido encontrando muchas resistencias que hacen retrasar toda opción de pacto inmediato. Sobre todo, en JxCat y Comunes. Con la CUP, en cambio, pese a tropezar con los obstáculos y dinámicas propias del partido anticapitalista, se van produciendo avances que empiezan a abrir la puerta a un gobierno de izquierdas con la marca catalana de Podemos y sin la presencia de la formación de Carles Puigdemont y Laura Borràs, aunque el desenlace apenas se atisba aún y se antoja sobre la bocina.
Las conversaciones entre Esquerra y JxCat siguen encalladas: pese a que desde ambas formaciones hay contactos discretos, tan solo se han celebrado dos reuniones públicas en más de dos semanas y pocos avances. Y, ¿a qué se debe esta discordancia? Por un lado, a las deterioradas relaciones entre ambas formaciones, pero, por otro, también entra en juego el interés de algunos sectores de JxCat por forzar una repetición electoral para tratar de vencer a Esquerra, según señalan algunas voces. Entre ambas formaciones se están tanteando aún para tratar de conseguir una salida lo más beneficiosa posible tras la inestable legislatura pasada y ninguno quiere dar un paso en falso. Así, mientras que Esquerra y JxCat exhiben poco acercamiento, entre Esquerra y la CUP sí que hay más muestras de sintonía.
Entre ambas formaciones de izquierdas se han celebrado cuatro reuniones ya (todas públicas y sin contactos discretos). “Ahora estamos en un momento curioso porque la CUP tiene más ganas de negociar el contenido que JxCat”, apuntan desde Esquerra. Desde JxCat defienden su apuesta tanto por un acuerdo amplio que permita garantizar la estabilidad sin caer en las desavenencias de la pasada legislatura como por cuestiones sociales y económicas con un plan de choque.
Esquerra y la CUP han empezado por tantearse y explorar el ámbito social. Es un campo que al partido de Pere Aragonès le genera menos incomodidad que el “procés”, donde las diferencias son notables -su vía dialogada choca con la unilateralidad de los antisistema-, y permite allanar el camino hacia un acuerdo. ¿Por qué? Porque puede haber muchos más puntos en común pese a que algunas de las exigencias son de máximos e inasumibles. Por ahora, los republicanos han accedido a abrir una línea de trabajo sobre cambios en los Mossos que genera divergencias con JxCat, que prefiere dejar la carpeta de la policía catalana para más adelante, cuando se haya puesto en marcha el Parlament.
Y, si fructifica un acuerdo con la CUP mientras se mantienen las distancias con JxCat, los republicanos tratarán también de atar un acuerdo con los Comunes con quienes mantienen contactos también pese a las líneas rojas: los morados vetan a JxCat y apuestan por un gobierno de coalición con ERC con el apoyo externo del PSC. En este sentido, los anticapitalistas también incluyen a Podemos en la ecuación de gobernabilidad y le interpelan para medidas con acento social.
El pacto a tres entre Esquerra, la CUP y los Comunes cuenta también con patrocinadores, como el Institut Sobiranies, think tank creado en junio y liderado por voces procedentes de los tres espacios. Pese a que se ha constituido como espacio de reflexión, también ha empezado a señalar en esa dirección.
Esta operación a tres también es cierto que tiene difícil encaje parlamentario. Entre Esquerra (33), la CUP (9) y los Comunes (8) sumarían 50 escaños y se quedarían a 18 de la mayoría absoluta (68). En este sentido, necesitarían la abstención de JxCat (32) y el PSC (33) o el apoyo externo de alguno de los dos.
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