Cataluña

Puigdemont dinamita la investidura de Aragonès

JxCat da por hecho su rechazo al candidato a la presidencia de ERC en el pleno de este viernes en el Parlament de Cataluña

El Vicepresidente del Govern catalán, Pere Aragonès (i), y la presidenta del Parlament, Laura Borràs (d).
El Vicepresidente del Govern catalán, Pere Aragonès (i), y la presidenta del Parlament, Laura Borràs (d).Enric FontcubertaEFE

El independentismo se dirige hacia una nueva escenificación de sus congénitas divergencias. Salvo que haya un giro brusco en las próximas horas, JxCat tumbará este viernes la investidura del candidato de ERC a la Generalitat, Pere Aragonès. Los republicanos confían en que todavía hay margen para el acuerdo, pero los posconvergentes dan ya por hecho que no habrá pacto, circunstancia que puede dejar una nueva estampa de las tensiones que carcomen al separatismo nada más iniciar la legislatura.

En Esquerra no arrojan la toalla hasta el último momento. Hay múltiples carpetas todavía abiertas en la negociación, aunque sobresale una por encima del resto: el papel que pueda tener en la próxima legislatura Carles Puigdemont y su Consell per la República. El expresidente de la Generalitat pretende situar a esta entidad –privada, con 92.000 socios y afín a JxCat– como coordinadora del «procés», mientras que Esquerra, la CUP e, incluso, miembros de JxCat apuestan por crear un nuevo espacio que integre a todo el arco separatista.

La desconfianza en Puigdemont

Derrotado en las urnas, Puigdemont tiene la voluntad de tomar protagonismo y manejar el rumbo de la política catalana a través de esta entidad, algo que en Esquerra interpretan como una maniobra para «usurpar» poder de la Generalitat y del próximo president (Aragonès).

En este marco, los republicanos mantienen la confianza en trabar un acuerdo en las próximas horas a través del secretario general de JxCat, Jordi Sánchez, con quien hay buena sintonía. La desconfianza es absoluta con Puigdemont, quien ya en público advirtió hace un par de semanas que pondrían difícil las cosas a Esquerra.

Si JxCat consuma su rechazo a la investidura de Aragonès, las relaciones entre las dos principales fuerzas del independentismo quedarán muy tocadas en pleno inicio de legislatura. En la sala de máquinas de los republicanos hay una gran indignación por la actitud que está teniendo JxCat tras la derrota en las elecciones y, aunque todavía es pronto, también puede convertirse en el detonante que permita a ERC arrimarse aún más Podemos –que se ha descolgado de todo acuerdo que incluya a JxCat– y tantear al PSC.

En vilo por la CUP

Aragonès se presentará mañana a la investidura tras proponerlo la presidenta del Parlament, Laura Borràs, que impidió así los planes del candidato del PSC, Salvador Illa, de someterse a un pleno de investidura. Illa ha mantenido esta intención hasta este miércoles, ya que fue un compromiso adquirido durante la campaña electoral tras vencer en las urnas el pasado 14 de febrero.

En paralelo a las desavenencias entre ERC y JxCat que terminarán por dirimirse hoy, las bases de la CUP tienen que validar el preacuerdo con los republicanos para decidir qué votan mañana. Entre el partido de Aragonès (33) y los anticapitalistas (9) suman 42 diputados, insuficiente para la mayoría absoluta (68). Por ello necesitan sí o sí los 32 parlamentarios de JxCat.

Hasta ahora, la CUP se había convertido en el principal escollo para las investiduras de los presidents en Cataluña (tanto con JxSí como con JxCat), pero ahora ese papel lo ha adoptado JxCat. No obstante, el partido de Puigdemont ya ha salido a rechazar cualquier intención de forzar una repetición electoral, así que todo apunta a que con más o menos dificultades, acabarán invistiendo a Aragonès.