Sin president
JxCat y ERC alejan la investidura: ni prisas ni calendario
La sustitución de Cuevillas, exabogado de Puigdemont cesado del cargo, entra en las negociaciones: los republicanos supeditan su apoyo a un acuerdo global para el Govern
La parálisis política continúa en Cataluña siete semanas después de las elecciones. Lejos de avanzar hacia un acuerdo que posibilite la formación de un Govern en plena pandemia, el independentismo sigue a la greña, con las posturas enconadas y las espadas en alto pese a reemprender este miércoles los contactos. Tras la investidura fallida de Pere Aragonès (ERC) por la abstención del partido de Puigdemont, ambas formaciones han fijado posiciones, se han retado públicamente y han tensionado al máximo las negociaciones, reiniciadas a trompicones tras el parón de Semana Santa con el hipotético programa del futuro Govern.
Dos nuevos factores ha entrado en juego para la presidencia, con la fecha del 26 de mayo como límite para evitar una repetición de los comicios: un puesto en la Mesa del Parlament tras el cese fulminante del exabogado de Puigdemont, Jaume Alonso Cuevillas (JxCat), por cuestionar la estrategia de desobediencia, y el reparto de equilibrios en un posible Ejecutivo.
La vacante dejada por Cuevillas, la de secretario segundo de la cámara, ha sido la gran sorpresa de la vuelta de vacaciones, un movimiento que puede acabar afectando a los postconvergentes: el partido de Laura Borràs quiere colocar a su diputada Aurora Madaula como sustituta natural, una maniobra que necesita del concurso de ERC para salir adelante. Y ERC usa su posición y supedita el voto a favor a tener un acuerdo global para la investidura de Aragonès.
Así lo ha confirmado el expresidente del Parlament, el republicano Roger Torrent: «Se tienen que dar ambas cosas y resolverse en una negociación global», lo que conlleva que la propuesta de JxCat de sustitución de Cuevillas por Aurora Madaula no tenga el apoyo automático de ERC y que quede condicionada a un «acuerdo global» que incluya la formación del Govern. El exdiputado y exvicepresidente de la cámara, Josep Costa (JxCat) ya ha replicado vía redes sociales y ha exigido a los republicanos que voten a la postconvergente.
Termine como termine, el independentismo no perderá su mayoría en el órgano rector de la cámara al ocupar cinco de sus siete sillas, pero JxCat se juega ceder terreno a ERC y abrir la puerta a un nuevo escenario de pactos de izquierdas. El acuerdo suscrito para el arranque de la legislatura incluía dos puestos para Junts –la presidencia de Laura Borràs y una secretaría–, dos para ERC, dos para el PSC y uno para la CUP, algo que se materializó el pasado día 12 en la sesión constitutiva. Ahora, y tras el cese del postconvergente Cuevillas, Podemos ha aprovechado para presionar a los republicanos y ha propuesto a un candidato propio para el cargo, el diputado Lucas Ferro. El PSC y el PP han abierto la puerta a votarle con el fin de frenar el paso a Aurora Madaula, el nombre de JxCat que cuenta con el apoyo de la CUP. Ahora el tema está en manos de ERC, que podría dejar a JxCat con una única silla en la Mesa: la de Laura Borràs.
Un elemento más de presión de los republicanos a los postconvergentes después de que Puigdemont tumbara la investidura de Aragonès y alargara «sine die» la formación de un Govern que ERC lleva semanas reclamando con celeridad.
Y es que, una vez resuelta la cuestión del papel del Consell per la República de Puigdemont –se reformulará para crear una dirección colegiada del independentismo, aunque aún no se sabe cómo–, ERC cree que se debería empezar a discutir sobre «la estructura del Govern». Y aquí entra el segundo caballo de batalla: el plan del Ejecutivo, la división de poderes y la hoja de ruta a seguir. Los postconvergentes piden la vicepresidencia para Elsa Artadi y la cartera de Economía para gestionar los fondos europeos de la pandemia, algo que los republicanos no quieren soltar.
JxCat, de hecho, lleva días amagando con facilitar la investidura de Aragonès y dejar a ERC en minoría para pasar a la oposición, un reto lanzado por Jordi Sànchez el fin de semana y secundado por Borràs. No obstante, los republicanos entienden que se trata de un farol para presionar tras el pacto con la CUP y ante una recta final que acaba de empezar.
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