Poder institucional
Junts salva 200 altos cargos y asesores de la Generalitat con el acuerdo
La ruptura inicial, que ERC ha acabado rectificando, abrieron un cisma en los posconvergentes por el poder que acumulan en el Govern
El principio de acuerdo entre Esquerra y Junts per Catalunya para la presidencia y la formación de un Govern de coalición tiene su cara B: el reparto del poder en el seno del Palau de la Generalitat con los altos cargos y asesores asociados a la formación del Ejecutivo. Un botín importante, que supera los 200 dirigentes por cada partido, y que los posconvergentes logran salvar de nuevo tras no ganar los comicios del 14-F y quedar incluso por detrás de los republicanos -y del PSC de Illa- en escaños y votos.
Según la relación actual pública y a la espera de ver cómo termina definido el nuevo Govern, JxCat suma hasta 68 altos cargos repartidos en las 13 consejerías del actual Govern de coalición con ERC y 83 cargos de confianza y asesores, además de los dirigentes en entes y organismos públicos dependientes de la Generalitat y asociados a las fuerzas políticas. Por su parte, ERC acumula un número similar -más altos cargos (110), menos asesores- ya que ambas formaciones se repartieron al 50% el Ejecutivo derivado de las elecciones de 2017 y liderado en un inicio por Quim Torra.
La ruptura pública y el anuncio por parte de los republicanos de conformar un gobierno en solitario dejaron a JxCat momentáneamente fuera del Govern y abrieron un fuerte debate interno en el seno del partido de Puigdemont, una formación de nuevo cuño y con dos almas: un sector que bebe de la extinta convergencia y ha presionado por seguir en el poder y llegar a un acuerdo, y otro independiente que no veía con malos ojos volver a las urnas. La corriente más institucionalista está liderada por dirigentes presentes en el actual Ejecutivo como Meritxell Budó (Presidencia), Damià Calvet (Territorio) y Miquel Sàmper (Interior). Ahora queda por ver el dibujo
Conservar el poder y los cargos del partido en la Generalitat era precisamente uno de los objetivos en las negociaciones con Esquerra para evitar unos nuevos comicios en pleno verano y con el temor de que la abstención se disparara por el hartazgo de la ciudadanía. Cabe recordar que las elecciones del 14 de febrero supusieron la primera victoria parcial de Esquerra en unos comicios autonómicos ante el espacio derivado de la extinta Convergència.
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