Cataluña

Jordi Pujol pide perdón, aunque se defiende: “No soy un corrupto”

El expresident reaparece indirectamente a través de la publicación de un libro-entrevista

El expresidente de la Generalitat Jordi Pujol en un homenaje a su figura celebrado en Barcelona, en una imagen de archivo
El expresidente de la Generalitat Jordi Pujol en un homenaje a su figura celebrado en Barcelona, en una imagen de archivoMarta PérezEFE

Jordi Pujol regresa a la palestra política. Su voz, prácticamente silenciada tras la confesión por el dinero oculto en Andorra en julio de 2014, vuelve a hacerse oír en un momento de cambio en Cataluña y en el que, poco a poco, también va saliendo del ostracismo sea a través de algún homenaje -como durante su 90 cumpleaños- o de reportajes televisivos en TV3 que tratan, en cierta medida, de rehabilitar su figura. Ahora, en un libro-entrevista publicado por Vicenç Villatoro en Edicions Proa y titulado “Entre el dolor i l’esperança”, el expresidente de la Generalitat aborda diferentes cuestiones candentes, como la corrupción y el “procés”. De hecho, aprovecha para pedir perdón y defenderse, rotundo: “No soy un corrupto”.

Pujol se disculpa, aunque también se defiende y trata de relativizar sus actividades presuntamente ilegales: se refiere a ellas como un “borrón” -”esguerro”, en catalán- dentro de toda su extensa obra de gobierno. Aunque, también asume que es “irrecuperable”: es decir, incorregible, la tacha va a permanecer. No obstante, acota el “borrón” a su confesión, desentiéndase del resto de casos de corrupción que han afectado a Convergència, y explicando que el dinero de Andorra no declarado en Hacienda “no era propiamente” suyo sino una herencia de su abuelo Florenci. Y, añade, confiado, en que su imagen se puede restañar del desgaste: “Una vez superadas las etapas de encarnizamiento político y partidista, a veces las imágenes se recuperan. Podemos volver a hablar dentro de 10 años”.

En cualquier caso, sostiene que ha dado suficientes explicaciones tanto ante la Justicia como ante el Parlament y reitera en algunos pasajes del libro que, por parte suya, “no ha habido corrupción”. “También queda demostrado que, desde que me dedico a la política y, sobre todo, desde que soy presidente, mi patrimonio no se ha incrementado”, se defiende.

Asimismo, Pujol también aborda el “procés”. Hace un diagnóstico del porqué del estallido del independentismo -principalmente, señala la sentencia del Estatut por la quiebra de la confianza- y aboga por el diálogo como solución. El expresident apunta como causa de fondo, sobre todo, los años que van del 2000 al 2010, etapa bautizada por el historiador Joan B. Culla como la “década de la decepción”.

¿Cuál podría ser el primer momento decepcionante? Pujol contesta que hay varios ejemplos, pero reseña uno de ellos: un encuentro con José María Aznar en 2001 en Toledo, donde el entonces presidente del Gobierno celebra el buen entendimiento entre el PP y CiU entre 1996 y 2000 -legislatura del Pacto del Majestic- y ahora quiere apuntalar la relación estableciendo una fórmula similar a Unión del Pueblo Navarro o la democracia cristiana alemana y bávara -están unidos, pero son partidos distintos-. Y esta unión permitiría que tanto PP como CiU votaran juntos e incluso entraran el Gobierno ministros nacionalistas. Pujol lo rechazó y Aznar le advirtió de que “las cosas no irán bien, así”.

El cualquier caso, el culmen y detonante del “procés” es la sentencia del Estatut de 2010, a ojos del expresident, que estuvo a los mandos de la Generalitat entre 1980 y 2003. Si bien, Pujol también explica que evitó abrir el melón de la reforma estatutaria podría ser contraprodecente y “recular más que avanzar”. En este sentido, el abogó por una nueva lectura del Estatut que ya había mientras que Esquerra y PSC ya andaban ligando fuerzas para fraguar un nuevo texto que, a juicio del expresident, tenía un “fuerte componente electoralista” para acabar con la “influencia de CiU” durante tantos años.