Opinión
Remodelación del Gobierno
En nuestro circo político la noticia en sí, el bombazo informativo, va perdiendo cada vez más terreno en favor de su antesala. Cuando se quiere lanzar aquélla, primero se filtra el rumor con la debida antelación, dando con ello el pistoletazo de salida para que los tertulianos mediáticos hagan su trabajo en las diversas cadenas, en las que están debida y proporcionalmente repartidos, según el color predominante en cada una. Así ha ocurrido, por ejemplo, con los indultos a los presos del «procés», que todavía no se han producido, pero que nadie duda de que llegarán; y ocurre ahora con la rumoreada remodelación del gobierno, que tendrá lugar este verano. La rumorología adelanta noticias «certus an, incertus quando», que se sabe que llegarán, ignorándose sólo el cuándo.
Ausente Iglesias y sus exigencias de colocación, puede que en la reestructuración se rebaje, por fin, el sonrojante número actual de carteras. Y, por lo que se refiere a los nombres, a mí me da que va a quedar sólo una Montero en el gobierno. Irene tiene en su contra que su valedor parece –otro rumor– que ahora picotea en otro gallinero y que su medida estrella, la «ley Trans» (que, atendidas las prioridades del país, bien podría haberse llamado «ley intrans»), fue un fracaso estrepitoso, pues no la votaron a favor ni sus propios socios de gobierno.
Pero, más allá de quién entre y quién salga, lo importante, como siempre para este gobierno, es ofrecer una imagen de vanguardia y modernidad. Y, en este sentido, se mantendrán, por supuesto, las cuotas de género por encima de cualquier criterio de competencia, y se cuidará la titulación de las carteras –que no la de sus titulares– incorporando palabras cuyo significado escapa a buena parte de la población, pero que quedan de lo más moderno y avanzado, oye. Que para algo tenemos ya un ministerio de «agenda 2030» y todo un «Plan de resiliencia».
Ahora, puestos a ser modernos, digo yo que lo seamos de verdad. Sánchez podría crear un ministerio novedoso y rompedor, que le asegurase, además, buenos votos en el futuro. De «chonismo y macarrería», por ejemplo. La cartera podría recaer en la ganadora de «La isla de las tentaciones» o, mejor, en algún personaje de MYHYV (el semianalfabetismo ya sabemos que no es freno para ocupar el cargo).
Sería un ministerio raro y estrafalario, pero popular a más no poder, y eso ya vale. Además, quién sabe, puede que nos sorprendiéramos y que la gestión no fuese más ineficaz que la de otros departamentos.
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