Vetos de Moncloa
Sánchez ha recortado las visitas de Felipe VI a Cataluña desde 2018
El Monarca regresa a la autonomía para presidir los Premios Fundación Princesa de Girona. «Juntos seremos más capaces de encarar con esperanza ese deseado futuro de recuperación», reivindica
El Rey Felipe VI ha multiplicado su presencia en Cataluña en las últimas dos semanas: con la visita de ayer para los Premios Fundación Princesa de Girona (FPdGi), el Monarca ha estado hasta en tres ocasiones desde el 16 de junio, una circunstancia que contrasta claramente con la reducción de visitas a la autonomía que ha registrado en los últimos años con la llegada de Pedro Sánchez al Gobierno y la irrupción de la fase dura del «procés». En concreto, desde 2018 ha estado en Cataluña en 19 ocasiones -algo más de seis visitas anuales de media-, mientras que entre 2012 y 2017 (bajo mandato de Mariano Rajoy), desembarcó 52 veces -más de 10 visitas anuales de media-.
Más allá de los números, que reflejan la reducción de la actividad del Rey en Cataluña -también hay que tener en cuenta la pandemia, que ha condicionado mucho la agenda del Monarca-, también cabe recordar episodios que han mostrado con evidencia la voluntad del Gobierno por marcar el camino del Rey en Cataluña: en este sentido, el mayor ejemplo ha sido el veto de Moncloa al Monarca en la tradicional entrega de despachos a los jueces que se celebró el pasado mes de septiembre. Aquel episodio fue interpretado como un guiño de Sánchez al independentismo en medio de las negociaciones de los Presupuestos Generales del Estado y como un intento también por desinflamar la crisis política en Cataluña.
No obstante, durante estas últimas tres visitas, se ha podido comprobar cómo la desmovilización del independentismo va a más y las entidades apenas tienen ya capacidad de convocatoria para organizar protestas cuando aterriza en Cataluña. En el acto de ayer, por ejemplo, la Asamblea Nacional Catalana (ANC) tan solo logró congregar a un centenar de manifestantes en los aledaños del CaixaForum de Barcelona, lugar en que se celebró la ceremonia.
Lo cierto es que el independentismo ha convertido al Rey Felipe VI en su mayor enemigo tras el discurso que pronunció el 3 de octubre de 2017 contra el desafío independentista, aunque la hostilidad también ha ido a menos. Tanto en la calle, como en las instituciones: si Quim Torra rechazaba coincidir en actos públicos con el Monarca, el nuevo president, Pere Aragonès, ha iniciado un deshielo con algunos gestos, como el saludo durante las jornadas del Círculo de Economía o la cena en el Mobile World Congress (MWC).
En cualquier caso, de momento, la relación y el respeto de la Generalitat hacia la Casa Real sigue distando mucho de los años de Jordi Pujol, cuando el Rey Emérito llegó a presidir una reunión del Govern en 1985. Este mismo año, de hecho, la Generalitat –con Aragonès ya a los mandos como president sustituto del inhabilitado Torra– protagonizó un episodio que cosechó mucha controversia en el ámbito económico porque plantó al Rey en el histórico acto del 70 aniversario de Seat con el presidente del grupo Volkswagen, Herbert Diess, con la fábrica de baterías en juego. También, que los premios de la Fundación Princesa de Girona se tengan que entregar en Barcelona desde 2019 es otro signo más de las presiones y anormalidad que atraviesa Cataluña: el Ayuntamiento de Girona, en manos de JxCat y una alcaldesa afín a Carles Puigdemont (Marta Madrenas), ha vetado la ceremonia. En la gala de ayer no hubo nadie del Govern ni tampoco estuvo la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau.
Más allá de las relaciones, el Rey apeló de nuevo ayer a la unidad en su primer discurso en Cataluña después de que el Gobierno aprobara los indultos a los líderes del «procés». «Estrechamente unidos conseguiremos alejar la incertidumbre», afirmó y llamó a la sociedad a que, tras «vivir un tiempo excepcional», supere las dificultades conjuntamente. «Juntos seremos más capaces de encarar con esperanza ese deseado futuro de recuperación», añadió.
El Monarca puso énfasis en la urgencia de ayudar a los jóvenes a escapar de un desempleo «altísimo», que en España ronda el 37 por ciento entre los menores de 25 años. Según el jefe del Estado, los jóvenes «no pueden ser los perdedores» de la crisis derivada por la pandemia y «es responsabilidad de toda la sociedad ayudarles a superar una realidad que mina su moral, su esperanza y su confianza en el futuro».
«Tenemos que darle futuro a su talento, a las ganas de nuestra juventud de demostrar su capacidad, su preparación, su empuje. Porque nuestra juventud sabe, puede y quiere. Se trata de su porvenir, que es, en definitiva, el de todos nosotros como país», abundó. La sociedad, prosiguió, «no puede permitirse que toda una generación de transite entre las incertidumbres y las dificultades» de la larga crisis que comenzó en 2008, por lo que ha «hay que trabajar unidos» para darles un horizonte.
Felipe VI alabó el trabajo de la FPdGi para trabajar «infatigablemente» para fomentar el talento de los jóvenes «desde Girona y por toda España» desde que nació en 2009. La entidad, de la que la princesa Leonor es la presidenta de honor, se ha erigido, según el rey, en «una clara guía en la carrera y trayectoria de muchos jóvenes ilusionados y comprometidos».
De los galardonados en las cinco categorías –Artes y Letras, Empresa, Investigación Científica, Social e Internacional–, don Felipe manifestó que son «ejemplo para la juventud española y para el conjunto de la sociedad». «Son excelentes ejemplos de lo que nuestros jóvenes son capaces de hacer», añadió.
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