Barcelona

Manuel Valls, el concejal ausente de 92.000 euros

Renuncia al acta de concejal tras dos años y dos meses en el Ayuntamiento de Barcelona

Manuel Valls abandonó el PS tras las presidenciales de 2017
Manuel Valls abandonó el PS tras las presidenciales de 2017Enric FontcubertaEFE

La etapa de Manuel Valls en Barcelona ha llegado oficialmente a su fin. El exprimer ministro francés renunció ayer a su acta de concejal tras dos años y dos meses en el Ayuntamiento en los que ha percibido 92.000 euros anuales y donde se ha quedado lejos de las expectativas que había generado. Su paso por la capital catalana ha sido muy discreto y ha estado marcado por los obstáculos que se ha ido encontrando desde que aterrizó.

Discreto porque apenas se ha oído su voz. Las dos únicas ocasiones en que se ha notado su presencia fueron con el anuncio de su llegada para liderar una candidatura que se quedó lejos de los objetivos marcados (llegó para ganar y quedó con seis concejales por detrás de Podemos, ERC y PSC) y cuando facilitó la investidura de Ada Colau, un gesto que ha marcado políticamente su paso por el Ayuntamiento. Ese apoyo a la actual alcaldesa permitió vedarle la alcaldía de la segunda ciudad de España al independentismo para entregársela a la coalición de Podemos y PSC que gobierna ahora.

Tampoco se ha oído su voz porque tampoco ha puesto mucho esfuerzo. Su vida privada ha pasado muy por encima de la actividad pública, algo que se ha podido comprobar a lo largo de estos dos años. Primero, con la pandemia: donde los plenos eran telemáticos y se conectaba a veces desde fuera de Barcelona (desde París, donde ha mantenido vínculos políticos, o desde Menorca, donde tiene segunda residencia). Además de estos episodios, se le veía muy poco por el Ayuntamiento: de hecho, según explican personas presentes en el día a día del consistorio, apenas acudía al edificio y se limitaba a ir a los plenos y a las comisiones, donde es obligatorio que vayan todos los concejales.

Si bien, a algunas comisiones también se ha ausentado, sobre todo, ahora al final de su etapa como concejal. O cuando acudía guardaba un perfil bajo. En los plenos, por ejemplo, Eva Parera había tomado más protagonismo durante los últimos meses.

Los obstáculos que se ha encontrado han sido más bien de carácter interno. Desde el primer momento, la relación con Albert Rivera se torció en una lucha de ambiciones personales que derivó en una ruptura nada más iniciarse la legislatura. Los seis concejales de la candidatura de Valls quedaron divididos entre el grupo de Ciudadanos (tres) y el grupo de Barcelona pel Canvi (tres) del propio Valls y Eva Parera. Además de las ambiciones de cada uno, tampoco ayudó en nada la irrupción de Vox, que visibilizó las diferencias estratégicas de cada uno: mientras Valls criticó duramente cualquier acercamiento al partido de Santiago Abascal, el exlíder naranja avaló los contactos.