Análisis
Medio millón de independentistas menos en la Diada en dos años
El separatismo ha pasado de congregar más de un millón de manifestantes a tan solo 100.000 en sus manifestaciones del 11-S
¿Cómo ha evolucionado la participación en la manifestación de la Diada?
Desde 2012, ha habido cada año un baile de cifras entre los datos de afluencia que ofrecía la Guardia Urbana y los que ofrecía la Delegación del Gobierno (solo disponibles hasta 2017). En todo caso, los números evidencian una pérdida de fuerza del independentismo en la calle. Con datos de la Guardia Urbana, el separatismo alcanzó el máximo en 2012 y 2013 con 1,5 y 1,6 millones de personas, respectivamente, y en 2019 y 2021 ha alcanzado el mínimo, con 600.000 y 108.000 personas. Con datos del Gobierno, el pico independentista se alcanzó en 2012 con 600.000 personas y el mínimo en 2017, con 350.000 personas.
¿Cuáles eran la expectativas del independentismo en esta Diada?
Aunque la pandemia todavía sigue muy presente entre los ciudadanos, lo cierto es que el contexto de este año ha sido muy distinto al de 2020 ya que el proceso de vacunación está muy avanzado y los contagios ahora están en descenso en Cataluña tras el susto de la quinta ola. Con este marco, la Asamblea Nacional Catalana (ANC) se animó a prever que habrían más de 100.000 personas en la manifestación y, con los datos del recuento de la Guardia Urbana, sí que han logrado ese objetivo. La ANC estima que ayer hubo 400.000 manifestantes por el centro de Barcelona.
¿Cómo puede influir la manifestación en la política catalana?
Si algo han demostrado las manifestaciones independentistas de la Diada es su capacidad de influencia en los derroteros de la política catalana: los precedentes son más que elocuentes. En 2012, la calle forzó a Artur Mas a adelantar y convocar elecciones; en 2014, presionó a Mas también a poner las urnas y organizar la consulta del 9-N; y, en 2015 y 2017 sirvió como calentamiento para las elecciones autonómicas del 27-S y para la celebración del referéndum ilegal del 1-O, respectivamente. En estos momentos, la mesa de diálogo es lo que marca la agenda política más inmediata (ya que está previsto que se celebre una reunión el jueves) y la manifestación de ayer puso, precisamente, el acento en el rechazo a esta vía negociada de Esquerra. La presidenta de la ANC, Elisenda Paluzié, reclamó al president que materialice la independencia y aparque la vía negociada. Si bien, Pere Aragonès parece muy obstinado en explorar el diálogo, más aún después de haber recibido el aval en las pasadas elecciones del 14-F y, por ahora, no va a cambiar su plan, aunque también puede verse influido por la estampa de fuerza que ha conseguido dar el separatismo.
¿Qué plan tiene a partir de ahora la ANC?
La ANC, entidad de referencia en el independentismo y con gran capacidad movilizadora, quiere agitar de nuevo la calle. Por ello, este año ha organizado una Diada de alto voltaje: por el recorrido que ha diseñado este 11-S (pasando por delante del epicentro de las protestas violentas de 2019, frente a la Jefatura Superior de Policía) y porque esto tendrá continuidad con el 1-O. La entidad ha convocado una nueva manifestación para conmemorar esa cita.
¿Por qué se ha desmovilizado tanto el independentismo?
Aunque la manifestación de ayer demuestra que el independentismo civil sigue todavía muy vivo, también es cierto que en los últimos tiempos ha venido perdiendo mucha fuerza. A la reducción de la afluencia en las manifestaciones en la Diada, también se han sumado las protestas contra el Rey Felipe VI o Pedro Sánchez cuando han visitado Cataluña, que últimamente apenas eran capaces de concitar asistentes. Esta disminución se debe, sobre todo, a la perdido de rumbo de los partidos desde octubre de 2017 y sobre todo a la frustración que ha ido generando las promesas incumplidas y los choques entre Esquerra y JxCat.
¿Por qué las manifestaciones se han vuelto más violentas?
Hasta 2019, el independentismo presumía de que sus multitudinarias manifestaciones se saldaban sin «ningún papel en el suelo», en referencia a que eran pacíficas y respetuosas. Sin embargo, a raíz de la sentencia contra los líderes del «procés» de octubre de 2019, la violencia pasó a convertirse en la protagonista en la mayoría de concentraciones independentistas. Ayer mismo, la concentración también concluyó con disturbios por el centro de Barcelona.
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