Educación

La Fundación Bofill reclama mantener la inversión extraordinaria de la COVID-19 para implementar un modelo de financiación por fórmula en la escuela pública

Este nuevo modelo tiene en cuenta las complejidades de cada centro y, si se mantuviera la asignación extraordinaria por la Covid y se incrementara hasta el 4% el gasto público sobre el PIB en educación, su implementación no supondría perjuicio para ningún centro

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Los profesores de la concertada piden que no haya diferencia con sus homólogos de la públicaDomenech CastellóEFE

Una de las eternas quejas de los centros de enseñanza públicos es la escasez de recursos con los que cuentan, pero sobre todo, la falta de una financiación equitativa, que tenga en cuenta la complejidad social y territorial de los centros. De hecho, los centros públicos con alumnado vulnerable solo reciben a día de hoy 800 euros más por alumno y año que los centros sin complejidad.

Y es que el sistema de financiación catalán es lineal, de manera que entre los criterios que se manejan a la hora de definir los recursos que recibe cada centro, la complejidad del mismo juega muy poco peso. En este contexto, la Fundación Bofill ha lanzado una apuesta clara por un modelo de financiación por fórmula de equidad, el cual garantizaría que se destinaran más recursos a aquellos centros que cuentan con más alumnos vulnerables, tanto a nivel educativo como social, y, por lo tanto, deben gestionar una mayor complejidad. Éste es precisamente el modelo que ya se ha implementado en muchos sistemas educativos de nuestro entorno, como Finlandia, Suecia, Países Bajos, Reino Unido y otros como Canadá.

Nuestro actual sistema de financiación reparte los recursos en función del tamaño del centro, es decir que cuanto más grandes es, más recursos recibe”, explicó durante la presentación de la propuesta Miguel Àngel Alegre, jefe de proyectos de la Fundación Bofill y coautor de la propuesta, quien al respecto añadió que “tras haber hecho esta repartición inicial de recursos, entonces hay compensaciones para los centros de alta complejidad”. “Se trata de un sistema poco equitativo”, denunció Alegre quien defendió el modelo alternativo de financiación por fórmula que propone la fundación y que ya se ha testado en muchos países y se está imponiendo en la OCDE, ya que “mejora la equidad en la asignación de recursos, porque se focaliza en las realidades de cada centro ya de partida, sin necesidad después de hacer compensaciones tras la asignación inicial”. Además, este modelo “es mucho más transparente y permite a los centros planificarse, porque antes del inicio del curso ya saben qué se les va a asignar”.

Para la Fundación Bofill es claramente imprescindible instaurar este sistema de financiación para sobredotar de recursos a los centros más desfavorecidos y, según sus cálculos, eso permitiría que un centro público de primaria de máxima complejidad pasara de recibir 5.246 euros por alumno y año a recibir 6.860 euros. Pero para poder poner en marcha este modelo de financiación equitativo sin que ningún centro tenga que renunciar a los recursos que ya recibe hoy en día, la Fundación Bofill estima que sería necesario incrementar el presupuesto actual, que está infradotado y que se concreta en 643 millones de euros, en un 15% y eso, a priori, es algo asumible y factible. “Ya tenemos en el sistema un dinero extraordinario de los recursos para hacer frente a la pandemia y que alcanza los 576 millones de euros, con lo que bastaría con no tocarlos e incrementar del 3,6% al 4% el gasto público sobre el PIB en educación”, señaló Alegre durante la presentación.

Así pues, desde la Fundación Bofill se insiste en que el sistema educativo catalán necesita una distribución de recursos más justa y equitativa, por lo que considera necesario aplicar el nuevo modelo de financiación por fórmula, para lo que tan solo es necesario mantener la inversión extraordinaria de respuesta a a pandemia e incrementar algo más esa dotación, pero sobre todo, redistribuir ese dinero de forma más equitativa.