Cataluña

Los presupuestos catalanes superan el primer trámite en el Parlament, pero abren una guerra entre ERC y JxCat

Las cuentas salen adelante gracias al apoyo de los Comunes, aunque con el rechazo de la CUP y el PSC

La líder de En Comú Podem, Jéssica Albiach y el presidente de la Generalitat, Pere Aragonés, escenifican el preacuerdo al que han llegado para desbloquear la aprobación de los Presupuestos de la Generalitat.
La líder de En Comú Podem, Jéssica Albiach y el presidente de la Generalitat, Pere Aragonés, escenifican el preacuerdo al que han llegado para desbloquear la aprobación de los Presupuestos de la Generalitat.Andreu DalmauAgencia EFE

Los presupuestos de la Generalitat han salvado el primer escollo parlamentario in extremis. El Govern ha alcanzado un acuerdo de última hora con los Comunes, marca catalana de Podemos, para rechazar todas las enmiendas a la totalidad que habían presentado PSC, Vox, CUP, Ciudadanos y PP. A pesar de que la Generalitat haya logrado superar la primera votación de las cuentas, queda por ver cómo prosiguen ahora las negociaciones de cara a la segunda y definitiva votación prevista para el 23 de diciembre (podría retrasarse a enero) porque el acuerdo de Esquerra con los Comunes ha soliviantado a los Comunes.

De hecho, JxCat ha exhibido como un triunfo que el pacto entre Aragonès y Comunes no haya alterado sustancialmente el proyecto de presupuestos elaborado por el conseller de Economía, que lidera Jaume Giró, y ha reprendido al president por haber hecho un cambio de alianzas en lugar de apurar todas las opciones con la CUP. Lo cierto es que en el debate parlamentario, los posconvergentes han dedicado buenas palabras a los cuperos y voluntad de reconciliarse más adelante, aunque con algún que otro reproche (por ejemplo, Giró ha recriminado que quieran enviar los presupuestos “a la papelera de la historia”).

Si bien, aparte de las discrepancias que hay en torno a la hoja de ruta del “procés” (la CUP aprieta por un nuevo referéndum), las diferencias se han hecho sustanciales entre las formaciones independentistas sobre el modelo socioeconómico. En este sentido, los cuperos han hecho énfasis hoy en la supresión de los macroproyectos de ocio de Hard Rock o los Juegos Olímpicos de Invierno para 2030, además del Gran Premio de Fórmula 1. También han criticado la falta de dinero en salud (quieren el 25% del presupuesto vaya a Atención Primaria) o vivienda (aspiran a llegar a los 1.000 millones de euros).

Finalmente, el acuerdo entre Esquerra y Comunes que ha salvado los presupuestos se ha dado gracias a que los republicanos apoyarán las cuentas de Ada Colau en Barcelona, una medida que ha levantado las críticas de JxCat y CUP porque consideran que usan la capital catalana como moneda de cambio. Joan Canadell, de JxCat, ha avisado que el acuerdo entre ERC y Comunes es el primer paso hacia un nuevo tripartito. Esquerra tenía la intención de votar contra los presupuestos municipales, pero ha tenido que rectificar su decisión.

En cualquier caso, los presupuestos han desatado la enésima bronca interna en el Govern. De entrada, la fotografía parece la de una crisis más de Govern, pero si se amplía el zoom se puede empezar a atisbar una maniobra que puede desencadenar en un punto de inflexión y cambio de alianzas en esta legislatura. La aspiración de los Comunes, la facción catalana de Podemos, pasa por desbancar a JxCat y formar su anhelado bipartito con Esquerra con el apoyo externo del PSC. Su irrupción en la negociación de los presupuestos es un primer paso.

Los republicanos son conscientes de que la formación morada es el mejor aliado que puede tener en estos momentos (es más fiable que la CUP y no es un rival directo como el PSC), pero se va a encontrar con el rechazo sistemático de JxCat. Si quiere dar alas a esta alianza, tendrá que ver cómo convive con los posconvergentes, que han pedido una reunión de urgencia a Pere Aragonès para ver qué consecuencias puede tener ese pacto presupuestario, aunque han evitado romper el Govern de coalición. JxCat parece muy difícil que abandone la Generalitat porque irse a la oposición tendría mucho coste político y económico y Esquerra parece impensable que eche a sus actuales socios, aunque la paciencia también puede acabar agotándose.

El president se ha descolgado a primera hora de la mañana con un pacto con los morados para las cuentas de 2022 al margen de la CUP, que ha anunciado a sus consejeros. Y han sido dos pesos pesados del espacio posconvergente –el vicepresidente del Ejecutivo Jordi Puigneró y la portavoz del partido, Elsa Artadi– quienes han alzado la voz para advertir de que el acuerdo con los Comunes «rompe la mayoría del 52%». «Quizás se aprueban las cuentas, pero fracasará el independentismo», ha resumido Artadi. «Nos aleja del embate contra el Estado», ha añadido el diputado posconvergente Joan Canadell en un claro aviso a los republicanos, a quienes responsabiliza del «estancamiento» del procés y de la «vía muerta» en la que puede entrar.

Una guerra abierta entre ERC y JxCat por los presupuestos que deja al Govern contra las cuerdas tras los severos choques por la mesa de diálogo o las negociaciones de los republicanos con el Gobierno. El propio president ha salido al paso y ha pedido a sus socios de investidura –JxCat y la CUP– «seguir trabajando» juntos, aunque ha admitido a regañadientes el fracaso del independentismo. También ha anunciado que revisará el pacto con los antisistema.