Consumo

¿Cuál es la cerveza más antigua de España?

De Damm a Mahou o Cruzcampo, pasando por marcas extintas como Estrella Gijón o Cruz Azul

La cerveza es una de las bebidas más consumidas en el mundo
La cerveza es una de las bebidas más consumidas en el mundoRodrigo SuraAgencia EFE

Pese a los tópicos y el clima, la relación de los españoles con la cerveza es mucho menos fluida que la de nuestro vecinos del centro de Europa. España es un más que solvente fabricante de cerveza, pero este derivado de la cebada compite en nuestras mesas con un histórico como el vino y, en menor medida, con vermuts, cavas o incluso sidras. Según el portal de datos Statista, España ocupa el 22º puesto europeo en consumo de cerveza con 52 litros por persona, muy alejada de los puestos de cabeza con República Checa (142 litros), Austria (107 litros), Alemania (100) y Polonia (98).

La historia nos dice que la entrada de la cerveza en España fue tardía y, a menudo, anecdótica. Es cierto que Carlomagno ya se convirtió en el primer promotor de esta bebida en la península de la mano de monasterios y abadías, pero con escaso éxito. La facilidad que ofrecía el clima español para el cultivo de la vid proporcionó una notable ventaja al vino romano. Hubo que esperar a la llegada de los Austrias para hablar de la llegada oficial de la cerveza a España. Y muy especialmente a Carlos V. Natural de Flandes, tenía poco aprecio por la tradición vitivinícola hispánica. De hecho, poco o nada conocía de las costumbres de sus súbditos, ni el idioma siquiera. De ahí que se hiciera traer productos centroeuropeos tales como salchichas y barriles de cerveza, que en aquellos tiempos era, sobre todo, una bebida aristocrática, mientras el pueblo prefería, por ejemplo, el hidromiel. Ante las dificultades de transporte de la época, Carlos optó por traerse dos maestros cerveceros y la aristocracia de la capital, ávida por ganarse el favor del emperador, empezó a imitar sus costumbres. Así, en 1537 ya se tiene constancia de una modesta fábrica cervecera en la capital regentada por uno de estos maestros flamencos. A título de anécdota, este maestro elaboraba una cerveza que a Carlos le gustaba beber fría, helada con nieve o puesta al sereno durante la noche y consumida al amanecer.

La cerveza, sin embargo, permaneció durante siglos casi en la clandestinidad hasta el siglo XIX ya que, hasta entonces, su elaboración se encontraba bajo régimen Estanco, como el tabaco hoy en día, vamos. Dos factores contribuyeron entonces a la popularización de la cerveza, por un lado, la mencionada liberalización de la producción y, por otro, la revolución industrial.

Mientras en el norte de Europa cualquier familia de campesinos producía su propia cerveza artesanal, en España seguía siendo escasa su fabricación con la excepción de Cantabria. Se sabe que de Santander a finales del XVIII ya partían barcos hacia las américas con cargamentos de cerveza, que incluso existían tres o cuatro protofábricas de cerveza en la localidad y que a principios del XIX algunos establecimientos de Barcelona como Felipe Costa o la Viuda Peter la servían. Pero faltaba la tecnología necesaria para popularizarla, es decir, la producción de frío y la fabricación de hielo. Como también los conocimientos microbiológicos necesarios para alargar la vida media de un producto, que llegó de la mano de Louis Pasteur y su pasteurización.

Con todos estos ingredientes no es de extrañar que la industria cervecera viviese una época de efervescencia en la segunda mitad del XIX, hasta el punto de que casi todas las marcas que han llegado hasta nuestros días se fundasen en apenas 50 años. A principios del siglo, Madrid recogía el testigo de Santander y contaba con un grupo de artesanos locales especialistas en la cerveza de alta fermentación (a temperatura ambiente). Sin embargo, la fabricación de cervezas de baja fermentación (con frío), que requerían más inversión (obtener frío es costoso), se impuso y empezaron a aparecer las primeras cerveceras industriales tal y como hoy las conocemos. La guerra franco-prusiana propició, además, que muchos emigrantes de otras latitudes más familiarizadas con la cebada y el lúpulo llegasen a España.

De esta manera, en 1856 nace en Barcelona la que es oficialmente la primera cervecera industrial española, Moritz, fundada por el alsaciano Louis Moritz Trautmann. Le sigue también en la Ciudad Condal el nacimiento de Damm en 1876 de la mano de un paisano suyo, August Kuentzmann Damm. Madrid tampoco es ajena a esta tendencia y en 1890 el francés Casimiro Mahou funda su empresa de Cerveza y Fábrica de Hielos, precursora obviamente del actual grupo Mahou-San Miguel. Curiosamente ese mismo año nacía a más de 11.500 kilómetros de distancia el otro socio que da nombre al grupo, pues San Miguel fue fundada por el empresario Enrique María Barretto en Manila (Filipinas) durante la dominación española.

Otras muchas ciudades españolas no tardaron en tener sus propias marcas locales de cerveza industrial que acabarían llegando a todos los puntos de la geografía española. Entre las más conocidas a día de hoy, cabe mencionar la aparición de La Zaragozana en 1900, fundada inicialmente como Fábrica de Cerveza, Malta y Hielo, actual productor de Ámbar. En 1904 nace en Sevilla de mano de los hermanos Osborne Guezala otra de las cervezas santo y seña españolas: Cruz del Campo. Apenas dos años después, en 1906, José María Rivera crea a su vuelta de Cuba la marca Estrella Galicia en A Coruña, actualmente propiedad de la empresa Hijos de Rivera. En 1925, Carlos Bouvard y Antonio Knörr fundaron Alhambra en la ciudad de Granada mientras que en 1928 era Málaga la que alumbraba su propia cerveza de la mano de Cerveza Victoria, por citar algunos ejemplos.

La cronología de la industria cervecera española:

  • Moritz (Barcelona, 1856)
  • Cruz Blanca (Santander, 1860)
  • Maier (Cádiz, 1867)
  • Damm (Barcelona, 1876)
  • La Salve (Bilbao, 1886)
  • Cerveza Keler (San Sebastián, 1890)
  • Mahou (Madrid, 1890)
  • San Miguel (Filipinas, 1890)
  • Estrella de Gijón (Gijón, 1893)
  • El laurel de Baco (Madrid, 1885)
  • El Águila Negra (Oviedo, 1898)
  • Cammany (Barcelona, 1899)
  • Cruz Azul (Pamplona, 1900)
  • Ámbar (Zaragoza, 1900)
  • El Águila (Madrid, 1900)
  • La Bohemia (Barcelona, 1902)
  • Cruzcampo (Sevilla, 1904)
  • Estrella Galicia (A Coruña, 1906)
  • Cerveza Oro (Bilbao, 1912)
  • La Mezquita (Córdoba, 1920)
  • El Lagarto/El Alcázar (Jaén, 1921)
  • La Tropical (Las Palmas, 1924)
  • Alhambra (Granada, 1925)
  • Rosa Blanca (Mallorca, 1927)
  • Victoria (Málaga, 1928)
  • Turia (Valencia, 1935)
  • Dorada (Canarias, 1939)
  • Estrella del Sur (Sevilla, 1959)
  • Calatrava (Ciudad Real, 1961)
  • Estrella Levante (Murcia, 1963)

La posteridad nos ha regalado una vuelta a los orígenes con la proliferación de cervezas artesanas que se extienden por toda la geografía española. Algunas de ellas, como la Socarrada en Valencia, la Virgen en Madrid, Basqueland de Hernani, o la pirata Brewing catalana, entre otras. Algunas de ellas incluso se han colado en restaurantes de estrella Michelín.