Historia

¿Quién creó la primera línea de ferrocarril en España?

El tren llegó a la península ibérica a mediados del siglo XIX

Imagen del tren del centenario
Imagen del tren del centenarioRenfe

La primera línea de ferrocarril de la península ibérica llegó en 1848 y conectó Mataró con Barcelona, ciudades separadas por 30 kilómetros de distancia. En este punto, cabe introducir un matiz: no era el primer tramo ferroviario de España, ya que nuestro país ya contaba en Cuba con uno puesto en marcha en 1837 que unía La Habana y Güines.Y ambas líneas tienen algo en común: Miquel Biada, un marino español nacido en Mataró en 1789 que combatió la revolución americana liderada por Simón Bolívar a principios del siglo XIX que desembocó en la independencia de la América española. Biada, inspirado por el ferrocarril de Cuba, decidió en 1840 impulsar un proyecto ferroviario que uniera su ciudad natal (Mataró) con Barcelona. Biada tenía 51 años y había regresado de Cuba.

Antes de recalar en el país insular, llevaba ya años (desde poco antes de 1810) por América: había vivido en Venezuela, desde donde se puso al servicio de las autoridades españolas para resistir a los envites bolivarianos, lo que le valió ser condecorado años más tarde (con la Real Orden Americana de Isabel la Católica el 29 de abril de 1840). De hecho, en 1810 es nombrado capitán de la goleta armada en guerra “Manuela” y, hasta 1820, formó parte de la milicia de voluntarios distinguidos del Rey Fernando VII, establecida en Maracaibo (Venezuela) para la defensa de la ciudad. No obstante, pese a los esfuerzos, Maracaibo cayó y, en 1822, Biada regresa a Barcelona antes de poner rumbo ya a Cuba.

Ya una vez en el país centroamericano, formó parte de una comisión constituida en 1833 para la construcción de la línea férrea que en 1837 acabaría uniendo a La Habana y Güines, una gran área productora de azúcar. Tres años después ya regresa a Barcelona y, desde ahí, empieza a mover ficha para tratar de replicar el proyecto ferroviario isleño en España.

Miquel Biada
Miquel BiadaWikipedia

El contexto político y social en España en 1840 era de fin de una etapa llena de cambios: Reinaba Isabel II, pero entre 1833 y 1843 se acabó liquidando el Antiguo Régimen en España. Iglesia y aristocracia perdieron sus privilegios y se dio un impulso al libre comercio y al derecho de propiedad con la supresión de la mayoría de trabas que pervivían hasta entonces: desamortización de Mendizábal, abolición de los señoríos o desvinculación de los mayorazgos fueron algunas de las medidas.

Desde 1844 hasta 1854 se dio el periodo conocido como Década Moderada, un trecho de tiempo marcado por la introducción de numerosas medidas y con la Constitución de 1845 como icono. Entre las medidas más destacadas que se adoptaron está la creación de la Guardia Civil (1844), la reforma educativa de Pidal (1845), la reforma tributaria de Alejandro Mon (1845) o la aprobación del segundo Código Penal (1848). Se dio una importante reforma de la administración estatal, pero eso tampoco implicó un aumento del presupuesto: las cuentas del Estado apenas superaban los 500 millones de pesetas y representaban el 10% del PIB. Y, de ese dinero, muy poco se destinaba a educación e infraestructuras ya que había mucho dispendio en Defensa y Orden Público.

Es decir, en el orden de prioridades tampoco figuraba la apuesta por el transporte en ferrocarril (de hecho, desde 1829, el Gobierno llevaba otorgadas varias concesiones para el establecimiento de líneas ferroviarias, pero ninguna se materializó) y eso también empujó a buscar financiación privada. Biada contactó con un financiero catalán en Londres: José María Roca. Roca consiguió que los ingleses suscribieran el 50% del capital social de la sociedad del ferrocarril (constituida con un capital de veinte millones de reales de vellón, divididos en diez mil acciones de dos mil reales cada una, bajo la marca de “Gran Compañía Española del Camino de Hierro de Barcelona a Mataró y viceversa”) y obtuvo la concesión del Gobierno de la línea el 23 de agosto de 1843.

La línea de ferrocarril, eso sí, se inauguraría sin que su propio padre lo viera ya que se puso en marcha el 28 de octubre de 1848 y él había fallecido el 2 de abril.