Mujer y sociedad en Barcelona (1968-92)

Pilar Eyre presenta la necesaria novela para la época más documentada de España

La escritora y periodista habla de la sociedad de Barcelona en “Cuando éramos ayer”

En la imagen, Pilar Eyre
En la imagen, Pilar EyreAdrián Quiroga

“Novelar una época que está más bien documentada que novelada”, parece ser el objetivo de la periodista y escritora en su flamante nueva novela, “Cuando éramos ayer” (Planeta) que promete ser un gran éxito en la próxima festividad de Sant Jordi. Se trata de una historia plural que ocurre en la Barcelona de entre 1968 y 1992.

El punto de partida son las apiraciones de la atractiva “pijita” Silvia Muntaner, que asiste a un acto en el lujoso Ritz de Barcelona. El deseo de su madre Carmen, basado en el dinero, es que su hija seduzca a un joven rico. Con lo que no cuenta es el sueño de la chica es seguir estudiai Filosofía y Letras. La familia no pasa por su mejor momento económico.

Lo que desarrolla la historia -”se llama ‘éramos’ y no ‘fuímos’, le gustó puntualizar a Eyre- es la que sucede en la familia y sus múltiples órbitas, con numerosos y peculiares personajes secundarios.

La escritora insistió en una de las ideas básicas de la novela, la novelización de esos 24 años. No hay ninguna duda de que precisamente la Transición Española, uno de los periodos históricos españoles más documentados, incluso hasta la saciedad, y lo mismo sucede con los inicios de la década de los 80. Pero a juicio de Eyre, faltan novelas.

“Existe un vacío en explicar la vida de las personas de esos años”, dijo Eyre. “Me faltaba sentirme identificada con esa época, y también con sus personas La historia prosigue con una historia de amor de Silvia con un joven, mientras que su madre, Carmen, pasa por cierta crisis matrimonial. La parte política aparece, en la lucha antifranquista de la joven.

Según la escritora, “he conocido a las personajes que salen en la lovela, y todos existen”, aunque por supuesto los nombres son falsos. Pero existen. Por ejemplo, en un momento de la novela aparece el Rey Juan Carlos I, pero con una mujer que no es doña Sofía. “Esa señora ya sabe quien es”, bromeó Pilar.

Precisamente, al salir el tema de la Corona, conocida con su relación con la familia y la publicación de diferentes sobre la temática monárquica, fue preguntada por si estaba preparando otra obra en la misma onda. Pero dijo que no, que ahora está muy decantada hacia las novelas, que, a su juicio, “son la aristocracia de la literatura”.

En un ámbito más politizado, Eyre explicó una anécdota dentro del ámbito político. Comentó que los de izquierdas comentan que le gusta el libro en público, vía redes sociales, los derechas se lo dicen más en privado, aunque se desconoce el motivo.

“Cuando éramos ayer” Eyre quiere llenar la “especie de vacío de la vida íntima” de las mujeres desde 1968 a 1992, los años en los que está ambientado el libro.

La narración, según ella, empieza de forma “ligera”, con mucha crónica de ambiente, pero se va endureciendo con el paso de los años e incluso contempla los estragos del VIH en la sociedad.

También adopta un punto de vista crítico con el exilio y con el PSUC, identificando el “machismo” imperante en la política de la época y reflexionando sobre las preguntas que ha suscitado por el hecho de ser una barcelonesa castellanohablante.

“Todas esas vidas contribuyeron a cimentar lo que somos ahora. No quiero que pasen por la vida de forma efímera, quiero que alguien las recuerde, y yo tengo la misma edad que la protagonista”, ha reflexionado.

Ha añadido que, en una primera versión de la novela, ella aparecía como un personaje, junto a su mascota, pero pese a que quería “asomarse” a la narración, sus editoras le dijeron que ya no tenía que salir en sus libros.

Eyre ha apuntado que sus dos oficios, periodista y escritora, no tienen nada que ver, y ha confesado que cuando escribe una novela, suele tener que desechar el primer capítulo entero, a indicación de sus editoras, porque está “demasiado dominado” por el tono periodístico.

Eyre también ha ensalzado la fotografía de portada, obra de su amigo Oriol Maspons, en la que se ve una joven en un palco del Liceu: “Es una forma de estar unidos desde el más allá”.

“Si una generación hubiera escrito su autobiografía, me gustaría creer que hubiera salido este libro”, ha concluido la autora.