Cataluña

El fundador de la organización terrorista Terra Lliure: “Que los niños hablen castellano es inmoral”

“Nos están asesinando”, asegura Fredi Bentanachs, condenado por pertenencia a banda armada

Fredi Bentanachs y Carles Puigdemont
Fredi Bentanachs y Carles Puigdemontlarazon

Con el “procés” moribundo, la voz cantante parecen estar cogiéndola de nuevo los sectores más radicales del independentismo. De ahí que, poco a poco, vayan cogiendo más protagonismo personajes como Clara Ponsatí (que dice que hay que estar dispuestos a que haya muertos por la independencia) o Fredi Bentanachs, fundador de la organización terrorista Terra Lliure. Bentanachs pasó por la cárcel cinco años en los 80 por pertenencia a banda armada y tenencia de armas. Su rostro está adquiriendo más presencia en las manifestaciones y, en una de las últimas, ha equiparado la matanza en Ucrania con lo que ocurre en Cataluña por la aplicación de la sentencia para dar un mínimo de 25% de clases en castellano.

“Que en los patios de las escuelas catalanas, los niños hablen castellano alegremente es inmoral. Nos están asesinando. Es un genocidio, no el de Ucrania, no. El nuestro, que vivimos y nadie se ocupa. Nos están asesinando, nos están masacrando”, afirmó en una manifestación reciente en la avenida Meridiana, donde el independentismo continúa cortando la calle y desafiando a los Mossos d’Esquadra y al Govern.

Bentanachs está volviendo a tener protagonismo, alineado sobre todo con el sector más radical de JxCat (el 14 de febrero pidió el voto para Laura Borràs). Fue a Bruselas a visitar a Carles Puigdemont y ha participado en algún escrache a Esquerra, con faltas de respeto a Oriol Junqueras. “Junqueras, traidor, púdrete en prisión”, le llamó a las puertas de la sede de los republicanos, en una manifestación independentista en mayo de 2021, un mes antes de que los líderes del “procés” condenados salieran de prisión.

El fundador de Terra Lliure, con 66 años, mantiene su activismo político y en alguna que otra ocasión también se le ha visto llamar al combate, a la confrontación violenta, una vía que, poco a poco, va calando en determinados sectores del separatismo más radical. Una vía, por otra parte, de la que el independentismo siempre había querido renegar, pero ha ido quedando del todo desmontado con los escraches a los discrepantes y el violento acoso a las instituciones del Estado, como la Policía Nacional, la Guardia Civil o la Justicia.