Gobierno-Generalitat

Esquerra busca acorralar a Sánchez con Podemos

Aragonès se desplaza al Congreso y consigue el apoyo morado en su búsqueda de explicaciones, aunque evita una ruptura con Moncloa

El independentismo ha iniciado una nueva ofensiva contra el Estado a raíz del presunto espionaje contra dirigentes del «procés» destapado en los últimos días. Los separatistas tratan de poner contra las cuerdas al Gobierno, con más o menos ahínco (JxCat o la CUP son mucho más vehementes que ERC, por ejemplo), pero no lo van a tener nada fácil porque, en ningún caso, están en una posición de fortaleza pese a lo que aparentan. En un gesto muy significativo, Pere Aragonès se desplazó ayer a Madrid y se reunió en el Congreso de los Diputados con los grupos nacionalistas y trató de atraer a Podemos a la causa. El partido morado accedió y se ha convertido en el mayor botín de Aragonès, ya que los de Irene Montero e Ione Belarra se alinearon con las tesis independentistas y pidieron una investigación para depurar responsabilidades, aunque atribuyeron la autoría del monitoreo de los teléfonos móviles al PP (algo que no es cierto porque también hay señales de «espionaje» en 2020). En todo caso, da más fuerza a ERC para forzar a Pedro Sánchez a dar explicaciones.

Lo cierto es que Aragonès está tratando de jugar sus cartas con este asunto: por un lado, le puede servir como «moméntum» para mejorar su imagen de liderazgo en el independentismo (muy debilitada); pero, por otro lado, intenta contemporizar y evita dinamitar precipitadamente la legislatura española, tal y como piden JxCat y la CUP, y con ello busca recuperar un protagonismo perdido en el Congreso tras la irrupción en la agenda de importantes retos internacionales y económicos.

En Esquerra son conscientes de que la proyección como socio fiable en el Gobierno ha sido muy rentable y ha costado mucho trabajo conseguirla y hay que medir muy bien los pasos para evitar desbaratar todos los esfuerzos: de ahí que se evite caer en la alocada petición de dimisiones tanto de Pedro Sánchez como otros cargos del Gobierno (eso no quita que sí se pide que se depuren responsabilidades, señalando a otros ámbitos). Sí es cierto que voces internas de ERC sí que advierten de que si no hay ningún gesto del Gobierno con este caso, la legislatura quedará tocada de muerte. Aragonès, públicamente, pidió ayer que se sepa quién ordenó el presunto espionaje y se limitó a decir que es muy difícil dar estabilidad al Gobierno en estas circunstancias, aunque dejó la puerta bastante abierta a reconducir la situación.

El gesto del Gobierno podría llegar pronto porque la ministra de Defensa, Margarita Robles, tiene previsto comparecer a petición propia en el Congreso para dar explicaciones (hasta donde pueda, porque estas cuestas cuestiones están limitadas por Ley), ya que desde su departamento se gestiona el CNI. Sánchez, sin embargo, ha eludido la cuestión y ha evitado entrar a pronunciarse sobre la petición de Aragonès de una reunión «cara a cara».

De momento, todo se está centrando en la batalla política: el independentismo amenaza con tumbar al Gobierno mientras desde Moncloa se trata de dar las explicaciones que se pueden con el mínimo margen que tienen porque toda investigación de estas características alberga total discreción y secretismo.

Sin embargo, en el horizonte puede irrumpir la batalla jurídica: de momento, se desconoce cómo ha trascendido la información publicada por «The New Yorker» sobre el presunto espionaje, aunque hay voces con autoridad en la materia que explican que la clave de todo estará en la Justicia. Cuando se desvelen los motivos por los cuales estuvieron siendo investigados algunos dirigentes independentistas (solo un juez puede hacerlo), el escándalo será aún mayor y habrá más de un separatista que tenga que abandonar la política, según explican las mismas voces. De ahí que la prudencia de Aragonès también tenga un papel importante y esté dando pasos para evitar que todo este caso se pueda convertir en un bumerán y volverse contra el separatismo (es decir, intenta evitar una ruptura precipitada y definitiva con el Gobierno). Esas mismas voces, añaden, que tampoco han sido investigados 66 políticos, sino muchos menos. Es decir, hay mucha confusión todavía y el independentismo es quien está tratando de golpear primero, pero el curso del partido puede cambiar de un momento a otro.

En todo este mar de confusión, también hay que decir que se desconoce con qué método se ha investigado a estos dirigentes, aunque desde el Gobierno se han afanado desde el primer momento a aclarar que toda actuación llevada a cabo en este sentido siempre ha sido bajo el paraguas de la legalidad. El independentismo señala el programa Pegasus como la vía del presunto espionaje, ya que solo tienen acceso a él los estados, aunque también hay que decir no está seguro que el CNI tenga acceso a él. Sin embargo, sí se sabe que mandos de los Mossos d’Esquadra estuvieron cuando se presentó el programa Pegasus.

La irrupción de este caso sacude nuevamente el panorama político español, aunque sin excesiva fuerza porque el independentismo está muy debilitado, sin apoyo social en la calle (cada vez más desmovilizado), y la capacidad de amenaza que puede ejercer sobre el Gobierno es cada vez menor (la legislatura está rumbo al final y puede concluir sin más Presupuestos).