Día del libro
«Sant Jordi on the rocks»
La tradicional fiesta del libro volvió con fuerza a llenar las calles catalanas, aunque el mal tiempo no se lo puso nada fácil
Todo empezó ayer con una frase: «Ya era hora de volver a la normalidad». Con estas palabras, uno de los más madrugadores en firmar en el día de Sant Jordi, Andreu Buenafuente hacía su previsión de un día buscado y deseado por todos desde hace mucho, tal vez demasiado, pese a algún ensayo general como el vivido el pasado año. Ayer el optimismo se apoderó de todos, pese a que las mascarillas fueron sustituidas por los paraguas como acompañamiento imprescindible de la jornada.
Sin embargo, lo que parecía el retorno a un día normal de Sant Jordi empezó a fracturarse cuando, pasadas las doce del mediodía, Barcelona fue víctima de una inesperada y contundente granizada que obligó a lectores y escritores a buscar refugio, aunque alguno, como fue el caso del periodista Carles Porta, decidió seguir al pie del cañón. «Si ellos hacen cola, yo me mojo», dijo el creador de «Crims». La fuerte lluvia destrozó algunos de los puestos de libros del Paseo de Gràcia, como padeció la editorial Raig Ver, el Ayuntamiento de Barcelona o las librerías La Central y Abacus.
La lluvia fue enseñando sus garras de manera intermitente a lo largo de la tarde, pero eso no evitó que la gente acudiera a la cita cultural más esperada del año. Colas y más colas venían a demostrar, desde primera hora de la mañana, que había ganas de salir a la calle, de encontrarse con las novedades literarias y, sobre todo, con sus autores. Si bien todo comenzaba a las once de la mañana, el Ayuntamiento de Barcelona organizó la tradicional fotografía de familia en el Consell de Cent con un puñado de autores, periodistas y algún político ilustrado. Sin embargo, mientras tenía lugar el acto institucional, ya había autores firmando a sus lectores más fieles.
Algunos volvían a la fiesta después de años de ausencia. Ese era el caso de Luis Landero quien reconocía que «hacía veinte años que no venía aquí, a algo que es como asistir a la Semana Santa de Sevilla o a las Fallas de Valencia. Todos sabemos de qué va esto».
Otro que regresaba a Sant Jordi era Karlos Arguiñano que no podía disimular su sorpresa ante algo que «me parece alucinante. Noto la emoción de la gente. Por aquí están pasando los 1,4 millones de seguidores que tengo», dijo entre risas.
Santiago Posteguillo, que se estrenaba con su serie de novelas dedicadas a Julio César, admitía que venir a Sant Jordi le da el impulso que necesita para volver a trabajar. «La escritura es un trabajo solitario, pero luego vienes aquí y ves que no estás solo. Esto nos carga de emoción y volvemos a casa con más energía».
Quienes se estrenaron ante los lectores barceloneses firmando su obra eran los tres autores que se esconden bajo el seudónimo de Carmen Mola: Jorge Díaz, Agustín Martínez y Antonio Mercero. Acudieron con un sello con la firma de Carmen Mola y «luego lo personificamos con nuestras firmas. Es la primera vez que estamos aquí juntos y emociona poder compartir lo que es la tradición lectora de Barcelona».
En cuanto a los títulos más vendidos, segúndatos del Gremio de Libreros, «Roma soy yo», de Santiago Posteguillo, y «El Libro Negro de las Horas», de Eva García Saenz de Urturi, seguido de «El mapa de los anhelos», de Alice Kellen mientras en novela en catalán fue «Benvolguda», de Empar Moliner.
En las obras de no ficción en castellano los triunfadores del Día del Libro en Cataluña fueron Ángel Martín con su obra autobiográfica «Por si las voces vuelven», seguida de «Cómo hacer que te pasen cosas buenas», de Marian Rojas Estapé. En catalán, esta categoría está encabezada por «La Vall de la Llum», de Toni Cruanyes, obra a la que sigue «L’alegria de viure», de Sílvia Soler, y «Crims: Llum a la foscor» ,de Carles Porta.
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