Violencia de género

Detectan 200 matrimonios forzosos en poco más de una década en Cataluña

Sin contar el doble crimen de las hermanas pakistaníes de Terrassa, los Mossos han detectado 5 casos en lo que llevamos de año

El matrimonio forzoso para adolescentes sigue siendo una lacra social en numerosos países
El matrimonio forzoso para adolescentes sigue siendo una lacra social en numerosos paísesGoogle

A raíz del escandaloso doble “crimen de honor” en el que dos hermanas pakistaníes residentes en Terrassa fueron asesinadas por su familia en su país de origen, han salido a la luz los casos detectados en Cataluña por los Mossos d’Esquadra en los últimos años. El cuerpo tiene una unidad dedicada específicamente a luchar contra esta lacra social.

En lo que llevamos de año, los Mossos han evitado cinco matrimonios forzados en Cataluña, tres de ellos con niñas menores de edad. Las víctimas tenían 14, 15, 16 y 21 años y procedían de países del norte de África y Asia, según explicó a la SER la cabo de los Mossos Andrea Garcia, jefa de la Unidad Central de Atención a las Víctimas: “Son de Pakistán, Marruecos, Mali y la Índia; pero no podemos señalar un solo país como origen mayoritario, hay mucha diversidad”. Según datos de la policía catalana, el único cuerpo que lleva un registro, desde 2009, 194 niñas y mujeres han sido víctimas de matrimonios a la fuerza.

Ahora, los Mossos están investigando un nuevo presunto caso de matrimonio forzado en Cataluña entre una menor de edad y un hombre extranjero, asiático, han informado fuentes cercanas a los hechos. Los hechos llegan la misma semana en la que se ha conocido el brutal asesinato de dos hermanas pakistaníes residentes en Terrassa, a manos de su familia y por negarse al matrimonio obligado con sus primos.

La joven acudió a una comisaría de la policía catalana para denunciar que sus padres, en contra de su voluntad, “pretenden casarla con un hombre en su país de origen”.

Una de las víctimas que han detectado este año fue ella misma a comisaria a denunciar que su familia planeaba un viaje para casarla a la fuerza. Otras dos llegaron a la policía tras el aviso de servicios sociales, mientras que en el último caso fue la escuela quien avisó del riesgo que corría la menor. Tras la alerta, los Mossos comprobaron si tenían billetes comprados y si existía también riesgo para otras familiares de las niñas.

De esta manera, los Mossos d’Esquadra han atendido desde 2009 a 194 víctimas de matrimonios forzosos en Cataluña, y en la mayoría de los casos, en torno a un 82%, se han aplicado medidas preventivas puesto que las mujeres no habían viajado todavía a su país de origen y, por tanto, los enlaces no se habían consumado.

En declaraciones a Efe TV, la jefa de la Unidad Central de Atención y Seguimiento a las Víctimas, Andrea García, facilitó estas cifras días después del doble crimen en Pakistán que dos hermanas paquistaníes residentes en Terrassa (Barcelona) fueran asesinadas a manos de varios familiares por pretender romper sus matrimonios forzosos y de que anoche una joven de Barcelona, que se encuentra bajo protección de la Generalitat, presentara una denuncia ante los Mossos porque sus padres pretendían obligarla a casarse.

Ha explicado que, una vez tomada declaración a las víctimas, los agentes analizan todos los indiciadores de riesgo, como por ejemplo si ya hay un planificado un viaje para ese matrimonio forzoso y si este en inminente.

En caso de que haya previsto un viaje al país de origen de la víctima a corto plazo, los Mossos adoptan medidas de protección como puede ser pedir al juez que ordene la prohibición de salir del territorio, la retirada de pasaportes o trasladar a la víctima a una casa de acogida para sacarla del núcleo familiar.

Además, si la víctima es menor de edad, se acude a la Dirección General de Atención a la Infancia y la Adolescencia (DGAIA), que es el órgano competente para poder proteger a esta persona.

García subraya que el protocolo que siguen los Mossos en estos casos es siempre el mismo: recabar información, analizarla y averiguar si la familia apoya la decisión de la joven de no casarse o, por el contrario, si está siendo obligada, para lo cual se toma declaración a los familiares para determinar si hay una intencionalidad.

En la medida en que los matrimonios forzosos son un delito recogido en el Código Penal, los Mossos trasladan toda la información recabada a los juzgados.

Precisa que los autores de promover estos matrimonios forzosos no son siempre los padres, ya que a veces los orquestan los hermanos o familiares que residen en el país de origen, como primos o tíos.

Una hipótesis que se estudia es que hubieran obligado a las hermanas de Terrassa a hacer un matrimonio online hace un año y que ellas se hubieran negado a viajar o a agruparse aquí con los hombres. Lo que ya han confesado dos de los detenidos que se han declarado autores del crimen, un hermano y un tío de las chicas, es que engañaron a las dos víctimas con una visita “trampa” a Pakistán y las acabaron matando “por honor”.

El 81% de los casos que han detectado los Mossos entre el 2009 y el 2021 son preventivos: es decir, las víctimas han expresado que querían obligarles a casarse porque así se lo había manifestado su familia, se había planificado un viaje al país para efectuarlo o se había planteado la posibilidad de un desplazamiento a su país de origen con otra excusa. “Les empiezan a explicar que sería conveniente para la familia, el honor o la economía para justificar el matrimonio forzado”, describe García. Suelen ser chicas nacidas en Cataluña o que llevan mucho tiempo aquí, que están escolarizadas y que pueden tener relaciones de pareja con personas de aquí: cuando se enteran de que quieren forzarlas a casarse, se muestran muy en desacuerdo.

La caporala de los Mossos dice que las families pueden proteger a las niñas a pesar de recibir presión familiar desde su país de origen o bien ser hostiles, lo cual comporta un riesgo para las víctimas. En cuanto a los matrimonios consumados, García apunta que suelen ser mujeres a las que obligaron a contraer matrimonio cuando vivían fuera de Catalunya y que cuando han venido aquí, han sufrido maltrato y violencia a manos de sus maridos. Rosique asegura que pueden ser mujeres que lleven 15 o 20 años en Catalunya, pero que no conocen ni la lengua porque sus maridos les han controlado y sometido. Por eso, separarse de ellos implica “empezar desde cero”. En cambio, para las jóvenes con formación, “los estudios pueden ser su salvación para conseguir un trabajo cualificado, que es una herramienta importante para ser autónoma”, considera la integradora social. No se puede hablar países practicantes de matrimonios forzosos porque se vinculan a comunidades concretas,