Política

Sánchez y Aragonès escenifican el deshielo en un acto con empresarios en Barcelona

El presidente del Gobierno reitera su apuesta por el “diálogo” frente al republicano, quien insiste en exigir la inversión presupuestaria pendiente en Cataluña

Pedro Sánchez y Pere Aragonès han escenificado esta noche el deshielo entre el Gobierno y la Generalitat tras la polémica por Pegasus y han compartido acto y mesa con empresarios en Barcelona de la mano de Pimec, la patronal de la pequeña y mediana empresa.

Un paso más después de que el Ejecutivo de Aragonès anunciara que congelaba relaciones e incluso ponía en “stand by” posibles encuentros como el de este lunes por la noche. Ambos tienen pendiente una reunión oficial antes de las vacaciones, cita que de momento sigue sin fecha.

Sánchez ha sido recibido este lunes por el propio Aragonès y por el presidente de Pimec, Antoni Cañete a su llegada a las puertas del estadio del Camp Nou, el escenario donde se celebra la noche de la empresa catalana. Un protocolo habitual que el republicano ha respetado en todo momento saludando con cuatro palabras y dando la mano a Sánchez antes de empezar el evento.

De hecho, luego ambos han mantenido una breve charla “con cordialidad” junto a un grupo de asistentes sobre “asuntos empresariales”, según fuentes del Gobierno y de la Generalitat, aunque no han mantenido ninguna charla aparte. Incluso han entrado juntos al Camp Nou por el túnel de vestuarios y en la mesa presidencial se han sentado de lado.

En el turno de intervenciones, Pedro Sánchez ha insistido en tender la mano a Aragonès y ha defendido abiertamente apostar por el diálogo “por muy elevadas y duras que sean las crisis” y los desencuentros.

El republicano, por su parte, se ha mantenido en sus exigencias y ha aprovechado el discurso ante el empresariado catalán para pedir más inversiones al Gobierno y el cumplimiento de las pendientes. “Debemos resolverlo [el déficit presupuestario] con mecanismos para cumplir con las inversiones presupuestadas. Estamos dispuestos a ofrecer un mecanismo de garantía de las inversiones de la Generalitat”, ha anunciado.

Al acto han acudido también la ministra de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, Raquel Sánchez; la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau; la alcaldesa de L’Hospitalet de Llobregat, Núria Marín; la delegada del Gobierno en Catalunya, Maria Eugènia Gay, y el presidente del FC Barcelona, Joan Laporta.

Justo este lunes, ERC y Junts han subido el tono de sus reproches a cuenta del deshielo entre la Generalitat y el Gobierno. La resaca de la reunión entre Laura Vilagrà y Félix Bolaños en Madrid en la que apenas llegaron a acuerdos y sólo pactaron una cita entre presidentes antes de las vacaciones, ha sido dura para el independentismo.

Junts, en boca del vicepresidente del Ejecutivo, Jordi Puigneró, ya ha pedido explicaciones a Aragonès y el partido censura la posición de la Generalitat con la Moncloa. Ante este escenario, la portavoz de ERC, Marta Vilalta, ha reclamado este lunes a los poscconvergentes dejar de “debilitar” la mesa de negociación con sus “críticas desde el sofá”, una actitud que ha considerado que “no es leal, ni responsable, ni ayuda a ganar”.

Duras reprimendas de los republicanos, que señalan a Junts por querer “desgastar el Govern” de Pere Aragonès. De hecho, en Esquerra piden que la reunión entre el presidente del Gobierno y el de la Generalitat sirva para generar las “condiciones” y dar la confianza necesaria para retomar la mesa de diálogo, varada y sin apenas avances en estos dos años largos tras la investidura de Pedro Sánchez. Además, califican la minicumbre entre Vilagrà y Bolaños como un “punto de inflexión” para abordar el deshielo.

Junts, en cambio, navega en dirección contraria, insiste en su boicot y pone nuevas exigencias para volver a la mesa: que se aborde sí o sí la amnistía y la autodeterminación y mantener una alineación compuesta por dirigentes que no forman parte del Govern.