Cataluña
Aragonès apuesta por aprobar los Presupuestos de 2023 con la CUP y los comuns
Presenta unas cuentas para que sean un plan de choque contra la inflación
El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, ha apostado este martes por aprobar los Presupuestos catalanes de 2023 con la CUP y los comuns, y ha defendido que sean unas cuentas “de choque” contra los efectos de la inflación.
Lo ha dicho en la rueda de prensa posterior a la reunión del Consell Executiu, la última antes de las vacaciones estivales, en la que ha sostenido que los Presupuestos deben aprobarse con los votos que permitieron su investidura --ERC, Junts y CUP-- y con los que aprobaron las cuentas de 2022 --ERC, Junts y comuns--.
“Nos dirigiremos específicamente a todo el espacio de la izquierda nacional, del soberanismo de izquierdas para construir conjuntamente los mejores Presupuestos posibles”, y ha asegurado que las cuentas reforzarán el estado del bienestar y la economía productiva, y que darán respuesta a la inflación, especialmente para las familias y los puestos de trabajo que notan más los efectos del aumento del coste de la vida.
También muy recientemente hubo portazo de Aragonès, a cualquier retoque en la política fiscal y, concretamente, a la supresión del impuesto de sucesiones y a estudiar la eliminación del de patrimonio como requiere Junts per Catalunya. El jefe del Govern dejó claro que su objetivo de cara a los presupuestos del próximo año es “consolidar” el actual modelo de fiscalidad, ni bajar ni subir impuestos.
En la última sesión de control antes del periodo vacacional, la líder de los ‘comuns’, Jéssica Albiach, tendió la mano a Aragonès para reeditar el acuerdo que salvó las cuentas de 2022 después del veto de la CUP, eso sí, con cuatro condiciones previas: cumplir a rajatabla lo ya acordado para este año, negociar desde el inicio -eso es, partir como socio prioritario y antes de que se repartan previsiones de fondos por Conselleria-, que las cuentas sean expansivas y una última a raíz del cónclave de la posconvergencia: que no se toque el impuesto de sucesiones ni de patrimonio porque permiten recaudar 1.400 millones de euros anuales.
“[La de Junts] Es una posición de partido que respeto, pero no está en el plan de Govern y tampoco es la mía. Los impuestos redistributivos se tienen que preservar, sobre todo en momento de crisis económica como la actual. Hace diez años se retiró [el impuesto de sucesiones] y se tuvo que recuperar porque ya se vieron las consecuencias”, justificó el president, dispuesto a negociar con En Comú Podem las cuentas del próximo año y certificando así su primer acercamiento en público para alcanzar un acuerdo. Todavía más después de que los anticapitalistas se autodescarten como socios y apuesten por una enmienda total al Govern y con el PSC enfadado por la “insuficiente” obra de gobierno en Cataluña.
Hace un mes, Esquerra y Junts sumaron nuevas discrepancias a su serie crónica de desavenencias por la hoja de ruta a seguir, el rumbo a tomar, los proyectos a llevar a cabo o los aliados con los que pactar. El Parlament fue escenario del choque entre republicanos y posconvergentes por las inversiones pendientes de ejecutar en Cataluña por parte del Gobierno.
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