Social
El primer Living Lab centrado en envejecimiento arranca su actividad con un robot para dar de comer a las personas mayores
Barcelona Aging coLlaboratory es una plataforma impulsado por 10 instituciones catalanas con el fin de aportar soluciones innovadoras a las personas mayores, las cuales están involucradas desde el inicio en el diseño, desarrollo e implementación de los productos y servicios creados para mejorar su calidad de vida y autonomía
En una sociedad cada vez más envejecida como la actual, en la que se calcula que en 2050 una de cada tres personas en Cataluña tendrá más de 65 años, adquieren especial relevancia todas aquellas políticas y estrategias orientadas a promover un envejecimiento activo y saludable y a facilitar el que las personas de edad avanzada puedan disponer de la máxima calidad de vida y la mejor atención sociosanitaria, así como de herramientas para llevar una vida lo más autónoma posible.
Además, como apunta, Josep Carné, presidente de la Federación de Asociaciones de Gente Mayor de Cataluña, “no sabemos si los estados estarán preparados para dar a las personas mayores la atención que necesitan, de manera que cualquier salida es buena para dar respuesta a estas necesidades”
En este contexto, diez reconocidas entidades de los principales ámbitos de la sociedad catalana han impulsado Barcelona Aging coLlaboratory (BALL), el primer Living Lab focalizado en aportar soluciones innovadoras a las personas mayores, las cuales están involucradas desde el inicio en el diseño, desarrollo e implementación de los productos y servicios creados por BALL con el fin de fomentar su autonomía e integración en la comunidad, minimizando así el riesgo de dependencia.
Al respecto, el doctor Marco Inzitari, jefe del grupo de investigación en Envejecimiento, Fragilidad y Transiciones en Barcelona de Vall d’Hebron Institut de Rercera, director de Atención Integrada e Investigación del Parc Sanitari Pere Virgili y profesor de la UOC, entidades, las tres, que forman parte de este Living LAb, señaló durante la presentación del Barcelona Aging coLlaboratory, que “en un momento en el que cada vez aumenta más la esperanza de vida, pero no la calidad, el objetivo final del Living Lab es poner a las personas en el centro y que tomen el control de su salud y de su vida”.
En este sentido, el trabajo que se desarrolla en el marco de BALL arranca con la detección de las necesidades de las personas mayores a partir de la interacción y el diálogo con ellas y sus cuidadores, para codiseñar y cocrear nuevos servicios a medida de sus necesidades que, en última instancia, serán testados en un entorno real y por sus potenciales usuarios antes de llegar al mercado.
Para Josep Carné, presidente de la Federación de Asociaciones de Gente Mayor de Cataluña, entidad también impulsora del Living Lab, que BALL ponga la voz de las personas mayores en el centro del proyecto “es lo más importante”. “Nos ofrece la posibilidad de participar en la creación de esos servicios que deben cubrir nuestras necesidades y, en este sentido, nuestra principal prioridad es poder prolongar nuestra vida en casa y si eso pasa por adoptar la tecnología, bienvenida sea”, comentó para a continuación puntualizar que se trata de que “la tecnología se adapte a nosotros y no nosotros a la tecnología”.
Una robot para comer
Y ese es precisamente el fin del robot humanizado, que es el primer proyecto desarrollado por BALL en colaboración con los usuarios finales, cuya función es la de ayudar a las personas mayores que ya tienen dificultades para alimentarse por sí mismas. Este ingenio favorece, pues, la autonomía de este colectivo y reduce, por lo tanto, su nivel de dependencia.
Pero además, gracias a la automatización de una de las labores más complejas de la atención asistencial en los hospitales y residencias como es la de la alimentación, esta herramienta “permite liberar a los cuidadores, ya sean familiares o profesionales, de tareas más mecánicas para poder dedicarse a otras con valor añadido”, señaló durante la presentación de la misma Guillem Alenyà, investigador y director del Instituto de Robótica Industrial (IRI UPC- CSIC), que forma parte del BALL, quien a modo de ejemplo comentó que “gracias a este robot, el hijo no tendría que estar dando de comer su padre, sino que toda la familia podría estar sentada a la mesa disfrutando, a la vez, de la cena”.
El primer prototipo de este robot ha sido diseñado por investigadores de Institut de Robótica e Informática Industrial y profesionales del Parc Sanitari Pere Virgili, que han contado con la colaboración de todas las instituciones que forman parte del BALL y la participación de profesionales y personas mayores atendidas en el centro sanitario que contribuyeron en la confección del prototipo con sus aportaciones acerca de las necesidades que debía cubrir el robot y la manera de hacerlo de la forma más humana posible.
En este sentido, el robot, que en ningún caso aspira a sustituir al personal asistencial, sino a ser un apoyo y soporte para el mismo, debe mejorar la autonomía de las personas mayores durante la comidas ofreciendo siempre la posibilidad de elegir el ritmo, tipo y cantidad de la ingesta, así como incrementando el margen en la esfera dialógica a partir de favorecer formas de negociación acerca de qué y cómo se come.
Para Asunción, quien con 67 años se está recuperando en el Parc Sanitari Pere Virgili de una intervención para colocarle una prótesis en la rodilla, “el robot es realmente interesante”. “Mi marido tiene un grado 3 de dependencia y aunque aún puede comer por si solo, todo llegará. En este sentido, creo que todo lo que sirva para ser independiente, te hace más libre”.
Además, más allá de contribuir a que sus usuarios ganen en autoconfianza, autoestima y autonomía, esta herramienta facilitará a los profesionales información acerca del estado nutricional de la persona asistida, permitiendo así personalizar la atención en función de las necesidades y características de cada individuo.
En cualquier caso, la idea es ir mejorando ese prototipo inicial con las aportaciones y comentarios de las personas mayores. En esta línea, en breve, los pacientes del Parc Sanitari Pere Virgili con dificultades para poder comer de forma autónoma participarán en una prueba piloto en el entorno hospitalario, que es donde se usará el robot en una primera fase, y se les encuestará acerca de su grado de satisfacción para considerar todas las observaciones que éstos realicen al respecto de cara al desarrollo final del proyecto, a la vez que los profesionales del centro observarán las reacciones no verbales de los usuarios durante su interacción con el dispositivo para valorar posibles cambios o adaptaciones.
Y es que el objetivo es ir evolucionando este robot para que, finalmente, pueda incluso acabar reconociendo los gestos faciales de la persona mayor e interactuar verbalmente con ella con el objetivo final de que éste “no solo se use en los hospitales, sino que acabe también entrando en residencias y domicilios”, avanzó Alenyà.
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