Abusos a alumnos

El pederasta confeso de Maristas tiene que entrar en prisión antes de 10 días

El padre impulsar de las denuncias, Manuel Barbero, pide que Joaquín Benítez pida perdón en público

La sentencia tenía que ser firme, y sucedió. Tras la ratificación de la condena por parte del Tribunal Supremo, el ex profesor de los Maristas de Barcelona Joaquín Benítez ha comparecido este lunes ante la Audiencia de Barcelona, que le ha comunicado que dispone de diez días para ingresar en la cárcel y cumplir la pena de 21 años y 9 meses que se le impuso por abusar sexualmente de cuatro alumnos.

En un proceso extenuante y tremendamente largo, Benítez, que permanecía en libertad a la espera de que su sentencia por abusos fuera firme, ha cumplido puntualmente con la citación que le remitió la semana pasada la Audiencia de Barcelona y se ha presentado ante el tribunal para firmar la notificación de que debe ingresar en prisión.

El profesor pederasta de los Maristas ha llegado al Palacio de Justicia vestido íntegramente de negro, con la cabeza cubierta por un sombrero de ese color y el rostro parcialmente tapado por un pasamontañas, con el fin de evitar que las cámaras captaran su imagen. Es su imagen más habitual para acudir a los tribunales. Fue confeso, como recuerdan los padres de los alumnos afectados, desde el primer minuto, por lo que no entienden esta dilación judicial de años.

Benítez dispone ahora de diez días para entrar en prisión, después de que el Tribunal Supremo confirmara el pasado 19 de octubre la sentencia que lo condenó por abusar sexualmente de cuatro alumnos de 12, 13 y 14 años entre 2006 y 2009.

La sentencia condena también a la escuela de los Maristas a pagar los 120.000 euros correspondientes en indemnizaciones a las víctimas, como responsable civil directa de los abusos sexuales perpetrados en su centro.

La Audiencia de Barcelona acordó en mayo de 2019 mantener en libertad a Benítez, aunque ya estaba condenado, al entender que había cumplido sin incidencias con todas las medidas cautelares -comparecencias periódicas en comisaría, prohibición de salir de España y de tratar con menores- que se le impusieron en febrero de 2016, cuando compareció como investigado ante el juez instructor.

Benítez, que durante el juicio admitió los hechos, fue condenado por su conducta “perversa y odiosa” entre los años 2006 y 2009, en los que abusó al menos de cuatro menores de entre 12 y 14 años.

La Audiencia de Barcelona descartó que actuara “protegido” por el centro religioso y señaló que no tenía la “certeza” de que la dirección del colegio conociera sus conductas, pero declaró la responsabilidad civil directa de la compañía de seguros del colegio y la subsidiaria de la Fundación Champagnat, propietaria de las escuelas Hermanos Maristas.

Ante el Supremo, Benítez volvió a reconocer algunos de los abusos, pero negó otros y consideró que no podía ser condenado por ellos porque las secuelas que presentaban los menores podían tener otra causa y no había otras pruebas que los corroboraran.

Pero el alto tribunal consideró que “las declaraciones de los cuatro menores víctimas de los abusos fueron detalladas y sin contradicción” y que los informes periciales médicos son “elementos de corroboración muy relevantes”, por lo que confirmó íntegramente la condena.

El padre que denunció el caso Maristas, Manuel Barbero, ha exigido al exdocente condenado, Joaquín Benítez, que pida perdón públicamente y que reconozca a las víctimas.

En declaraciones a los medios, Barbero ha asegurado que lo que las víctimas quieren es que se sepa la verdad, y ha manifestado: “Yo estaré luchando hasta que él hable”.

Ha sostenido que cree que el acusado entrará voluntariamente en prisión, pero que esperará hasta el último minuto ya que asegura que “esconderse es lo único a lo que se ha dedicado” desde que fue detenido.

“Él siempre ha evadido su responsabilidad y desde aquí le digo que es un cobarde. Tiene que hablar y decir verdad”, ha añadido.

Barbero ha explicado que cuatro de las denuncias por el caso Maristas han podido prosperar, y ha manifestado: “Tenemos que pedir a las administraciones que se investigue más. Las víctimas quieren saber, que se pongan manos a la obra y que investiguen más. Es una vergüenza”. Siempre se ha mostrado muy duro con la lentitud de este proceso, teniendo en cuenta que confesó desde el primer minuto.