Abusos a menores

El pederasta confeso de Maristas pasa la primera noche entre rejas de los 21 años de su condena

Joaquín Benítez ingresa en la cárcel de Puig de les Basses por cuatro delitos de abusos sexuales a menores

El exprofesor de los Maristas de Barcelona Joaquín Benítez, acudió a la Audiencia de Barcelona para serle comunicado que le da diez días para ingresar voluntariamente en la cárcel y cumplir la condena de 21 años y 9 meses que se le impuso por abusar sexualmente de cuatro alumnos. EFE/Alejandro García
El exprofesor de los Maristas de Barcelona Joaquín Benítez, acudió a la Audiencia de Barcelona para serle comunicado que le da diez días para ingresar voluntariamente en la cárcel y cumplir la condena de 21 años y 9 meses que se le impuso por abusar sexualmente de cuatro alumnos. EFE/Alejandro GarcíaAlejandro GarciaAgencia EFE

El ex profesor del colegio Maristas Joaquín Benítez ha ingresado en la cárcel de Puig de les Basses (Girona) para cumplir condena por cuatro delitos de abuso sexual a alumnos menores de edad entre 2006 y 2009.

Fuentes penitenciarias consultadas han explicado que Benítez ingresó el miércoles en la prisión.

De esta manera, Benítez ha agotado el plazo de 10 días que la Audiencia de Barcelona le dio el lunes de la semana pasada para entrar en prisión.

Está condenado a 21 años y nueve meses de prisión y su entrada en prisión el miércoles llega tres años después del juicio en el que resultó condenado con una sentencia de abril de 2019.

Su condena es firme desde principios de noviembre, después de que el Tribunal Supremo (TS) desestimó el recurso de la defensa contra esta condena, que también recurrió Generali, aseguradora de la Fundación para la que trabajaba el profesor.

Benítez está condenado por un delito continuado de abusos sexuales agravado y la sentencia fija que la entidad aseguradora del colegio es responsable civil directa y debe responder por los daños y perjuicios causados.

La sentencia también incluye una indemnización de 120.000 euros para las víctimas, inhabilita al docente para trabajar como profesor durante 13 años y 8 meses y le impone una orden de alejamiento de las víctimas.

Los hechos probados exponen que el hombre aprovechó su condición de profesor de Educación Física del colegio Maristas --donde trabajó de 1999 a 2011-- para abusar de los cuatro alumnos, en varias ocasiones en una camilla que tenía en un despacho propio y donde les llevaba con la excusa de hacerles masajes ante posibles lesiones.

La sentencia tenía que ser firme, y sucedió. Tras la ratificación de la condena por parte del Tribunal Supremo, el ex profesor de los Maristas compareció a principios de mes ante la Audiencia de Barcelona, que le comunicó que disponía de diez días para ingresar en la cárcel.

En un proceso extenuante y tremendamente largo, Benítez, que permanecía en libertad a la espera de que su sentencia por abusos fuera firme, cumplió puntualmente con la citación que le remitió la semana pasada la Audiencia de Barcelona y se presentó ante el tribunal para firmar la notificación de que debe ingresar en prisión.

La Audiencia de Barcelona acordó en mayo de 2019 mantener en libertad a Benítez, aunque ya estaba condenado, al entender que había cumplido sin incidencias con todas las medidas cautelares -comparecencias periódicas en comisaría, prohibición de salir de España y de tratar con menores- que se le impusieron en febrero de 2016, cuando compareció como investigado ante el juez instructor.

Benítez, que durante el juicio admitió los hechos, fue condenado por su conducta “perversa y odiosa” entre los años 2006 y 2009, en los que abusó al menos de cuatro menores de entre 12 y 14 años.

La Audiencia de Barcelona descartó que actuara “protegido” por el centro religioso y señaló que no tenía la “certeza” de que la dirección del colegio conociera sus conductas, pero declaró la responsabilidad civil directa de la compañía de seguros del colegio y la subsidiaria de la Fundación Champagnat, propietaria de las escuelas Hermanos Maristas.

Ante el Supremo, Benítez volvió a reconocer algunos de los abusos, pero negó otros y consideró que no podía ser condenado por ellos porque las secuelas que presentaban los menores podían tener otra causa y no había otras pruebas que los corroboraran.

Pero el alto tribunal consideró que “las declaraciones de los cuatro menores víctimas de los abusos fueron detalladas y sin contradicción” y que los informes periciales médicos son “elementos de corroboración muy relevantes”, por lo que confirmó íntegramente la condena.