Salud

Vall d’Hebron crea una sonda 4D única en el mundo para operar cardiopatías en bebés

Permite realizar cirugías y cateterismos más precisos y seguros a pacientes desde el mes de vida hasta los 10 años aproximadamente

En Cataluña nacen al año en torno a unos 600 bebés con cardiopatías congénitas. Cerca del 25% han de ser intervenidos mediante cirugía o caterterismo, y en la mayor parte de los casos la operación debe ser antes del año de vida.

Hasta ahora, los profesionales disponían de una sonda transesofágica 2D como soporte para las intervenciones. Un tubo flexible que se colocaba en el esófago del paciente, justo detrás del corazón y, mediante ultrasonidos, permitía visualizar el órgano. De esta manera, el profesional podía planificar la cirugía o el cateterismo y, durante la intervención, servía para guiarse y confirmar así que lo que estaba haciendo era correcto.

«El problema es que con esa sonda, al ser 2D, no tienes nunca una visión completa de todo lo que está pasando en el corazón porque se focaliza solo en un punto, lo que ofrece un visión parcial y poco precisa», explica el doctor Ferran Rosés, jefe clínico de Cardiología Pediátrica de Vall d’Hebron. Así, cada vez que el profesional necesita actuar sobre una parte diferente del órgano durante la intervención, es necesario modificar el enfoque de la sonda para que permita visualizarla.

En el caso de los pacientes adultos con cardiopatías, los profesionales disponen desde hace tiempo de una sonda trasesofágica 4D, que muestra la imagen del corazón en 3D en tiempo real. Es decir, en movimiento, facilitando una mayor precisión en las cirugías y cateterismos y una mayor seguridad. Al respecto, Rosés señala que «con el 4D lo ves todo y no has de ir enfocando continuamente en función de la zona del corazón en la que quieras intervenir, de manera que ayuda a visualizar la cardiopatía, que afecta a todo el órgano», así como la zona de alrededor, reduciendo así el riesgo de tocar otros tejidos.

Sin embargo, en neonatos no existía una herramienta de estas características, ya que la sonda 4D de adultos tiene un diámetro de entre 10 y 12 milímetros, demasiado grande como para poder introducirla en pacientes tan pequeños, de manera que la solución pasaba por «compactar la tecnología de la sonda grande de adultos en un tubo pequeño, de la medida adecuada como para poder ser colocada en bebés», explica Serrés.

Y eso es precisamente lo que han logrado codesarrollar Vall d’Hebron Barcelona Hospital Campus y la empresa multinacional líder en imagen cardíaca General Electric Healthcare. Se trata de la sonda trasesogáfica 9VT-D, la primera 4D que permite la exploración del corazón de los pacientes pediátricos a partir de cinco kilos que deben ser intervenidos de una cardiopatía, ya que tiene un diámetro de solo 3,5 milímetros. «Ofrece una correlación exacta entre la imagen cardíaca y la anatomía del paciente, lo que permite planificar las cirugías y cateterismos y guiar las intervenciones con mayor precisión», señala el doctor Serés.

Así pues, esta nueva sonda, producto del sistema sanitario público catalán que ya se distribuye en todo el mundo, ofrece una mayor precisión al cirujano cardíaco a la hora de llevar a cabo una intervención y al cardiólgo en el momento de realizar un cataterismo, mejorando así la seguridad de los pacientes a partir de los 5 kilos, es decir lactantes de un mes aproximadamente, hasta niños de 35 kilos, con una edad cercana a los nueve años.

Así pues, teniendo en cuenta que en Vall d’Hebron se realizan unas 500 intervenciones de estas características al año y la mitad de ellas son a niños pequeños, se estima que, en este centro, la sonda 9VT-D, que ya está en uso desde hace un año, se utilizará una media de una vez al día.