Fiestas

Las 8 costumbres más extrañas de los catalanes en Navidad

No celebrar la Nochebuena, el tió y la “escudella” o “sopa de macarrones”, en un ranking en el que también hay una canción y una festividad propias

Detalle de uno de los puestos navideños de la Feria de Santa Llúcia de Barcelona, este viernes, cuando Cataluña ya lo tiene todo "a punto" para cuando lleguen las vacunas contra la covid-19 el próximo mes de enero pero la velocidad de transmisión (Rt) sigue al alza por cuarto día consecutivo y la movilidad de los catalanes no se frena. EFE/Enric Fontcuberta
Detalle de uno de los puestos navideños de la Feria de Santa Llúcia de Barcelona, este viernes, cuando Cataluña ya lo tiene todo "a punto" para cuando lleguen las vacunas contra la covid-19 el próximo mes de enero pero la velocidad de transmisión (Rt) sigue al alza por cuarto día consecutivo y la movilidad de los catalanes no se frena. EFE/Enric FontcubertaEnric FontcubertaAgencia EFE

Muere 2022 con la Navidad a la vuelta de la esquina. Las luces encendidas a partir de media tarde, mercadillos como el de Santa Llúcia en Barcelona y los comercios abarrotados sirven de aperitivo de unas fiestas que llegan, por fin, después de dejar atrás las restricciones de la pandemia.

Vuelven los regalos, las comidas navideñas y los brindis con cava, grandes clásicos a lo largo de tres semanas, desde Navidad hasta Reyes. Y en Cataluña, son varias las costumbres autóctonas y algo excéntricas para el resto de comunidades -e incluso para muchos de sus ciudadanos- que se repiten año tras año. Celebraciones arraigadas en un ranking con gastronomía, cancionero popular y un toque de política.

No celebrar la Nochebuena

Primera parada en el camino: el 24 de diciembre, Nochebuena, no se celebra tradicionalmente en Cataluña. De hecho, no hay ni una palabra propia para definirla -la traducción literal sería Nit Bona- y TV3 la bautiza año tras año como “la Nit de Nadal” (la Noche de Navidad). Se mantiene la Misa del Gallo, aunque lo cierto es que la cena de Nochebuena se ha importado en infinidad de casas catalanas.

El tió

Es el protagonista de la Navidad catalana, la estrella indiscutible. Se trata de un tronco de madera animado, ataviado con una barretina y que caga regalos el día de Navidad después de darle golpes con un palo de madera. La tradición más arraigada marca que hay que recogerlo del bosque a principios de diciembre -inicio Adviento- y darle comida y taparle con una manta, aunque esto último se hace solo el 24 o el 25 de diciembre. Icono, hay ferias dedicadas únicamente a su figura y se puede adquirir en prácticamente todos los mercadillos de Cataluña.

Fum Fum Fum

La canción infantil por excelencia, que se enseña y se canta en los colegios desde Parvularios. Un villancico antiguo que aún a día de hoy sigue siendo muy popular. El significado de la palabra “fum” en catalán es “humo” en castellano y la primera estrofa dice lo siguiente: “El vint-i-cinc de desembre fum, fum, fum (bis) / Ha nascut un minyonetros i blanquet, ros i blanquet / Fill de la Verge Maria, és nat en una establia / Fum, fum, fum”.

El caganer

Junto con el tió, la otra cara visible de la Navidad catalana. Se trata de una figura del belén representada en un pastor agachado, con los calzoncillos bajados, las nalgas al aire y defecando. Se ha convertido en un icono casi nacional y son muchos los famosos representados en el caganer. De hecho, en los últimos años es costumbre descubrir cuáles son los “caganers” del año, hay tiendas especializadas y se puede comprar on line o en ferias como la de Santa Llúcia, con puestos especializados.

Sopa de macarrones y canelones con las sobras

En el menú típicamente navideño no puede faltar la “escudella i carn d’olla”, un cocido catalán que consiste en una sopa con grandes galets -macarrones en su origen o tiburones- y la famosa “pilota”, una albóndiga de carne grande elaborada con carne, huevo, pan, ajo y perejil que muchas veces se usa para rellenar la pasta. Y para el día de Sant Esteve, el 26 de diciembre, la estrella en la mesa son los canelones de carne, una receta derivada de la cocina italiana y pensada para no tirar las sobras del día anterior. Es decir, la cocina catalana de aprovechamiento llega incluso a la Navidad.

Sant Esteve

Cataluña tiene una festividad propia el 26, día que sustituye al 24, festivo en el resto de comunidades autónomas. Tal como explica Amadeu Carbó en su libro “Celebrem el Nadal”, en el siglo IX la Cataluña pertenecía al imperio fundado por Carlomagno y dependía del obispado de Narbona, a diferencia del resto de la península Ibérica cristiana, dominada por los godos y que tenía por referencia el obispado de Toledo. Eso hacía que los conceptos de familia fueran diferentes: el carolingio era muy extenso, como un clan, y cuando había alguna festividad importante había que desplazarse a la casa solariega. Este es el caso de la Navidad, la fiesta más importante del calendario religioso, y que reunía a toda la familia en torno al hogar. Y como en la Edad Media los desplazamientos solían ser largos se añadió la festividad de Sant Esteve.

Sin palabra para Nochevieja

En Cataluña el Fin de Año o Nochevieja se acostumbra a llamar Cap d’Any, un término que se usa de forma incorrecta al ser únicamente adecuado para el día 1 de enero, no para el 31 de diciembre. Su traducción así lo demuestra: equivale a cabeza de año en su acepción de “al principio”, el “primero”. De hecho, no hay ninguna expresión equivalente para Nochevieja y se debería decir 31 o Fi d’any, simplemente.

La política, a lo suyo el 25

Una de las tradiciones más curiosas de la política catalana es acudir al cementerio de Montjuïc, en Barcelona, a primera hora del día 25 de diciembre para rendir homenaje al 122 president de la Generalitat, Francesc Macià, este año en el aniversario de su muerte. Hasta el lugar se desplazan Esquerra, Junts, el PDeCAT o las entidades independentistas, la ANC y Òmnium Cultural. Y allí, en plena mañana navideña, acostumbran a reaccionar al discurso del Rey de la noche anterior, siempre con reproches.