Literatura fantástica

¿Por qué tenemos que leer a Edgar Allan Poe?

Una nueva edición de la obra narrativa del gran escritor estadounidense y llega a las librerías

El escritor Edgar Allan Poe
El escritor Edgar Allan PoeLa RazónLa Razón

uele ser una tradición que por estas fechas la editorial Del Nuevo Extremo nos sorprenda con una edición que reúne la obra más o menos completa de un autor clásico vinculado con el género fantástico.

Después de llevarnos a los mundos extraordinarios de Lovecraft o la riqueza y la variedad en el tratamiento de lo irreal y fantasioso de la mano de grandes escritoras, este año es el turno de uno de los más claros referentes del terror, tanto desde la narrativa como la poesía. Hablamos de Edgar Allan Poe.

Dedicar una página de un diario a exponer la importancia de un autor de la categoría de Poe podría parecer una pérdida de tiempo, pero tener reunida buena parte de su producción hace que merezca la pena volver a quien ha sido considerado como uno de los nombres más importante de la literatura estadounidense de todos los tiempos.

Buena parte de las ediciones que pueden encontrarse en la actualidad en el mercado de los cuentos de Poe tienen como traductor a Julio Cortázar. Cabe decir que el autor de «Rayuela» también ordenó esos relatos según su criterio, por lo que la lectura que se ha hecho del responsable de «Los asesinatos de la calle Morgue» ha obedecido durante décadas a los designios de Cortázar. Otro criterio editorial fue el clásico del profesor Thomas Ollive Mabbot que apostó por una ordenación cronológica, en teoría a partir de cuando fueron redactados, aunque esta versión dejaba en cuenta algunas de las más importantes historias escritas por Edgar Allan Poe. A ello hay que sumar otra nueva vuelta de tuerca al asunto de la ordenación, que es la que realizó un verdadero fan de la causa llamado Charles Baudelaire quien, además de los cuentos, incorporó algunos poemas, como el clásico «El cuervo».

En esta ocasión es el editor, librero y escritor argentino Carlos Santos Sáez quien acomete el reto de adaptar la palabra de Poe. Él es el responsable de llevar a cabo una libre ordenación de los 67 textos. Eso sí, Santos Sáez recomienda la lectura como una sola unidad de los tres casos del precursor de Sherlock Holmes, es decir C. Auguste Dupin. Protagonista de «Los asesinatos de la calle Morgue», «El misterio de Marie Roget» y «La carta robada». La edición, además de una selección de los poemas, también incorpora la única novela del maestro: «La narración de Arthur Gordon Pym de Nantucket».

¿Cuál era la fórmula para que Edgar Allan Poe pudiera atrapar al lector? Probablemente algunas de las claves para comprender este fenómeno se encuentren en un extenso artículo que nuestro protagonista dio a conocer por primera vez en las páginas de «The Graham’s Magazine» una publicación de Filadelfia, en 1846. En «Filosofía de la composición», el estadounidense nos da algunas pistas sobre su forma de abordar la hoja en blanco. «Para mí, lo más importante es el efecto que se quiere producir. Teniendo siempre presente la originalidad (se traiciona a sí mismo quien se atreve a prescindir de un medio de interés tan evidente), yo me digo, ante todo: entre los innumerables efectos que es capaz de recibir el corazón, la inteligencia o, hablando en términos más generales, el alma, ¿cuál será el único que deba elegir?».

Poe también se planteaba la duda de si ese efecto que quiere causar en el lector debe traducirse en los hechos o en el tono del relato. Una vez elegido el camino por el que quiere transitar, Poe añadía que «busco a mi alrededor, o mejor en mí mismo, las combinaciones de sucesos o de tomos que pueden ser más adecuados para crear el efecto en cuestión».

En el resto del artículo, el escritor nos explica cómo gestó su celebérrimo poema «El cuervo» siendo un caso excepcional de autor que expone públicamente todos los secretos sobre la construcción de una obra.

Es necesario buscar un motivo para leer a Poe? Probablemente la mejor explicación nos la pueda dar otro gran poeta, como fue Rubén Darío. Fue este quien aseguró que el autor de «La guadaña del tiempo» «nació con la adorable llama de la poesía, y ella le alimentaba al propio tiempo que era su martirio».

Esa llama sigue encendida y sigue alumbrando a millones de lectores en todo el mundo. Es imposible apagarla. Lo único que hay que hacer es seguir leyendo a Edgar Allan Poe.