Historia
La última estación de metro modernista que sobrevive en Barcelona
Entre los años 20 y 30 se instalaron 80 arcos modernistas en las diferentes paradas, solo uno ha llegado a nuestros días
Suele decirse que una de las visitas imprescindibles en Moscú es emular a Dostoievsky y adentrarse en su subsuelo. Al metro. Testigo de excepción de una época en la que los detalles y la artesanía se cuidaban, hasta el punto de que que cada parada es poco menos que una sala de museo. Hubo en tiempo en que el metro de Barcelona también respondía a esos patrones, que poco a poco fueron sustituidos por la producción en cadena y los materiales baratos. No obstante, todavía quedan algunos restos de ese pasado como las bóvedas de las estaciones de España y Cataluña. Respecto a las entradas al metro, tres cuartas partes de lo mismo. En toda Barcelona solo sobrevive un acceso original: Urquinaona.
Durante casi un siglo, un arco de hierro forjado coronaba los accesos al metro. Se instalaron 80 por toda geografía barcelonesa. Pero su estado, por el paso del tiempo, fue empeorando hasta constituir un riesgo para los viandantes. Se reestructuraron y años más tarde, la TMB (arguyendo incompatibilidades con las nuevas leyes de accesibilidad y la necesidad de unificar el criterio) optó por derribarlos. Ahora, el último de los arcos modernistas figura como vestigio de una Barcelona que no existe en Bruc con Sant Pere. En la parte baja de los arcos está grabada la firma del autor de los arcos: Manuel Ballarín. Concretamente se puede leer “Barcelona Ballarín”.
En 1926 se inauguró la estación de la L4 de Metro de Barcelona, situada bajo la Via Laietana, como parte del ramal del Gran Metro de Barcelona. Posteriormente, en 1932 se abrió al público la estación de la L1 del Metro de Barcelona, que se encuentra bajo la Ronda Sant Pere, como parte de la primera prolongación del Metro Transversal.
Al principio las estaciones de ambas líneas no tenían transbordo subterráneo directo porque pertenecían a empresas distintas. No fue hasta los años 50 cuando se unificaron y se construyó la conexión entre ambas líneas por debajo de la Plaza Urquinaona.
En 1972 con el cierre del ramal del Gran Metro, para integrarlo en la nueva Línea IV, fue cerrada la estación de la L4, que fue reabierta un año después como parte de la entonces línea IV, que va adoptó el nombre de L4 en 1982.
Urquinaona, hoy en día, es una estación de las líneas L1 y L4 del Metro de Barcelona situada debajo de la Plaza de Urquinaona entre los distritos del Eixample y Ciutat Vella de Barcelona.
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