
Arte
El cartelismo catalán se llama Ramon Casas
La Fundació Pinnae dedica una exposición a una de las facetas más conocidas del artista modernista

Para hablar de Ramon Casas siempre debería haber tiempo porque él sigue representando parte de lo mejor que ha dado el arte catalán. Ya sea como pintor o como dibujante, o, incluso, como adelantado a su tiempo y apostador por la modernidad, Casas no se acaba nunca. Por eso, siempre es una buena noticia que se le dedique una exposición a algunas de sus facetas creativas, como es el cartelismo. Esos trabajos son precisamente los protagonistas de una interesante exposición que acaba de inaugurar en el Fòrum Berger Balaguer, de Vilafranca del Penedès, de la mano de la Fundación Pinnae. La muestra, comisariada por Gabriel Pinós, una de las principales autoridades en esta materia, recoge hasta el 2 de marzo una veintena de trabajos, algunos de ellos entre los más conocidos del Casas cartelista, así como dibujos originales, diferentes proyectos y documentación original.
No se puede olvidar que a finales del siglo XIX, Ramon Casas pasó a ser el más solicitado de los artistas para la realización de carteles publicitarios, especialmente tras ganar el concurso para llevar a cabo el dedicado a Anís del Mono, hecho que le dio una gran fama que se multiplicó con otro de sus grandes trabajos en este campo, como fue el de la marca Codorniu. Estas dos joyas modernistas precisamente forman parte de la exposición.
A lo largo de su carrera, Casas, siguiendo la estela dejada por Toulouse-Lautrec, dibujó 250 carteles de todo tipo, desde los dedicados a bebidas alcohólicas a los destinados a promocionar eventos de todo tipo pasando por aquellos que tenían como objetivo la promoción de publicaciones, como fue el caso de su querida revista artística y literaria «Pèl & Ploma». Algunas de estas obras de arte gráfico están expuestas en la propuesta de la Fundació Pinnae.
No se puede olvidar que estos carteles no fueron algo local, algo reducido solamente a los clientes catalanes del modernista sino que tuvieron cierto eco internacional, como lo avala que en 1899, en la revista «The Poster Collector’s Circular» se reprodujeran en todo su esplendor. De alguna manera, Casas innovó y empezó a crear escuela con esta mirada única en la que se fundía el encargo publicitario con su personalísimo estilo plástico.
El pintor fue muy cuidadoso en el proceso de realización del cartel, incluso en su paso por la imprenta. De esta manera, en la exposición se recoge el libro de gamas para el cartel del Anís del Mono, lo que nos permite ser testigos de la estampación cromolitográfica y en la que se empleó una piedra para cada color que encontramos en el resultado final. Si lo habitual en ese momento era el empleo de solo tres piedras, en el cartel que nos ocupa se aumentó a cinco, todo un logro creativo de Casas.
Antes de que nuestro protagonista empezara a trabajar, en muchas ocasiones debía presentarse a un concurso. En el caso de Codorniu, en la muestra de Vilafranca del Penedès se tiene la posibilidad de contemplar uno de los dos originales que Casas presentó para poder hacerse con la publicidad de la bebida espumosa en septiembre de 1898.
Una de la más importante piezas del cartelismo de este modernista es su muy conocido y celebrado trabajo para «Pèl & Ploma», en 1899, una adaptación de su cuadro «Joven decadente», aunque realizó alguna variante con respecto a la pintura al añadir a la mano de la modelo un pincel y una pluma como guiño al nombre de la publicación. Merece igualmente la pena también resaltar la presencia de un dibujo inédito que Ramon Casas trazó para «Enciclopèdia Universal Espasa».
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