
70º Aniversario de Vall d'Hebron
Creciendo juntos con un objetivo común: cuidar vidas
El neonatólogo Félix Castillo nació, se formó, creció profesionalmente y recibió tratamiento en Vall d'Hebron, hospital que ahora cumple 70 años

El Hospital Universitario Vall d'Hebron celebra su 70 aniversario, una efeméride que el doctor Félix Castillo encara con especial cariño e ilusión puesto que su vida ha estado siempre vinculada al centro. Ambos, hospital y doctor, han ido creciendo juntos y evolucionando de la mano desde el 4 de junio de 1962, día en el que el ahora jefe del servicio de Neontatología de la Vall d'Hebron nació.
"Mis padres vivían en Lleida, pero como yo venía de transversa, para el parto les derivaron a Vall d'Hebron, que por entonces no contaba aún con un Hospital Infantil, así que mi madre dio a luz en el edificio general", recuerda Castillo.
Aquello parece que, según se han ido sucediendo los acontecimientos, marcó la vida y el devenir del doctor, que a las 12 años se mudó con su familia a Girona.
Y es que tras acabar su etapa escolar y consciente de cuál era su vocación, se matriculó en la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Barcelona y tras cursar el primer año, los pocos que sobrevivieron a aquel curso debían elegir un hospital en el que continuar con sus estudios y, pese a que por entonces tenía fama de difícil, el doctor se decantó por Vall d'Hebron.
Seis años después, en 1986, Castillo se licenció y entonces tocaba hacer el MIR. "Éramos muchos aspirantes y había poca oferta, así que parecía complicado lograr mi objetivo", recuerda el doctor, quien, aspiraba a dar continuidad a su formación en Vall d'Hebron.
Sin embargo, sus resultados fueron muy buenos y pudo cumplir sus aspiraciones de completar su residencia en el servicio de pediatría del hospital donde ya había cursado la carrera.
De nuevo, Vall d'Hebron pasaba a formar parte de su día a día. Así, en 1987, Castillo renovaba su vinculación con el centro, pero esta vez ya como médico residente en el hospital infantil, que entonces sí se había inaugurado como un área independiente del edificio general.
Tras concluir su residencia, su voluntad era la de permanecer en Vall d'Hebron, algo que a priori se antojaba complicado, pero que logró hacer realidad al debutar como doctor especializado en pediatría en el servicio de neonatologia.
De residente a jefe
"Conseguí la plaza y entré para hacer guardias, aunque cuando acababa mi turno me quedaba trabajando más. Por entonces cobrábamos 127.000 pesetas mensuales, independientemente del número de guardias que hiciéramos", recuerda el doctor, quien a los tres años de su contratación lograba plaza de interino, pero no sería hasta 13 años más tarde que podría alcanzar la categoría de médico adjunto del servicio de neonatología.
En 2013, Castillo fue nombrado jefe del Servicio de Neonatología tras haberse hecho cargo anteriormente de la jefatura clínica de Cuidados Intensivos de neonatología y, a día de hoy, con 63 años, sigue liderando este servicio.

En definitiva, toda su carrera profesional se ha desarrollado y forjado en Vall d'Hebron, desde su etapa universitaria hasta su consagración como jefe de servicio, de manera que conoce al dedillo el hospital, a sus profesionales, sus entrañas, la forma de trabajar y la atención que ofrece, pero además también ha tenido ocasión de conocer y evaluar el centro desde el otro lado, desde la perspectiva del paciente.
Y es que en 2013, fue diagnosticado de una tumor en el pulmón con metástasis en el cerebro. Entonces Castillo no lo dudó y se puso en manos de sus compañeros de oncología en Vall d'Hebron, con la doctora Enriqueta Felip a la cabeza. "Formo parte de ese grupo de pacientes crónicos estables con remisión parcial", indica el doctor acerca de su estado de salud actual.
Por lo tanto, a juzgar por su trayectoria vital, no es ninguna exageración afirmar que, para el doctor, el hospital es una pieza clave en su vida.
Un vínculo de por vida
"Vall d'Hebron es mi casa; aquí he pasado toda mi vida, he pasado el mayor tiempo de vigilia", asegura, para a continuación desvelar que en una ocasión le llegaron a ofrecer una plaza muy atractiva en el Hospital del Girona, localidad en la que reside, pero prefirió recorrer cada día los casi 100 kilómetros entre el hospital barcelonés y su casa con tal de mantener su vinculación profesional con Vall d'Hebron.
Y es que para Castillo, el hospital es el mejor sitio donde podría trabajar. "Estoy enamorado de Vall d'Hebron, tanto por las personas como por la especialidad de neonatología", asegura y señala que "como hospital de referencia, aquí vienen los casos más complejos de la medicina pública y eso es lo que más me ha atraído siempre de este centro, junto con las facilidades que ofrece para satisfacer mi inquietud como investigador".
Pero además, como resultado de su extensa y dilatada relación con el centro, Castillo ha podido ser testigo de una evolución muy positiva del hospital con el paso de los años, lo cual ha afianzado aún más su vínculo con el mismo.
"Vall d'Hebron ha crecido mucho a todos los niveles", explica el doctor, quien destaca especialmente su transformación en dos ámbitos. Por un lado, pone en valor "el esfuerzo por humanizar la atención" que ha llevado a cabo el hospital, el cual ha apostado por un "cambio de concepto", que ahora pone al paciente y su familia en el centro.
Al respecto, Castillo recuerda que cuando él empezó en el Servicio de Neonatología, no estaba permitido el acceso de los familiares, que vivían con nerviosismo e inquietud el no poder acompañar al bebé ingresado, algo que ahora ya no sucede.
"En alguna ocasión, pese a no estar autorizado, dejé, con el visto bueno de mis compañeros, acceder a alguna madre y/o abuela y ello les dio mucha tranquilidad", asegura.
El otro gran aspecto a destacar, según Castillo, es la capacidad de la que ha hecho gala Vall d'Hebron y sus profesionales durante todos estos años de ir incorporando los últimos avances, las nuevas tecnologías y los equipos de última generación al día a día del hospital, mejorando así el servicio y la atención ofrecidos.
En definitiva, el doctor es historia viva del hospital, una historia a la que ahora, con motivo del 70º aniversario del hospital, pretende hacer homenaje una exposición, que desde hoy y hasta el 11 de enero, se puede visitar en el Palau Robert. Se trata de una experiencia inmersiva que propone un viaje por dentro del cuerpo humano, desde el primer latido hasta el última aliento.
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