Retroceso
Crisis en Junts: se desvanece del mapa institucional antes del 23J
Malestar en el partido por haber perdido la Diputación de Barcelona, con Jordi Turull en el punto de mira. Su poder es residual tras el 28-M
Junts afronta las elecciones generales del próximo 23J con muy poca presencia en el mapa institucional: los posconvergentes han perdido prácticamente todo el poder que acumulaban antes de las municipales. Sin la Diputación de Barcelona, sin el Ayuntamiento de la capital catalana, sin comandar Girona y sin presencia en las corporaciones supramunicipales de Tarragona y Lleida, la influencia posconvergente se resume en la presidencia del Parlament y el Consistorio de Sant Cugat como gran ciudad. Un escaso botín para un partido que afronta una segunda travesía en el desierto a la espera de que Pere Aragonès agote su mandato al frente de la Generalitat. De hecho, la caída ha sido tan abrupta que esta semana que viene, en vísperas de las generales, los posconvergentes abordarán lo ocurrido en clave interna.
«No se podía perder Barcelona», señalan desde el sector pragmático sobre la Diputación, la estocada final materializada el jueves con el gobierno del PSC y los Comunes más dos diputados independientes de Junts. En concreto, el alcalde de Igualada, Marc Castells, y el alcalde de Torrelles de Foix, Sergi Vallès, formarán parte del gobierno de la corporación, de color socialista y morado. Ambos se desmarcaron de Junts después de llegar a un acuerdo en «inversiones estratégicas» para el Alt Penedès, Anoia y Garraf.
Por la cuantía económica que aporta –un presupuesto de 1.300 millones al año– y los recursos que garantiza –Junts se está pagado la campaña de las generales ya que los derechos electorales son del PDeCAT– gobernar el ente supramunicipal era fundamentales para la formación. Y son varios los dirigentes locales del partido que cuestionan a Jordi Turull y creen que la dirección debería haber pactado con el PSC tras el 28-M, un acuerdo que estaba hecho antes de la elección de Collboni como alcalde de Barcelona.
De hecho, el sabor es todavía más amargo si se tiene en cuenta el resultado de las propias municipales: Junts logró rebasar a ERC en su lucha independentista y quedó como segunda fuerza por detrás del PSC. Una victoria parcial que los posconvergentes celebraron especialmente por el resultado en Barcelona, donde Xavier Trias venció en votos y concejales. El ambiente eufórico en el Hotel Catalonia la noche de las municipales dista mucho del malestar desatado apenas cinco semanas después.
El gran golpe para Junts fue la mencionada elección Collboni como nuevo alcalde de Barcelona con los votos del PP, que impidió un primer edil independentista (Xavier Trias) en la capital catalana. Muestra de ello es que Trias perdió los papeles en público con su ya célebre «que les den» y luego la formación rompió con los socialistas en la Diputación.
En esta estrategia de confrontación comandada por un sector concreto del partido –están dirigentes como el portavoz Josep Rius, la candidata Míriam Nogueras o la misma presidenta Laura Borràs– también ha llevado a Junts a quedar fuera de las diputaciones de Tarragona y Lleida, ahora comandadas por ERC tras alcanzar sendos acuerdos con el PSC.
Las palabras de la propia Borràs presumiendo de no haber pactado con el PSC tras el 28-M –«Practicamos la coherencia con convicción», dijo en un acto ante militantes en Manresa– ejemplifican las dos almas existentes en Junts y la enorme distancia entre familias posconvergentes.
Un cisma interno que ya se evidenció con la consulta para decidir si Junts salía o no del Govern de la Generalitat en octubre. Entonces, Turull no tomó partido y la formación decidió abandonar el poder. Ahora, su campaña va dirigida a atacar a ERC.
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