Ambiciosa producción

Cuando Dalí pudo protagonizar "Dune"

Alejandro Jodorowski quiso que el pintor participara en su adaptación del clásico de ciencia-ficción

El pintor surrealista Salvador Dalí
El pintor surrealista Salvador DalíWikimediaWikimedia

Salvador Dalí supo usar como nadie los medios de comunicación para darse a conocer su trabajo y, sobre todo, a él mismo. Ese hecho convirtió al artista, de alguna manera, en un actor, alguien siempre dispuesto a ponerse delante de las cámaras, ya fueran para la pequeña como la gran pantalla. No es extraño, por tanto, que Dalí recibiera todo tipo de ofertas, algunas de ellas tan insólitas, como la de ser uno de los protagonistas de una ambiciosa adaptación de uno de los títulos de referencia en la literatura de ciencia-ficción: “Dune”, un proyecto del autor chileno Alejandro Jodorowsky.

En 1965 llegó a las librerías, "Dune" de Frank Herbert, un texto que supo atrapar a numerosos lectores de todo el mundo, especialmente por la profundidad de la historia y el contexto filosófico de un relato plagado de personajes fascinantes. Por todo ello no es extraño que con el paso del tiempo aparecieran diferentes proyectos para adaptar cinematográficamente “Dune”. Mucho antes que lo intentaran Denis Villeneuve y David Lynch, lo probó Jodorowsky en los años 70.

El chileno ya había demostrado su creatividad de corte surrealista y provocador en títulos como "El Topo" y "La Montaña Sagrada". “Dune” era perfecto para continuar esta línea, aunque lo que Jodorowsky quería hacer era muy ambicioso, planteando una nueva mirada al género, una experiencia sin límites para el espectador. Para ello, necesitaba un reparto diferente. La película debía contar con David Carradine, Orson Welles o Mick Jagger, además de la música de Pink Floyd y diseños de Moebius. Salvador Dalí también estaba incluido en el proyecto.

Fue el productor Michel Seydoux quien logró convencer a Dalí durante un encuentro en el St, Regis Hotel de Nueva York, el centro de operaciones del autor de los relojes blandos en la ciudad de los rascacielos. Para el pintor, Jodorowsky había reservado el papel del Emperador Shaddam Corrino IV. Dalí se comportó como una estrella prepotente y comenzó a demandar, además de un salario desproporcionado -100.000 dólares por hora de filmación-, las más extrañas peticiones, como la de acudir al set de rodaje en una cápsula de cristal, además de pedir solamente filmado con una cámara de oro macizo. Igualmente quería que Gala también tuviera un papel.

Sin embargo, ningún proyecto de Hollywood quiso apoyar el proyecto que nunca se materializó. Por otro lado, Jodorowsky quedó desencantado con Dalí cuando leyó las declaraciones que el surrealista hizo apoyando los últimos fusilamientos del franquismo.