Directo

Crisis
La conferencia en la que Oriol Junqueras oficializó su intención de volver a ser candidato de ERC a la presidencia de la Generalitat no ha tardado en reactivar viejas heridas en el partido. Lo que debía ser el inicio de una nueva etapa ha acabado convirtiéndose en el escaparate de unas divisiones que, más que superadas, parecían simplemente ocultas.
Cuando Junqueras ganó las primarias de diciembre pasado, lo hizo con la promesa de “recoser” la formación tras un congreso marcado por la fractura y la pugna de candidaturas internas. Sin embargo, menos de un año después, las críticas vuelven a hacerse públicas y reflejan que el liderazgo del republicano no convence a todos.
Uno de los que ha alzado la voz ha sido Ernest Maragall, exconseller y exjefe de filas de ERC en Barcelona. Aunque ya no milita en el partido tras el polémico episodio de la llamada estructura B y los carteles internos, su figura sigue teniendo influencia. Y fue contundente: “Si Oriol Junqueras se presenta, no le votaré”, declaró en una entrevista en 3Cat.
Maragall acusó al dirigente de haber “dividido y enfrentado” al partido, además de haber prescindido de “magníficos activos políticos del país”. Entre ellos, citó a Marta Rovira, cuya marginación calificó de “error grave, un pecado”. El veterano político, que apoyó a la corriente de Nova Esquerra Nacional en las últimas primarias, avalada por Rovira y Pere Aragonès, reconoció el recorrido de Junqueras en los últimos 15 años, pero remató: “No está en condiciones de representar el futuro de este país”.
La conferencia de Junqueras en el Auditori de Barcelona también fue objeto de reproches por parte de Jordi Orobitg, exdiputado y miembro de la candidatura Foc Nou. A través de X, lamentó que el acto no mostrase ni rastro del logo ni de las siglas de ERC. “Yo nunca renegué de ellas ni en los peores momentos. Hoy, el presidente de Esquerra…”, escribió, en un mensaje que fue respondido por la actual secretaria general, Elisenda Alamany, justificando que se trataba de “una conferencia de carácter presidencialista” centrada en el mensaje.
A las voces críticas se sumó Carme Garcia, también del entorno republicano, que compartió la entrevista de Maragall y escribió: “Yo tampoco votaría a Junqueras por las mismas razones, y alguna más”.
Desde el Col·lectiu 1r d’Octubre, corriente que en su día intentó disputar el liderazgo del partido, también hubo reproches. Xavier Martínez-Gil tachó la conferencia de “60 minutos de innecesaria egolatría” y criticó que se usaran recursos del partido para promocionar a un candidato en vez de mantener la igualdad de condiciones entre militantes.
El regreso de Junqueras como candidato pone de manifiesto que las tensiones internas en ERC nunca se disiparon. Simplemente quedaron soterradas tras el congreso que le devolvió la presidencia del partido. La voluntad de “coser” las distintas sensibilidades no se ha materializado y, a la mínima ocasión, las discrepancias han vuelto a salir a la luz.
ERC, que arrastra un desgaste electoral evidente y un retroceso en las encuestas, afronta así el reto de preparar unas futuras elecciones autonómicas con un candidato discutido internamente y con parte de sus referentes históricos abiertamente en contra. Lo que debía ser un paso firme hacia la reconstrucción del partido amenaza con convertirse en un nuevo capítulo de la fractura republicana.
Directo