Prevención
Los futbolistas tienen predisposición a desarrollar trastorno del sueño REM y demencia
Según un estudio del Clinic-IDIBAPS, los impactos en la cabeza que pueden sufrir los jugadores profesionales durante un partido o entrenamiento aumentan el riesgo de que éstos sufran un trastorno del sueño en fase REM, que habitualmente es una primera manifestación de enfermedades neurodegenerativas como el Parkinson o la demencia con cuerpos de Lewy
Entre los futbolistas profesionales, es decir aquellos que están federados y cobran por jugar, son relativamente frecuentes los impactos en la cabeza producto de un cabezazo al balón, un encontronazo entre jugadores o, incluso, un golpe contra el póster, y, a menos que se trate de un traumatismo craneal agudo, no solemos dar importancia a este tipo de episodios.
Sin embargo, un estudio liderado por investigadores del Hospital Clínic-IDIBAPS ha puesto de manifiesto que estos impactos fortuitos pueden tener más trascendencia médica de la que a priori se les presupone puesto que, a largo plazo, podría estar asociados al desarrollo de la demencia con cuerpos de Levy y el Parkinson.
Y es que existe una patología, que se conoce como trastorno del sueño en fase REM, que es más frecuente entre la población masculina de entre 60 y 65 años de edad y consiste en la escenificación de un sueño en el que el individuo se siente atacado y huye, llevando a cabo una serie de movimientos, muchas veces bruscos, durante esta fase del sueño, que, en situación normal se caracteriza por la inmovilidad de la persona, la cual se asocia en un 25% de los casos a un traumatismo craneal. Además, en la población en general, a largo plazo, ese trastorno del sueño, en algunos casos, evoluciona hacia enfermedades neurodegenerativas, como la demencia con cuerpos de Lewy o el Parkinson.
De hecho, tal y como indicó durante la presentación del estudio el doctor Alex Iranzo, neurólogo del Clínic y jefe del grupo IDIBAPS, "el 25% de las personas con trastorno del sueño en fase REM desarrollan demencia o Parkinson a los 5 años; el 75% a los 10 años y el 90% a los 15 años". En definitiva, "este trastorno suele ser una señal antes de que empiece la enfermedad" y muchas veces éste tienen como desencadenante, entre otros factores como la edad o la genética, el haber sufrido un traumatismo craneoencefálico.
Más predisposición entre futbolistas
Ante esta realidad y puesto que el futbol es un deporte de contacto y ello favorece el que se produzcan impactos en la cabeza de los jugadores, los investigadores pusieron en marcha este estudio para conocer cuántos de los pacientes que habían sido diagnosticados en el Clínic por un trastorno del sueño en fase REM eran futbolistas profesionales.
Entre marzo de 1994 y marzo de 2022, el centro de Trastorno de Sueño del Servicio de Neurología del Clínica atendió a 338 personas con este trastorno, de las cuales 228 era hombres -entre los que un 34% desarrolló una enfermedad neurodegenerativa a los 7 años- y de éstos, seis, es decir un 2,63%, habían sido futbolistas entre los 18 y los 36 años, con una media de 14 años de carrera profesional, dos de ellos en la primera división, otros dos en segundo y el resto, en tercera. Además, tres de ellos habían sufrido una conmoción cerebral durante su etapa como jugadores. "De estos seis futbolistas profesionales, cinco de ellos desarrollaron con el tiempo Parkinson (3) y demencia con cuerpos de Lewy (2)", señaló Iranzo.
Para más detalles, el tiempo transcurrido entre que estos jugadores se retiraron del futbol profesional, allá por lo años 60 o 70, hasta que fueron diagnosticados de trastorno del sueño en fase REM fue de 40 años y, desde entonces, tuvieron que pasar cuatro años más hasta que desarrollaron la enfermedad neurodegenerativa.
Llegados a este punto, los investigadores quisieron comparar el grupo de estudio con un grupo de control formado por 228 hombres de la misma edad con otros trastornos del sueño sin ser el de fase REM y se comprobó que, en este último, ninguno había sido futbolista profesional. Asimismo, se hizo lo propio con la población general para poner de manifiesto que solo el 0,062% había sido jugador. De esta manera, en el marco de este estudio, se observó que había un porcentaje mayor de futbolistas profesionales en el grupo de trastorno del sueño en la fase REM (2,63%) respecto al grupo control (0%) y la población general (0,062%).
"La gran mayoría de las personas que sufren trastorno del sueño en la fase REM no son futbolistas profesionales, éstos solo representan un porcentaje minoritario, pero es cierto que los datos evidencian una predisposición de este colectivo en comparación al del grupo control y la población general", comentó Iranzo para finalmente concluir que "parece que puede establecerse una asociación entre el trastorno del sueño en fase REM y haberse sido futbolista con anterioridad y entre éste y el desarrollo enfermedades neurodegenerativas como el Parkinson o demencia con posterioridad". Sin embargo, el doctor apuntó que "esto es una hipótesis que hay que replicar en otros centros para darle validez".
Prevenir para cuidar al futbolista
En cualquier caso, ante este planteamiento y a tenor de las conclusiones de otros dos estudios desarrollados en Suecia y Escocia que arrojan resultados en la misma línea, parece conveniente hacer prevención con el fin de tratar de evitar que la práctica de ciertos deportes de contacto acabe desembocando, a la larga, en el desarrollo de enfermedades neurodegenerativas.
En este sentido, el doctor Gil Rodas, consultor en medicina del deporte del Clínic, señaló durante la presentación del estudio que "se ha tendido a minimizar los golpes en el cabeza, pero éstos pueden tener trascendencia". "El traumatismo craneoencefálico es un posible factor de riesgo y, por lo tanto, hay que actuar correctamente cuando éste se produce, de manera que cuando un jugador sufre una contusión en la cabeza, el médico ha de evaluar la situación y si el futbolista no está en condiciones, debe retirarse del partido o el entrenamiento, por mucho que éste o el entrenador se resistan", explicó Gil Rodas, para a continuación indicar que, además, es conveniente ir valorando la situación del mismo durante al menos 6 días antes de que pueda volver a jugar.
Así pues, durante los siguientes días a la contusión, el jugador debe ir incorporándose a la actividad física e ir intensificándola de forma progresiva si el médico valora que no hay ninguna manifestación clínica. Si todo va bien, en unos seis días podría recuperar su normalidad de juego y entrenamiento, pero si el profesional detecta alguna anomalía, es conveniente retrasar ese retorno. "Esto tendría que estar reglamentado para evitar riesgos por repetidas contusiones", indicó el doctor, quien ve con buenos ojos otras medidas de prevención, como las que se han puesto en práctica en el futbol inglés.
"La Federación inglesa ha limitado el número de golpes con la cabeza que el jugador puede dar durante los entrenamientos" de las categorías infantiles, señalaba a modo de ejemplo Gil Rodas, quien al respecto insistió en que "es necesario proponer estrategias para intentar prevenir y parece que las instituciones ya han visto que este tema es lo suficientemente importante en cuanto a lo que se refiere al cuidado de la salud de los deportistas".
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