
Salud cardiovascular
Generan por primera vez un tejido cardíaco de larga supervivencia por impresión 3D
Esta técnica permite vascularizar el tejido de forma muy rápida, garantizando así que le llegan los nutrientes y la sangre necesaria para que no muera al poco tiempo de su implantación en el huésped. Así pues, esta estaría indicada para tratar la insuficiencia cardíaca

A día de hoy, los tratamientos para la insuficiencia cardíaca están dirigidos a paliar la sintomatología que esta enfermedad produce a los paciente, pero con los fármacos actuales no se logra regenerar el tejido cardíaco afectado, de manera que, por ahora, no existe terapia curativa.
En este contexto, la ingeniera de tejidos se presenta como una técnica con gran potencial en este campo, ya que posibilita la fabricación de pedazos o parches de tejido cardíaco que, con su implantación en la zona afectada del corazón, favorecerían la recuperación de la funcionalidad del órgano. Sin embargo, pese a que en los últimos años se ha avanzado mucho en este ámbito, con la técnica de cultivo en placa se ha visto que el tejido acaba muriendo al poco tiempo.
Al respecto, Laura Casado, investigadora en medicina regenerativa de IDIBELL, explica que "debido a la fuerza que necesita el corazón, no basta con una simple capa de tejido cardíaco, sino que éste ha de ser muy grueso y, por lo tanto, se necesita vascularización funcional para que éste sobreviva tras su implantación". Es decir que para que este tejido sea viable, se requiere una extensa red microvascular que le aporte nutrientes y sangre y eso no es posible con las técnicas actuales.
Sin embargo, un equipo de investigación de RegenBell ha logrado generar un pedazo de tejido de miocardio que, por primera vez, tiene capacidad de crecer, madurar y sobrevivir a largo plazo una vez implantado, en este caso, en un modelo animal.
"Ante la necesidad de desarrollar sistemas que nos permitan una rápida vascularización de estos constructos o parches de tejido, combinamos la técnica de ingeniería de tejidos con el uso de la bioimpresión 3D, que ya existía y permite depositar de una manera organizada en el espacio dos tintas, una de ellas con las células cardíacas y la otra con fragmentos de vasos sanguíneos, las cuales hemos diseñado nosotros", explica Casado, primera autora del estudio, quien al respecto aclara que la gran novedad de esta trabajo ha sido "la combinado de estas dos opciones, algo que nadie había hecho antes".
En definitiva, mediante esta estrategia, se ha incorporado a las capas de tejido, capas de pequeños vasos sanguíneos que han permitido la correcta integración con el sistema circulatorio del huésped, favoreciendo así la circulación de sangre en todo el tejido implantado y permitiendo su supervivencia durante al menos un mes, cuando hasta ahora no se habían conseguido superar las dos semanas.
Tal y como indica la investigadora, "ésta ha sido como una prueba de concepto para demostrar que es posible la vascularización y que el tejido implantado logra sobrevivir durante un buen tiempo" y ahora, el siguiente paso "sería probarlo en un modelo animal más grande". "De cara a septiembre, vamos a probar estos parches en cerdos infartados, porque debido a su tamaño, éstos requieren de constructos gruesos, los cuales, por lo tanto, necesitan vascularización"
En cualquier caso, si finalmente esta estrategia se pudiera llevar en un futuro a la práctica clínica, "serviría para tratar a las personas con insuficiencia cardíaca, ya que permitiría recuperar la función cardíaca de una manera mucho más biológica ya que estaríamos poniendo un tejido real", destaca Casado, quien si bien admite que "nunca se va a poder eliminar la cicatriz fibrótica que queda en el corazón", sí que es posible que "esa zona recupere, al menos, parte de su funcionalidad".
De esta manera, se podrían evitar las consecuencias de una insuficiencia cardíaca, que al provocar que el corazón se quede sin fuerza suficiente para realizar su función, acaba desembocando en una hipertrofia, es decir que el órgano se hace más grande, lo que a la postre hace que éste deje de ser útil y acabe fallando.
En resumen, "recuperaríamos función del corazón, cosa que con los fármacos actuales no se consigue", concluye Casado.
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