Día Mundial del Delirium

La geriatría hace frente al reto de gestionar el delirium

Uno de cada cuatro pacientes hospitalizados desarrolla este estado mental de confusión, que puede impactar de forma significativa en su salud y autonomía. La buena noticia es que, en muchos casos, se puede evitar con prevención

Un entorno acogedor es clave para prevenir el delirium
Un entorno acogedor es clave para prevenir el deliriumVall d'Hebron

Uno de cada cuatro pacientes hospitalizados desarrolla delirium, un estado mental de confusión, que aparece de forma repentina y se caracteriza por dificultad para concentrarse, desorientación, alteración de la conciencia y, a veces, incluso alucinaciones. Éste se desencadena a partir de una enfermedad aguda y, pese a que es reversible, puede poner en riesgo el tratamiento de la patología por la que el paciente ha sido ingresado y se asocia a complicaciones.

Cualquiera puede sufrir delirium, pero son las personas mayores quienes tienen un mayor riesgo de desarrollarlo, especialmente si ya cuentan con un deterioro cognitivo previo. Además, existen factores ambientales que favorecen su aparición, así como su prolongación en el tiempo, y el principal de ellos es la hospitalización. Pese a que este es evitable y reversible con el tratamiento no farmacológico adecuado, a menudo no se detecta a tiempo. "Existe un 40% de infradignóstico", indica Gabriela Carrizo, médico adjunto de Geriatría en el Hospital Vall d'Hebron, un porcentaje muy significativo, sobre todo si tenemos en cuenta que, con una detección e intervención tempranas, es posible "prevenir el 30% de los casos".

Pero cuando ello no ocurre, cuando no hay un diagnóstico precoz y el delirium no se gestiona de la forma adecuada, puede generar complicaciones en lo que se refiere a la evolución médica del paciente, ya que es posible que interfiera en el tratamiento de la enfermedad, así como causar un declive funcional y un deterioro cognitivo, con un mayor riesgo de demencia.

La clave, la prevención

Todo ellos se traduce en "un aumento de la institucionalización de los pacientes, porque, por un lado, el delirium puede ralentizar su recuperación y obligar, por lo tanto, a prolongar su estancia hospitalaria y, por el otro, es posible que el deterioro que éste ha generado al paciente no permita su vuelta a casa, teniendo así que ingresar en una residencia o equipamiento similar", explica Carrizo, quien hace referencia a las principales medidas que podrían evitar o minimizar los síntomas y consecuencias del delirium.

"Es importante crear un ambiente acogedor, respetar y promover el descanso nocturno del paciente, así como animarle a hacer actividades de estimulación cognitiva y motora durante el día, momento en el que hay que intentar que su espacio esté iluminado; también es clave favorecer el uso de sus gafas y audífonos si los requiere, facilitar que esté acompañado por familiares y su entorno y cuidar mucho su hidratación y nutrición", constata la médico, quien al respecto indica que al final "se trata de medidas de reorientación".

Una unidad proactiva

Y sobre esa base, la de prevenir las descompensaciones y preservar la autonomía de los pacientes, trabaja la renovada Unidad Geriátrica de Agudos de Vall d'Hebron tras su reapertura en junio de 2022, después de su 'stand by' durante la pandemia. "La unidad la forma un equipo multidisciplinar, integrado por médicos, enfermeras, trabajadores sociales, fisioterapeutas, profesionales de farmacia y soporte nutricional... el cual está enfocado a ofrecer una atención personalizada en función de las necesidades del paciente", comenta Carrizo.

En esta línea, entre sus prioridades figura el diagnóstico precoz del delirium para su abordaje temprano y por ello es proactiva en la detección del mismo. "Cuando un paciente ingresa en nuestra unidad, hacemos una valoración geriátrica integral para valorar el riesgo de desarrollarlo", teniendo en cuenta factores como "un posible deterioro cognitivo previo del paciente y su dependencia a fármacos, ya que algunos de ellos se asocian a una mayor probabilidad de sufrir delirium", explica Carrizo, quien insiste en que, además, "durante toda su hospitalización llevamos a cabo una valoración diaria".

Paralelamente, la unidad se ha reinaugurado con una forma de trabajar centrada en la puesta en práctica de todas las medidas dirigidas a prevenir o, como mínimo, minimizar el delirium, lo cual no siempre es fácil. A modo de ejemplo, la médico recuerda que "en un hospital, el paciente se encuentra fuera de su entorno habitual, sin la posibilidad de mantener muchas de sus rutinas, alejado de sus familiares y amigos y con unos condicionantes que dificultan el descanso nocturno, porque siempre hay actividad de médicos y enfermeras, lo cual favorece el desarrollo de delirium, por eso nosotros, en la unidad, tratamos de poner en práctica todas aquellas medidas que pueden ayudarle a reorientarse".

Mejora de los resultados

Y no solo eso, sino que durante la estancia hospitalaria, el equipo explica y forma a familiares y cuidadores de los pacientes acerca de las medidas más eficaces para prevenir del delirium, que es además una afectación de carácter fluctuante, con lo que en un momento dado puede desaparecer para, tiempo después, volver a aparecer si los factores ambientales así lo promueven.

Según indica Carrizo, gracias a este trabajo proactivo, preventivo y multidisciplinar, en la unidad se ha logrado disminuir el impacto del delirium, alcanzando una tasa de regreso al domicilio y un tiempo de estancia hospitalaria muy similares entre todos los pacientes, tanto aquellos que han desarrollado delirium durante su ingreso como los que no. En este sentido, la médico señala que "en torno al 24% de los pacientes de la unidad tienen delirium, la mayoría de los cuales provienen de las áreas quirúrgicas, de cuidados paliativos, de cuidados intensivos y de urgencias, y de éstos, el 13% ingresan ya en la unidad con delirium. Solo el 11% lo desarrollan durante su estancia en la misma".