
Cataluña
El Govern y sus socios, dos realidades distintas sobre los presupuestos catalanes
Mientras desde el PSC venden optimismo, tranquilidad y "trabajo previo", ERC y los Comunes no paran de recordar que, hoy por hoy, "no se dan las condiciones"

El Govern de la Generalitat encara el reto de elaborar y aprobar los presupuestos de 2026 en un contexto político en el que la aritmética parlamentaria obliga a buscar acuerdos con sus socios de investidura: Esquerra Republicana y los Comunes. Sin embargo, las negociaciones no terminan de arrancar. Mientras el Ejecutivo socialista se muestra optimista y asegura que está cumpliendo los compromisos pactados, tanto ERC como los Comunes insisten en que, a día de hoy, no se dan las condiciones para sentarse a negociar las cuentas.
Esta oposición de narrativas es cada vez más evidente, pues se sigue sosteniendo a medida que avanza el año. A finales del curso pasado, la Generalitat todavía tenía margen. Sin embargo, estando a mediados de octubre, si el PSC quiere tener las cuentas listas en 2026, debería ir avanzando. Así se lo hicieron notar sus socios: los Comunes, tras una reunión de seguimiento de los pactos hace unas semanas, y ERC cada vez que tiene opción.
ERC reclama avances en financiación singular
El principal escollo con Esquerra Republicana se encuentra en la cuestión de la financiación. El partido que lidera Oriol Junqueras, y que fue socio de gobierno en la legislatura anterior, reclama avances concretos en el modelo de financiación singular para Cataluña antes de plantearse cualquier negociación sobre los presupuestos.
El vicesecretario general de Comunicación y portavoz de ERC, Isaac Albert, lo expresó con claridad al valorar el Debate de Política General (DPG) en el Parlament. Según dijo, el discurso de Illa mostró «la debilidad del president», y reiteró que su formación no se opondrá a negociar, pero solo si percibe una verdadera voluntad de cumplir con Cataluña.
«Si el señor Illa quiere seguir luchando y quiere levantar la voz ante el PSOE para conseguir una financiación justa para Cataluña, nos tendrá a su lado. Igual que hemos hecho en el ámbito de Rodalies», afirmó Albert, recordando la colaboración de los republicanos en cuestiones de infraestructuras.
El portavoz fue aún más explícito al referirse a la estabilidad parlamentaria del Govern: «El señor Sánchez y el señor Illa lo tienen muy fácil para tener Presupuestos y para que su legislatura avance con cierta tranquilidad, básicamente es cumplir con Cataluña». Con estas palabras, Albert dejó claro que ERC no se opondrá a unas cuentas si antes el Govern demuestra avances tangibles en los compromisos firmados, especialmente en la reforma del sistema de financiación.
En este sentido, los republicanos no dudan en subrayar que la responsabilidad de que haya presupuestos recae sobre el Ejecutivo socialista, y que, de momento, no hay señales suficientes de cumplimiento.
Los Comunes presionan con la vivienda
Por su parte, los Comunes, el otro apoyo imprescindible para aprobar las cuentas, también mantienen la puerta cerrada a la negociación hasta que el Govern cumpla sus compromisos, especialmente en materia de vivienda. La coordinadora de la formación y diputada en el Congreso, Candela López, fue contundente el lunes: «Los Presupuestos no deben llegar a cualquier precio». López señaló que su grupo ha alcanzado numerosos acuerdos con el Ejecutivo, pero advirtió que «todavía quedan por ver muchos resultados».
La dirigente de los Comunes interpretó su abstención en las medidas sobre vivienda durante el último Debate de Política General como un «toque de atención» al Govern, y subrayó que la prioridad no es garantizar la estabilidad institucional, sino el cumplimiento de las promesas hechas a la ciudadanía.
Entre los compromisos pendientes, la dirigente mencionó la creación de un registro de grandes tenedores de vivienda, la puesta en marcha de una unidad antidesahucios y la aplicación del régimen sancionador a los propietarios que incumplen la ley. Todos ellos dependen, según recordó, de la activación de un cuerpo de inspectores que todavía no se ha desplegado.
«Antes de sentarnos a trabajar estos presupuestos, queremos poder darle garantías a la ciudadanía de que hay cumplimientos y que hay respuestas concretas a sus problemas», sentenció López, dejando claro que las conversaciones presupuestarias están, por ahora, congeladas.
El Govern defiende los avances y pide paciencia
Mientras ERC y los Comunes elevan la presión, desde el PSC y el Govern se intenta proyectar una imagen de calma y responsabilidad institucional. La viceprimera secretaria y portavoz socialista, Lluïsa Moret, aseguró el lunes que no existe preocupación dentro del Ejecutivo por el hecho de que aún no se hayan iniciado las negociaciones formales.
Según Moret, el Govern está «muy ocupado en conseguir avances significativos» en los ámbitos que condicionarán la negociación, como la financiación singular o los aspectos fiscales vinculados a la misma. La dirigente socialista defendió que se está haciendo «un trabajo previo» que debe propiciar un escenario favorable al diálogo con los socios parlamentarios.
En relación con la propuesta de ERC en el Congreso para que Cataluña pueda recaudar directamente el IRPF, Moret la calificó de «elemento fundamental» dentro del debate sobre financiación, aunque advirtió que ambas cuestiones «tienen evoluciones diferentes». No aclaró el sentido del voto del PSC, pero sí subrayó la voluntad de «trabajar para llegar a acuerdos».
La portavoz insistió en que el partido y el Govern están comprometidos con el cumplimiento de todos los acuerdos alcanzados. «Todo lo que esté recogido en los pactos de investidura, desde el PSC pretendemos cumplirlo», garantizó.
Dos narrativas que no encajan
En el fondo, el pulso político se reduce a dos visiones enfrentadas sobre el estado actual de los compromisos: mientras el Govern insiste en que está avanzando, aunque sea lentamente, sus socios reclaman hechos concretos antes de abrir ninguna mesa de negociación.
El Govern necesita proyectar estabilidad y confianza en su capacidad de gobernar, y por eso minimiza las tensiones. ERC y los Comunes, en cambio, buscan mantener la presión y diferenciarse ante su electorado, evitando que se interprete su apoyo a los presupuestos como un cheque en blanco.
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