Memoria histórica
El honor recuperado del general Escobar
El Gobierno rinde homenaje a quien fue ejecutado en 1941
Era el 8 de febrero de 1940 en el castillo de Montjuïc de Barcelona. El grupo de soldados rinde honores a la persona a la que acaban de matar, al mismo hombre al que han ejecutado cumpliendo la sentencia de muerte dictada poco antes por un consejo de guerra. El asesinado ha permanecido de rodillas, con una cruz en las manos hasta el momento de recibir la descarga de los fusiles. De esta manera se acababa con la vida de Antonio Escobar Huerta, responsable del 19º Tercio de la Guardia Civil en Barcelona que permaneció fiel a la Segunda República tras la sublevación de una parte del Ejército en julio de 1936. Arrestado en Ciudad Real, en 1939, cuando ya era el único general del Ejército Popular que quedaba en España, fue posteriormente trasladado a Barcelona para ser juzgado en un sumarísimo consejo de guerra. Franco se negó a salvarlo, pese a las muchas peticiones recibidas, como la del cardenal Segura. Después, tras la balas, vino el olvido, el más injusto de los olvidos... Hasta ayer.
El Gobierno organizó ayer en Barcelona un acto con el que se quiso restituir oficialmente el honor del general Escobar, además de anunciarse que durante el próximo Consejo de Ministros, que tendrá lugar el martes de la semana que viene, se restituirá su rango militar, el mismo del que fue desposeído por el franquismo.
El cementerio de Montjuïc fue el primero de los escenarios del homenaje a Escobar. Allí, ante el nicho donde descansan los restos del militar, la directora de la Guardia Civil, Mercedes González; el secretario de Estado de Memoria Democrática, Fernando Martínez; el delegado del Gobierno en Cataluña, Carlos Prieto; y familiares del general Escobar –un nieto y algunos bisnietos– pusieron una corona de flores.
A continuación el grupo se trasladó hasta la Delegación del Gobierno en Cataluña para llevar a cabo un acto institucional. Carlos Prieto, que hoy tomará posesión de su cargo, aseguró en su intervención que se estaba celebrando «un día emotivo», calificando a Escobar como «una figura clave en la defensa de la legalidad republicana por parte de un hombre justo y honesto». Prieto resaltó que el homenajeado «se puso a disposición del presidente del Gobierno, Manuel Azaña, y del presidente de Generalitat, Lluís Companys» resaltado que su papel fue «clave en el aborto del golpe de Estado en Barcelona». En este sentido, el delegado del Gobierno también comentó que Escobar Huerta fue «fiel al régimen republicano y a la propia democracia. Era un hombre bueno, al que la ética y la responsabilidad guiaron en su forma de actuar». Creyente reconocido, el general tuvo siempre un gran «respeto a los derechos humanos. Salvó a muchas víctimas religiosas creando corredores por los que pudieron escapar». Asimismo, pese a que tuvo la oportunidad también él mismo de huir, no lo hizo «porque estaba convencido de que había cumplido con su deber».
Por su parte, Mercedes González, en uno de sus primeros actos oficiales como directora de la Guardia Civil, anunció que en el próximo Consejo de Ministros restituirá el rango de general a Escobar. González dijo de él que «luchó por una España mejor, constitucional y democrática», definiéndolo como un «hombre de honor, honrado e íntegro» porque «las leyes cambian, los hechos no». En este sentido, la directora de la Guardia Civil aplaudió del general Escobar el hecho de que cumpliera con «lealtad, disciplina y honor». González resaltó que Escobar fue herido dos veces en combate y logró su ascenso a general por su adhesión a la República, al tiempo que destacó su «abnegación y heroísmo».
El secretario de Estado de Memoria Histórica, Fernando Martínez, fue otro de los que intervinieron en la Delegación del Gobierno. Para Martínez, tanto Escobar como otros mandos de la Guardia Civil fieles a la República y condenados a muerte por tribunales franquistas por rebelión militar o adhesión a la rebelión fueron ejemplos de lo que llamó como la «justicia al revés». Eso hizo que el Gobierno declarara ilegítimos estos juicios y condenas y los anuló. Por todo ello, según el secretario de Estado se debe que dar visibilidad al «andamiaje represivo» que supuso el régimen franquista, rehabilitar a las víctimas, además de «rescatar la memoria de ejemplaridad e integridad democrática» como las que encarnó el general Escobar. Estos actos, en palabras de Fernando Martínez, «no reabren heridas sino que contribuyen a cerrar las que todavía permanecen abiertas».
Además de las autoridades, el acto contó con la presencia de uno de los nietos del que fuera general. En un encuentro con los medios, acompañado también del coronel de la Guardia Civil, Jesús Narciso Núñez Calvo, el descendiente del homenajeado explicó que «él murió y se acabó. Los que más hemos sufrido con todo esto hemos sido su hijo y sus nietos. Él era una persona recta, católica y que cumplía con su deber». El familiar del general Escobar recordó que su padre, teniente de la Guardia Civil, fue juzgado y condenado tras el final de la guerra por haber sido fiel a la República: «Fue suspendido de empleo y sueldo, tuvo que buscarse el pan como pudo».
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