
Peste Porcina Africana
La ironía de Alejandro Fernández por el sacrificio de jabalíes: “Si lo hiciéramos nosotros habría manifestaciones con pancartas de Peppa Pig”
Fernández respalda el control de fauna para evitar la expansión de la Peste Porcina Africana, pero denuncia doble moral social

La crisis provocada por la Peste Porcina Africana en Cataluña, detectada en jabalíes salvajes en la zona de Collserola, ha obligado a las autoridades a tomar medidas de control de fauna para evitar que el virus llegue a explotaciones ganaderas. La PPA es una enfermedad vírica altamente contagiosa que afecta a cerdos domésticos y jabalíes, y obliga a aplicar protocolos estrictos, que incluyen el sacrificio de los animales infectados o en riesgo de estarlo, ya que no existe tratamiento ni vacuna eficaz y el impacto económico en el sector porcino puede ser devastador.
En ese contexto, el líder del PP en Cataluña, Alejandro Fernández, ha publicado un mensaje en redes sociales en el que afirma que el conseller Òscar Ordeig ha ordenado el sacrificio masivo de jabalíes para controlar el brote. A pesar de admitir que la decisión es “desagradable”, Fernández la considera correcta desde el punto de vista sanitario y preventivo. Sin embargo, el dirigente popular fue más allá y aprovechó la crisis porcina para lanzar una crítica política con un tono irónico muy calculado.
“Si lo hubiéramos tomado nosotros, tendríamos una manifestación en nuestra sede con pancartas de Peppa Pig y su familia”, escribió. Con esa referencia a la famosa serie infantil protagonizada por una familia de cerdos, Fernández intenta mostrar lo que él define como una doble vara de medir en la sociedad española y catalana respecto a las decisiones difíciles de los gobiernos. Según el líder popular, cualquier actuación controvertida cuando la toma el PP suele derivar en protestas, campañas virales, indignación en redes y concentración frente a sus sedes; mientras que cuando la misma medida proviene de un gobierno socialista o nacionalista, la reacción social es mucho más tenue.
Algunos usuarios recordaron un precedente que marcó un antes y un después en la sensibilidad pública hacia los animales: el caso de Excalibur, el perro sacrificado durante el gobierno de Mariano Rajoy en plena crisis del ébola. En aquella ocasión, miles de personas se movilizaron, hubo concentraciones, firmas online y una intensa campaña mediática. Para el dirigente catalán, el contraste con la actual respuesta ante la Peste Porcina Africana es evidente: no hay protestas, no hay pancartas y no hay mareas sociales.
La PPA, aunque no afecta a humanos, tiene enormes repercusiones económicas y sanitarias, y obliga a actuar con rapidez para evitar que salte de la vida silvestre a las granjas, un escenario que pondría en riesgo a miles de explotaciones porcinas. Fernández está de acuerdo con la contundencia de la medida, pero su mensaje no se centra tanto en la sanidad animal como en el debate cultural y político que lo rodea: la percepción de que en España existe una sensibilidad selectiva, una indignación “a la carta”, que varía en función del color político de quien gobierna.
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