Recuperación indispensable

Josep Pla regresa a Cadaqués

Brau Edicions recupera uno de los títulos clásicos en la producción del gran autor ampurdanés con una versión facsímil de la primera edición de 1947

Una imagen de Josep Pla en su Mas Pla
Josep Plaa trabajando en su Mas PlalarazonArchivo

Un día de 1947, con varios ejemplares ya en sus manos de su nuevo libro «Cadaqués», dedicaba una copia a su muy querido amigo y chófer Josep Quintà apuntando que «algun dia s’haurà de completar» esa obra. De esta manera, su autor, un maestro llamado Josep Pla, se hacía eco de su futura intención de seguir escribiendo y reescribiendo ese «Cadaqués» que ya es uno de los títulos clásicos en su obra completa.^

Una imagen de la dedicatoria de Josep Pla a su amigo y chófer Alfons Quintà
Una imagen de la dedicatoria de Josep Pla a su amigo y chófer Alfons QuintàVíctor Fernández

Hablamos de uno de los mejores trabajos de Pla, uno de los pocos que obedece a un encargo, y donde el escritor demuestra su musculatura como imponente narrador. Ese «Cadaqués», ese clásico moderno de la literatura catalana, regresa ahora a las librerías de la mano de Brau Edicions, con una edición facsímil de aquella primera de 1947, además de incluir un prólogo de Xavier Febrés y un epílogo de Pep Vila. Para comprender la trascendencia de este ensayo tenemos que echar la vista atrás y acercarnos a Pla y su tiempo en los años 40.

Tras pasar una etapa dura una vez finalizada guerra y constatar que sus planes de futuro se habían venido al traste, especialmente en la redacción del diario «La Vanguardia», Josep Pla se dedicó a lo suyo, es decir, a escribir sobre todo lo que lo rodea: paisajes, gentes, olores, sabores... Y lo hizo en castellano con títulos como «Historia de la Segunda República Española», «Costa Brava. (Guía general y verídica)», «Viaje en autobús», «Humor honesto y vago», «Un señor de Barcelona» o «Vida de Manolo». Los lectores respondieron con entusiasmo a aquellas páginas haciendo pronto de Pla un escritor popular y leído, algo a lo que se le sumaba su semanal y mítica colaboración en la revista «Destino», el semanario de su amigo Josep Vergés.

Pero Pla no escribía en su lengua, la catalana. Las cosas cambiaron a mediados de la década de los cuarenta. Fue en ese momento cuando un editor, Josep Zendrera, quien en 1946 intentó comenzar a publicar en catalán, algo que logró recuperando un título de Josep Maria de Sagarra: «Els ocells amics». Apareció en su sello Editorial Joventut.

El 3 de mayo de 1947, Zendrera se puso en contacto por carta con Pla donde le ratificaba lo que le había dicho en una reunión previa: quería ser el editor de sus libros. Hacía pocos días que había muerto en el exilio Francesc Cambó, antiguo mecenas de Pla, por lo que sugería que podría ser un buen tema para un libro, aunque tenía dudas de que la censura lo aceptara.

Josep Pla firmó un contrato con Zendrera en 1947 para publicar en Joventut su obra. «Cadaqués» formó parte de un acuerdo fechado en Barcelona el 16 de enero de 1947 y por el que, según el documento, «recibirá a la firma de este contrato la cantidad de ocho mil pesetas (Ptas.8.000.–), equivalente al10 % de precio de venta de libro en su primera edición, en catalán, de 2.000 ejemplares».

El pueblo marinero ampurdanés atraía tanto a Zendrera como a Pla. El editor conocía bien Cadaqués donde tenía casa desde hacía años. El escritor también sabía mucho de esa localidad por sus excursiones en barca con su querido amigo Hermós. También disponía de un domicilio allí que compartía con Consuelo Robles, una de sus parejas. En Cadaqués, Pla había pasado horas conversando con el médico y escritor Víctor Rahola i Trèmols y con el notario Salvador Dalí i Cusí, padre del pintor surrealista. Era evidente que le atraía el tema y que merecía un libro en el que trabajó durante 1946. En «Cadaqués», el autor de «El quadern gris» ofrecía su personal interpretación de la historia del pueblo, además de su visión particular de aquella villa y sus gentes. Pla no ocultaba que debía mucho a lo aprendido junto a Víctor Rahola y argumentaba que Cadaqués merecía un libro mucho más extenso que el que había concluido.

Zendrera se esmeró en hacer una edición a la altura de las circunstancias. El texto de Pla se vio enriquecido con ilustraciones de Enric Cristòfor Ricart y fotografías de Josep Ferrés. «Cadaqués» estuvo listo para ponerse en venta en la jornada de Sant Jordi de 1947.

Hay un epílogo curioso al libro. Cuando a finales de los 70 realizó con Salvador Dalí el volumen «Obres de Museu», Pla no dudó en autoplagiarse pasajes de «Cadaqués» sin decir nada al pintor.