Cultura
Una 'Lady Macbeth de Mtsensk' incómoda y acuática abre la temporada del Liceu de Barcelona
Dirigida por Àlex Ollé y bajo la batuta de Josep Pons
El Gran Teatre del Liceu de Barcelona ha abierto esta temporada 2024-2025 con una incómoda adaptación de 'Lady Macbeth de Mtsensk' de Dmitri Shostakóvich, bajo la dirección escénica de Àlex Ollé y musical de Josep Pons, sobre el lecho de aguas freáticas que cubre todo el escenario y que ha convencido al público con ocho minutos de aplausos. La ópera, que se podrá ver en el Liceu en ocho funciones hasta el 7 de octubre, ha debutado la noche de este miércoles con Sara Jakubiak en el papel de Katerina, Pavel Cernoch en el de Sergei, Alexei Bonarciuc en el de Boris e Ilua Selivanov como Zinovi. Ambientada en la ciudad rusa de Mtsensk en la finca molinera de los Ismáilov, Katerina vive con su triste marido Zinovi, bajo la atenta mirada del despótico suegro Boris, hasta que entra en escena su amante Sergei, en una adaptación que no escatima escenas explícitas de violencia y sexo, sobre todo en sus dos primeros actos. Basada en la novela de Nikolai Leskov, Katerina, resentida con su vida aburrida, comete adulterio y una serie de asesinatos, lo que hace que sea deportada a un campo de trabajo, pero mientras que el libro original se presenta como un castigo ejemplar, en la adaptación operística de Shostakóvich se muestra como víctima de una sociedad corrupta y patriarcal. Esa liberación de la mujer que buscaba Shostakóvich en su adaptación topó con el régimen soviético en forma de editorial en el diario 'Pravda', tras el estreno de la pieza en 1934, acusándola de burguesa y que acabó con la carrera en la ópera del compositor, ya que además de esta obra solo hizo anteriormente 'La nariz'. AGUA El manto de agua sobre el que se deposita la escenografía de la pieza se convierte en un personaje más de la ópera, ya que el chapoteo, los reflejos, las ondas y los movimientos que se producen ayudan a ahondar en las profundidades y complejidades de los personajes. Como explicó Ollé en la rueda de prensa de presentación, en la adaptación juega con la idea de prisión, en la que cada situación y localización es una metáfora de la sociedad corrupta y el ambiente tóxico que rodea a Katerina, y para el que el diseñador Alfonso Flores ha creado un sistema de placas móviles sobre el lecho de agua de dos centímetros, que también quiere evocar la situación anímica de la protagonista. El escenario está cubierto por una piscina con capacidad para 10.000 litros de agua, que parte de un sistema sostenible creado por el Liceu que aprovecha las aguas freáticas del teatro, que pasan por un proceso de tratamiento y desinfección y se mantienen en un circuito interno para evitar el malgasto de agua.
La inauguración de la temporada del Liceu de Barcelona ha reunido al presidente de la Generalitat, Salvador Illa; el presidente del Parlament, Josep Rull; el alcalde de Barcelona, Jaume Collboni; el delegado del Gobierno en Catalunya, Carlos Prieto, y la presidenta de la Diputación de Barcelona, Lluïsa Moret. También han acudido a la inauguración los expresidentes de la Generalitat Jordi Pujol y José Montilla; las expresidentas del Parlament Anna Erra, Carme Forcadell y Mercè Conesa, y la consellera de Cultura de la Generalitat, Sònia Hernández, entre muchos otros.
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