Opinión

Lecturas para el verano

Seis propuestas para conservar la buena costumbre de llenar con libros el ocio veraniego

Los mejores libros del verano
Los mejores libros del veranoDe Compras La Razón

"Lo digo de corazón: soy una persona anticuada que cree que leer libros es el pasatiempo más hermoso que la humanidad ha creado". Son palabras de la escritora polaca Wislawa Szymborska, premio Nobel en 1996, de la que se cumplen ahora los cien años de su nacimiento. Y con ese reputado aval, que un servidor suscribe a ojos cerrados, se atreve uno a traer aquí su particular lista de libros para llevar en la maleta este verano:

Mi familia y otros animales, de Gerald Durrell, narración autobiográfica sobre la estancia de la familia Durrell –la madre y sus cuatro hijos– en la isla griega de Corfú, allá por los años 50 del siglo pasado, llena de humor, descripciones maravillosas del paisaje, retratos de gentes varias y entrañables y divertidas historias de animales que reflejan la afición a la naturaleza del autor, luego afamado naturalista. Apto para todos los públicos, es un soplo de aire fresco entre tantos libros pesados y anodinos como se publican.

La llama de Focea, de Lorenzo Silva, novela de corte policíaco en la que el subteniente Bevilacqua (que forma, con la brigada Chamorro, la célebre pareja literaria de guardias civiles) se encarga de investigar el asesinato de una joven barcelonesa de buena familia. El crimen tiene lugar en el Camino de Santiago, en el otoño de 2019, pero la vinculación del padre de la víctima con el independentismo catalán y los años vividos por el subteniente en Barcelona sirven también para hilvanar una mesurada reflexión sobre la historia reciente de Cataluña.

La utilidad de lo inútil, del recientemente fallecido Nuccio Ordine, un razonado y muy sentido manifiesto en defensa de los valores culturales y los saberes humanísticos, considerados inútiles en nuestro tiempo por no reportar beneficios económicos ni tener una aplicación práctica inmediata.

Casa desolada, una novela larga, de esas que da mucha pereza ponerse con ellas en los meses de trajín y que dejamos siempre para el verano, sin duda una de las más ambiciosas e interesantes de Charles Dickens, y cuyo argumento se sustenta en tres temas: el mundo de los niños, su infelicidad y sus continuadas adversidades, tan característico del autor, un largo y estrambótico pleito ante el Tribunal de Londres y una trama policíaca sembrada de sombras y misterio.

Euforia, el último libro de poesía Carlos Marzal, que, en lugar de plañir quejas y pesadumbres, canta y celebra las pequeñas cosas que ocupan el vivir cotidiano y dan sentido a la existencia: «Da miedo ser feliz, / estar conforme / con la vida que te ha correspondido, / con el tiempo que te ha tocado en suerte».

Y un clásico, Alejandro Magno-César, acaso la más conocida de los veintidós pares de biografías de personajes ilustres, griegos y romanos, que integran Vidas paralelas, la renombrada obra de Plutarco, compuesta con el fin de comparar el carácter y las virtudes y los defectos morales de los biografiados, todavía hoy de lectura amena y fuente segura de conocimientos históricos.