Política

Más presión al PSC: las hojas de ruta de ERC y Junts de cara a 2026

Los republicanos condicionan su apoyo a los avances en financiación y los posconvergentes hacen lo propio con el catalán

Junqueras y Puigdemont, en una imagen de archivo en el Palau de la Generalitat
Junqueras y Puigdemont, en una imagen de archivo en el Palau de la GeneralitatAlberto EstévezAgencia EFE

La política española y catalana afronta un nuevo curso con un elemento común: la dependencia del socialismo respecto al independentismo. Pedro Sánchez en Madrid y Salvador Illa en Cataluña no pueden gobernar ni aprobar sus principales iniciativas sin los votos de ERC y Junts. Cada votación relevante, desde la investidura hasta los presupuestos, ha requerido cesiones en materias clave para el soberanismo, como la amnistía, la financiación autonómica o los traspasos de competencias.

El pacto de investidura que permitió a Sánchez seguir en La Moncloa se sostuvo, fundamentalmente, sobre la concesión de la ley de amnistía, una reivindicación central del independentismo desde 2017. Por su parte, la llegada de Salvador Illa a la presidencia de la Generalitat se sustentó en el apoyo de ERC a cambio de compromisos explícitos: avanzar hacia una financiación singular para Cataluña y concretar traspasos de competencias como el de Rodalies. Sin embargo, tanto republicanos como posconvergentes consideran que esas concesiones no son suficientes. Con el arranque del curso político, ambas formaciones han decidido elevar la presión sobre el PSOE en todos los frentes.

La financiación singular

En este marco, el presidente de Esquerra Republicana, Oriol Junqueras, ha vuelto a endurecer su discurso contra los socialistas. Desde la Universitat Catalana d’Estiu, en Prada de Conflent, advirtió de que será «imposible» aprobar unos «buenos» Presupuestos Generales del Estado (PGE) para 2026 mientras la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, siga «secuestrando» la reforma de la financiación autonómica o cupo catalán.

«Si el modelo de financiación no cambia, es imposible que los presupuestos sean buenos», afirmó Junqueras, insistiendo en que la recaudación y el reparto actual condenan a Cataluña a la insuficiencia financiera. El líder republicano llegó a cuestionar que Montero, en plena candidatura a la presidencia de la Junta de Andalucía, sea la persona idónea para liderar una negociación de tal calado, por sus reticencias.

Junqueras emplazó al PSC a «decidir si quiere trabajar a favor de los derechos de los catalanes o anteponer intereses personales» y se mostró abierto a consultar a la militancia sobre acuerdos con el PSOE. Su mensaje fue claro: sin cupo, ERC no dará apoyo a las cuentas del Estado. Ese veto se extiende a las cuentas autonómicas. Si la Generalitat no consigue avances no habrá apoyos.

«Decisiones estructurales»

Junts, por su parte, mantiene la vista puesta en Madrid. Su secretario general, Jordi Turull, advirtió esta semana de que el partido tomará una decisión «estructural» sobre el futuro de la legislatura, dado que los frutos del acuerdo de Bruselas para investir a Sánchez «no están siendo los esperados».

Turull recordó que, tras dos años de pacto, apenas se han materializado compromisos como la oficialidad del catalán en la Unión Europea o el traspaso de competencias en inmigración. «El infierno está lleno de buenas intenciones, pero nosotros queremos resultados», sentenció, recogiendo la advertencia previa de Carles Puigdemont de que en otoño ocurrirán «cosas nunca vistas hasta ahora».

Aunque rechazan hablar de ultimátum, en Junts consideran que el PSOE ha fallado en la ejecución de lo acordado. La reciente entrada en prisión de Santos Cerdán, principal interlocutor socialista en Suiza, no ha cambiado el fondo del problema: «No es un tema de nombres, es un tema de resultados», recalcó Turull dejando claro que no están nada satisfechos con el desempeño político del PSOE.

Presión en dos frentes

La estrategia de ERC y Junts para este curso tiene un denominador común: aumentar la presión sobre el socialismo. Los republicanos lo harán en Madrid y en Cataluña, vinculando tanto los presupuestos estatales como los de la Generalitat a la financiación singular y a nuevas cesiones fiscales. Junts, en cambio, se centra en la legislatura en el Congreso, donde amenaza con replantear su apoyo a Sánchez si no se cumplen los compromisos adquiridos.

El resultado es que el PSOE encara un otoño políticamente asfixiante. Sánchez necesita los votos independentistas para sacar adelante los presupuestos en Madrid, mientras Illa depende igualmente de ERC para garantizar la estabilidad del Govern en Cataluña. En ambos escenarios, los socialistas se ven obligados a pagar un precio cada vez más alto de lo que lo han hecho hasta ahora.