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Miedo entre los vecinos de la Bonanova a un desalojo violento de la casa okupa de Barcelona

Con las imágenes de Can Vies todavía en la retina, culpan al electoralismo político de la escalada de tensión: «Se han enterado hace dos meses»

Hace casi diez años, Barcelona asistió atónita al intento de desalojo de la casa okupada de Can Vies en el barrio de Sants. Las calles ardieron durante una semana y Xavier Trias, por entonces alcalde de la capital catalana, desistió. Para mañana se han convocado dos manifestaciones de signo contrario por la presencia de dos casas okupas en la Bonanova, un barrio poco habituado a los altercados callejeros. El recuerdo de las llamas de Can Vies, sin embargo, permanece en la retina de los vecinos, que lamentan el uso partidista que se ha hecho de una situación que, hasta la fecha, había sido de todo menos conflictiva.

Eduard, vecino de la zona, explica que ni siquiera se había percatado de la existencia de la casa okupada hasta hace relativamente poco tiempo. «Pensaba que era un casal de jóvenes», explica en relación con el Kubo y la Ruïna. Señala que, aunque no le gusta su existencia, la convivencia en el barrio era perfectamente normal. «Empezaron a venir políticos para hacerse fotos y, mire ahora, la plaza completamente tomada y un ambiente irrespirable. Lluís, otro vecino, tiene también culpa a los políticos del creciente clima de tensión: «Hace dos meses ni siquiera sabían que existía y ahora, cuando hay elecciones, vienen cada semana. ¿Y el resto del año? Solo faltarías ver la Bonanova en llamas, como Can Vies». Para Lluís tampoco había un problema en el barrio. «Eso sí, cuando les tocan, la respuesta es muy agresiva», subraya.

Este contexto ha obligado a organizar una reunión a tres bandas entre el Ayuntamiento de Barcelona, los Mossos d’Esquadra y la Guardia Urbana para «planificar posibles escenarios». De hecho, la presencia policial en la plaza se ha intensificado en las últimas horas. Hay un vehículo de los Mossos aparcado de forma permanente y también se han desplazado varios agentes durante la jornada.

Los Mossos ya han explicado que trabajan en un operativo especial para mañana de nivel tres para dar respuesta a ambas concentraciones de carácter antagónico. Con el objetivo de garantizar la seguridad y evitar enfrentamientos entre ambos colectivos (partidarios y detractores de la okupación), la policía cerrará el acceso a la plaza de la Bonanova. También desplegará agentes de seguridad ciudadana, de la Brigada Móvil (Brimo) y del Área Regional de Recursos Operativos (Arro), así como helicópteros para controlar la zona.

En paralelo al dispositivo policial, los Mossos también se están reuniendo estos días con las distintas partes que forman parte del conflicto para «rebajar la tensión». La policía no confirma que haya reuniones con el responsable de Desokupa, tal y como éste afirma en las redes sociales, pero sí explica que este tipo de conversaciones son «habituales» dentro del «marco de resolución de conflictos». Lo que sí han negado los Mossos es que Desokupa intervenga en el desalojo de los okupas. «Un desempleo se hace con un mandato judicial y lo hace la policía», sentencia el cuerpo.

En paralelo, la Sareb, propietaria de los dos edificios okupados en la calle San Juan de la Salle ha pedido al Juzgado medidas cautelares para desalojarlos. En un comunicado, reitera que desalojar ambos bloques «es una cuestión de seguridad pública». Un primer desalojo ya estaba previsto para el pasado 23 de marzo pero fue paralizado por motivos de seguridad, ya que se trataba solo de uno de los dos edificios.