Pederastia en la Iglesia

El Parlament mantiene la Medalla de Oro a la Abadía de Montserrat pese a las quejas de las víctimas sexuales

La Mesa se acoge a que Montserrat es una institución milenaria y también una de las pocas que compareció ante la Comisión parlamentaria de abusos en la Iglesia

AMP.- El Parlamento catalán acuerda por unanimidad mantener la Medalla de Oro a la Abadía de Montserrat
AMP.- El Parlamento catalán acuerda por unanimidad mantener la Medalla de Oro a la Abadía de MontserratEuropa Press

La Mesa del Parlament ha acordado por unanimidad mantener la Medalla de Oro a la Abadía de Montserrat pese a que víctimas de abusos en la Iglesia les hayan entregado una carta solicitando que se retire.

Así lo han explicado fuentes parlamentarias, que aseguraron que el presidente del Parlament, Josep Rull, dijo que la Mesa se reafirmado en la Medalla porque, pese a que los abusos son un episodio «gravísimo» que condenan, han tenido en cuenta que Montserrat es una institución milenaria y también una de las pocas que compareció ante la Comisión parlamentaria de abusos en la Iglesia. Pese a todo, Rull recibirá a las víctimas de abusos «por una cuestión de empatía y apoyo total al sufrimiento vivido».

Además, las citadas fuentes parlamentarias reivindican que, siendo conscientes de que la legislatura podía decaer, impulsaron una proposición de ley para la imprescriptibilidad de estos delitos en el ámbito penal que se envió al Congreso, y esto ha permitido que siga viva.

El pasado 9 de junio, la Mesa argumentó la entrega de esta distinción, que coincide con la celebración de su centenario, por la «profesión de la fe cristiana y de promoción del ecumenismo» de la Abadía y por «representar el sentimiento de catalanidad, de enraizamiento» y por la promoción de la lengua catalana.

En rueda de prensa en la Cámara, una de los afectados, Enric Soler (víctima de los abusos en Jesuitas), pidió soluciones para las víctimas: «No podemos esperar mil años para resolver nuestras situaciones. Hemos estado escondidos por todos los poderes bajo una alfombra». Otra de las víctimas, Miguel Hurtado (víctima de los abusos en Montserrat), lamentó que el bienestar de los afectados «es lo último que importa y se prioriza a la institución».

Ambas víctimas coincidieron en que el hecho de conceder la Medalla de Oro a la Abadía de Montserrat es «violencia institucional» con la que el Parlament está mandando un mensaje de ‘‘yo no te creo’’ a todas las víctimas de abusos sexuales de Cataluña».

Hurtado continuó por considerar que la entrega de la Medalla constituye «un premio a conductas profundamente peligrosas para la infancia, fomenta el secretismo entorno a la pederastia y manda un mensaje de que si tienen contactos políticos poderosos pueden hacer lo que quieran».

Para Hurtado, «los políticos tienen una visión de la Abadía diferente de las de las víctimas», quienes la perciben como un escenario de «encubrimiento de la pederastia y de revictimización de los damnificados».

Por ello, las víctimas afirman que esta concesión de la Medalla es una decisión «cruel e innecesaria» y que lanza un mensaje de que «les da igual el bienestar de las mismas, si se suicidan, si están depresivas o tienen estrés postraumático». Soler aseguró que «nunca se había sentido tan violentado como con la propuesta de conceder la Medalla la Abadía».

En un acto de protesta, y con el fin de que se retire la distinción, ambas víctimas de pederastia hicieron entrega de una carta en el registro general del Parlament firmada por ellos mismos, además de por Alejandro Palomas (agredido en un colegio de La Salle), Manuel Barbero (padre de una víctima en los Maristas) o Jordi de la Mata (abusado en los Jesuitas).

En el caso de que la Cámara catalana siga adelante con la voluntad de entregar su distinción, las víctimas anunciaron una cacerolada el 10 de septiembre, díadel acto de entrega de la distinción. Además, los damnificados no descartan otros actos de protesta, como denunciar la decisión al Síndic de Greuges de Catalunya para que determine si la entrega de la distinción responde a un acto de violencia institucional.